Luw – Viatge A La Inmensitat (JBC Music)

Antes que nada, entonar el mea culpa: este disco lleva en circulación desde enero y nuestra reseña llega, por tanto, algo tarde. Pero ya conocen la eterna obviedad sobre la dicha buena y tal. Y es que la verdad es que ya era hora de que este señor se decidiera a hacer un disco en solitario, ¿no? Al fin y al cabo, Lluís Costa está reconocido como uno de los mejores guitarristas que hay por estos lares, a su lado ha tenido bailando mientras tocaba al mismísimo Iggy Pop, ha sido vertebral en la nutrida escena de Girona, desde su estudio ha producido a un buen montón de artistas y ha tenido tiempo de colaborar con casi todo el mundo, de Maria del Mar Bonet a Rosario o Silvia Pérez Cruz.

Viatge A La Inmensitat es el revelador título que ha escogido para ofrecer una primera tarjeta de visita que persigue eso precisamente: la inmensidad. Desde el inicio con algo tan cósmico como “Mil planetes” tenemos esa sensación de apertura hacia inmensos espacios, de querer hacer pop a lo grande. Big Music, lo llamaban en los ochenta. Hay una monumentalidad que embarga a esta composición aparentemente intimista y acústica, algo del Bowie más eterno, un romanticismo que persigue a toda costa transmitir vida y amor incondicional por la música y que por tanto, convence al instante.

Y es que en el sonido de este viaje se nota a la perfección que quien lo ha urdido no es cualquiera. Años y años acumulados de experiencia tras la mesa de control y como músico mercenario otorgan un grado de experiencia que si se sabe canalizar bien, como es el caso, acaba ayudando a alcanzar eso tan precioso que se denomina atemporalidad y que casi nadie logra siquiera rozar.

Ese, el de la atemporalidad, es un rasgo que podía perfectamente apreciarse con la canción que sirvió de adelanto al disco. Además, a lo grande. “Aquesta terra” es una de esas canciones que jamás dejarán indiferente a alguien que se precie de oído sensible. Una pieza pop que suena a mil cosas conocidas y a ninguna a la vez, porque es precisamente eso: un erudito y magistral resumen de lo aprendido. Una composición que nadie salvo alguien que sabe muy bien lo que hace sería capaz de poner en circulación. Uno no puede evitar caer rendido.

El resto del álbum es perfectamente asimilable en términos similares. Eso sí, las tonalidades van variando merced a la versatilidad de gustos y capacidades que obviamente posee alguien tan dotado como Lluís. El rock shoegaze de inspiración Cure que nos llega de la mano de “La noia del paraigua” cambia el rumbo hacia derroteros eminentemente eléctricos, así como “El nen que torna a casa” lo hace hacia una delicadeza digna de Johnny Marr, o “Cames de vidre” hacia texturas más lisérgicas y soleadas. Todo encaja a la perfección. Aquí no hay nada ni remotamente mediocre, es el disco de una vida, se nota. Un trabajo de esos que hay que apreciar enormemente puesto que no es el mero resultado de un período compositivo, si no la consecuencia de muchas cosas acumuladas, quizá demasiadas. Años y años traducidos en canciones, no es fácil de hacer. Hay que saber hacerlo y además tener la inspiración necesaria. Lluís puede considerarse afortunado, ha conseguido juntar una cosa y otra y sobre todo, hacer un disco mayúsculo. Al fin, su disco.

Escucha Luw – Viatge A La Inmensita

 

 

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