Maxïmo Park + Muerte y Destrucción – Sala Arena (Madrid)

Justo en los inicios del pasado verano, Maxïmo Park pasaron por Madrid al formar parte del cartel del Día de la Música y sus nuevos temas ya habían sonado en la capital, pero desde entonces estaba pendiente una verdadera gira de presentación de The National Health (2012), el cuarto trabajo de estudio del grupo; ese mismo en el que sus más acérrimos seguidores tenían puesta la esperanza de que sirviese a los chicos de Newcastle para remontar el vuelo tras el sonoro fiasco que supuso Quicken the Heart (2009) y aunque claramente mejora el nivel de su antecesor, lo cierto es que viendo la reacción del público presenta a lo largo de todo el concierto, sus canciones no han logrado calar tanto como lo lograron lo pegadizos temas que conformaban A Certain Trigger (2005), el disco de debut que los puso directamente en órbita y del que nuevamente parecen haber quedado algo distantes en cuanto a calidad y pegada.
Ejercían de teloneros Muerte y Destrucción, un trío afincado en Madrid, que cuenta con dos trabajos publicados hasta la fecha: La Casa de Fieras (2010) y el reciente Cartago (2012), repartiendo entre las composiciones de ambas referencias el tiempo de su actuación. Su única componente femenina, Zutoia, se encarga de tocar el bajo y poner su voz en todos los temas, sin ningún tipo de privilegio sonoro y como si fuese un instrumento más, al más puro estilo del noise-pop, lo que inicialmente dificultad su escucha y comprensión. Si una semana antes, fue su vigoroso guitarrista, Manel, quien se subió al escenario de La Riviera para interpretar dos temas en colaboración con el grupo Buena Esperanza, cuando estos telonearon a los suecos Refused, esa noche fue su cantante y guitarrista, Jerónimo Martín, quien les devolvió el «favor» colaborando también en la interpretación de las dos últimas canciones de la noche, lo que les dio un toque más rockero a ambas, gracias a la inclusión de esa segunda guitarra. Buena impresión la que dejaron estos chicos, con un sonido bien trabajado, habrá que seguirles la pista.

A continuación, era el turno del verdadero reclamo de la noche, y desde el principio, Paul Smith, líder y vocalista del grupo inglés, quiso demostrar por qué es él la cabeza más visible del proyecto: salió elegantemente ataviado con traje, corbata y bombín incluido, para después no dejar de derrochar actitud a raudales en todo momento, moviéndose de un lado a otro del escenario y dando la cara a cada instante, mientras sus cuatro compañeros se limitaban a preocuparse por interpretar correctamente todos y cada uno de los temas; únicamente el teclista Lukas Wooller parecía dar rienda suelta a sus emociones en determinados temas, aún sin poderse poner a la altura de su líder, al contar la limitación de no poder  prácticamente separarse de su instrumento, aunque el mismo no paraba de agitarlo de un lado a otro, guardando en ciertos instantes, un ligerísimo equilibrio.

Abrieron la velada tal y como comienza su último trabajo, con el breve tema que lo inicia «When I was wild» y la canción que lo sigue y da nombre al disco, para a continuación ir alternando temas de sus anteriores álbumes con canciones del actual. Lo cierto es que la sombra de A certain trigger, su disco de debut, es alargada ya que como relatábamos anteriormente, a lo largo de toda la noche, sus canciones fueron las más coreadas por el respetable, muy por encima de las del último trabajo, a las que hizo sombra; así, al poco de haber comenzado, enlazaron «Graffiti» con «The coast is always changing» y se vivieron los primeros momentos de euforia entre todos los allí presentes, estados de ánimo que se repitieron con «Limassol», «Going missing» o «Apply some pressure», tema que eligieron para cerrar la primera parte de su actuación y que a pesar de no lograr alcanzar la consistencia que muestra en la grabación original, supuso el por todos esperado broche final para una noche en la que no se puede echar en cara al grupo sus ganas de agradar y dedicación, al interpretar en total una veintena de temas.

Para los bises, sorprendentemente decidieron comenzar de forma relajada con una cara b, «Pride before a fall», para después ir remontando el vuelo con «I want you to stay» y terminar la actuación con «Our velocity», el single principal de su segundo trabajo, Our earthly pleasures (2007).
 

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