Discos

McNamara – RockStation (Boozo, 2001)

McNamara.com @.maripury.maricon. comtancon, ese el grito de guerra con el que, después de algunos años de silencio, la más marica de todas las maricas que poblaron los años de la ahora denostada movida, vuelve a dar que hablar. Esta vez se trata de un nuevo trabajo discográfico. Fabio McNamara da nombre y vida al proyecto musical que comparte con Luis Miguélez.

Las consignas son las de siempre, mucho glamour, muuuuucha provocación, actitud punky, descaro, petardeo y tecno-pop. El disco se abre con “Freak Show”, algo así como una carta de presentación de lo que nos vamos a encontrar, con constantes referentes, Gary Glitter, Alice Cooper, Rocky Horror Picture Show… además de reseñas significativas al comienzo de todo, al pasado, los años setenta, los morros y los ojos pintados, etc. Destaca también aquí la gran aportación de Luis Miguélez, con un riff soberbio marca de la casa.

El siguiente tema es “Boogie movie”, y la fiesta continúa; en esta ocasión el protagonista es Bowie, y en concreto Ziggy Stardust, que aparece referido en varias ocasiones a lo largo del tema. “Yo creo en ti” viene de la escuela fangoriana, pero en la particular voz de Fabio. “Chulo Latino” es otra muestra de la facilidad de Luis Miguélez para bañar de puro rock’n ‘roll cualquier tema.

El cuarto corte nos trae la canción estrella del disco, o por lo menos la que más repercusión ha tenido, “Mi correo electronic… Oh!”, un ligero tecno-pop ochentero acompañado de nuevo por la contundencia con la que suenan las guitarras. “Ultraceñidas” es como una locura colectiva, provocada por un sampler endiablado y por una letra desquiciante, dos maricas muertas en París, mini faldas, charol… poco queda que añadir. De nuevo el estilo fangoriano, y sobre todo pegamoide salen a la luz en el tema “Gritando amor”. “Vivir no es Beverly Hills” comienza en clave totalmente rockera, con un Miguélez espléndido (al igual que en el resto del disco), y poco a poco la guitarra va dejando paso a las maquinas y los samplers, terminando a modo de tecno acelerado.

“Placer por placer” puede ser un tema controvertido, pero si has escuchado hasta aquí, ya nada te puede asustar; en definitiva, una reivindicación no apta para adultos, ni para quien no lo quiera entender, con otro impresionante riff de Luis Miguélez. Cierra la sesión “Ave Fanix”, y si el disco había comenzado bañándose en el pasado, ahora sólo lo mira de reojo, y para autoafirmarse en el presente, “…ha pasado el tiempo, ha soplado el viento, ha barrido todo… soy el ave Fénix, he resucitado, he olvidado mi pasado, al final he sido perdonado…”; ¿autobiografía Fabio?.

Resumiendo, hay que saber mirar más allá de la provocación, de las letras desvergonzadas, del maquillaje y de las plataformas, fijarse en el ritmo que marca la programación y en el sonido espectacular de las guitarras (porque detrás de todo esto se encuentra uno de los mejores guitarristas de este país), y así el conjunto cobrará un valor importante, y fiesta, diversión y calidad irán unidas de la mano a lo largo de este RockStation.

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