Mejores discos nacionales de la década 2010-2019

Estamos a pocos días de que termine 2019 y también de que termine el decenio. Como nos gustan las listas y esta casa fue fundada en 2000, nos sentimos testigos de todos estos últimos años, con lo que nos veíamos en la obligación de hacer un repaso a los mejores discos nacionales e internacionales de la década 2010-2019. Por nuestra web han pasado todos ellos y queremos volver a recordar su trascendencia. Arrancaremos con los nacionales, seguiremos con los internacionales y complementaremos el repaso con nuestras canciones favoritas que te presentaremos de una manera muy especial.

Algunos de los que hacemos posible Muzikalia cada día nos hemos reunido frente a varios cientos de discos y hemos decidido que estos eran algunos de los más importantes. No diremos que son los mejores, ni haremos un ranking o los ordenaremos en orden cronológico o alfabético. Acompáñanos a rememorar algunos de los álbumes nacionales más significativos de la última década:

Rosalía

Rosalía – El Mal Querer (Sony, 2018) en Spotify

Primera artista nacional con verdadera proyección internacional desde hace siglos, con eso creo que está casi todo dicho. Pero es que además lo ha conseguido partiendo desde el flamenco y sin renunciar nunca a un inopinado tono calé. Podemos discutir lo que queramos sobre el concepto de apropiación cultural o sobre si el trap es más o menos aceptable, pero nada puede empañar que El Mal Querer es una auténtica revolución sonora que mezcla, como nadie había imaginado hasta la fecha, tradición y vanguardia. Mención especial merece la temática del disco, una adaptación de Flamenco, un trágica novela occitana anónima del siglo XIII recomendada a Rosalía por el flamencólogo Pedro G. Romero.

Iñaki Espejo-Saavedra

Escucha Rosalía – El Mal Querer 

 

Delorean – Subiza (Mushroom Pillow, 2010)

Los de Zarautz, trasladados estratégicamente a Barcelona, lograron ascender a lo más alto a base de melodías ensoñadoras de pop electrónico y hedonista, acercando la música de club al público indie, y marcando un hito destacado en la historia reciente de la escena nacional. Los merecidos elogios recibidos aquí y allá, con especial mención al gran salto al otro lado del charco, solo pueden hacernos sentir orgullosos de haber disfrutado de una banda mayúscula, capaz de construir una discografía envidiable y de seguir creciendo a cada entrega. La relevancia de este ambicioso Subiza y la repercusión que alcanzó, lo convirtieron en un disco que sin duda ha marcado la década que se nos va, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Siempre vanguardistas y rompedores, evolucionaron del post-punk al pop electrónico, hasta llegar a abrazar el house, el techno y la música de club, cimentando una sólida carrera que contó con su propio hit (“Deli”) y que siguió dejando momentos importantes en Apar (2013) o Muzik (2016). Ahora que han anunciado su adiós, se les echará enormemente de menos y recurrir a cualquiera de sus grandes canciones supondrá un ejercicio cargado de nostalgia y emoción.

José Megía

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Standstill – Adelante Bonaparte (Buena Suerte, 2010)

Después de publicar una de las obras más estimulantes de la pasada década -el alabado e inclasificable Vivalaguerra (2006)- Standstill doblan la apuesta y dan el enésimo golpe de timón en su carrera con Adelante Bonaparte, cumbre de su trayectoria y mezcla total de estilos musicales y narrativos donde cuentan de manera críptica e impresionista la ficticia -pero con matices autobiográficos- historia de B. y sus relaciones familiares y sentimentales. Una batidora de estilos e instrumentaciones que combina de manera natural el minimalismo más intimista (“Cobarde pecador”, “Cuando ella toca el piano”) con la épica marca de la casa (“Moriréis todos los jóvenes”), yendo de la canción casi de autor (“Canción sin fin (epílogo)”) a la experimentación con tintes pop (“Cosquillas no”, “Hombre araña”) con el mismo acierto.

Editado en forma de triple EP, este álbum conceptual es una isla en la música independiente española, como los propios Standstill que, para bien y para mal, siempre fueron unos maravillosos outsiders que, comandados por el increíble talento y la sensibilidad extrema de Enric Montefusco, han escrito algunas de las páginas más brillantes y únicas de la cultura musical de nuestro país. Adelante Bonaparte, así como “Rooom”, el espectáculo audiovisual con el que lo presentaron en directo en su momento, representan la conclusión de una escalada, la confirmación de un discurso y un proyecto que se cerraría poco después con el digno Cénit sin dejar que se apagara su llama creativa.

Edu Cornejo

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Los Planetas – Zona Temporalmente Autónoma (El Ejército Rojo, 2017)

Resulta fascinante cuando artistas con una carrera longeva a sus espaldas consiguen mantener su inquietud creativa y sus ganas por facturar obras cuidadas, sensibles y aperturistas. Uno de estos casos es sin duda el de Los Planetas.

Era inesperado suponer que los de Granada, con tantos discos sobresalientes a sus espaldas, fueran capaces de crear un disco tan inspirado y emocionante como Zona temporalmente autónoma: equilibrado y sin relleno, en el que cada canción cumple un papel único y, a su vez, homogéneo: el de brindar al oyente otro pedacito de vida que imaginar y, en el más privilegiado de los casos, vivir como tal.

Raúl del Olmo

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Triángulo de Amor Bizarro – Año Santo (Mushroom Pillow, 2010)

Los gallegos epataron al personal con su debut en 2007. Una sólida carta de presentación donde la distorsión, los pasajes obsesivos y la garra, se mezclaban con piezas más melódicas, tomando prestado el imaginario de algunos héroes del género como My Bloody Valentine o The Jesus & Mary Chain. Para su continuación, muchos intuían un endulzamiento de sus planteamientos, pero iba a ser que no. Año Santo es aún más bestia que su antecesor, está mejor construido y sus canciones tienen muchos más matices.

“De la monarquía a la criptocracia” abría un lote que en menos de media hora arrasaba con todo. Un huracán sónico que contagiaba entusiasmo a base de shoegaze de manual en temas como “Super Castlevania IV”, punk ensoñador (“Amigos del género humano” o “Baile de los caídos”) y rock oscuro («Año Santo»).

Manuel Pinazo

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Iván Ferreiro – Casa (Warner, 2016)

Iván Ferreiro pasó por una época complicada, fue con el álbum Casa con el que se reconcilió con el mundo de la música y salió adelante. Recuerdo cuando me llegó el disco a casa, Iván había diseñado el packaging como si fuera una caja de cartón de esas que usamos en las mudanzas, era una edición limitada firmada. Este trabajo significaba su regreso definitivo, descubrimos a un Iván tímido pero sin miedo a romper con su pasado y mirar al futuro. Un disco que parte de una ruptura y se acerca a un final feliz. «Casa ahora vivo aquí» es una oda a la amistad, Iván refleja todo su optimismo en «La otra mitad» y «Todas las cosas buenas». La gran cantidad de amigos artistas que colaboran en este trabajo refleja el calor que Ferreiro pone en la amistad, pilar fundamental en su vida. El funk inesperado de «Los restos del amor» hace que el disco se complete con diversos sonidos, mostrando una versatilidad también en las letras maravillosas a las que el gallego nos tiene acostumbrados. Una pequeña joya con la que Iván Ferreiro ponía punto y seguido a su carrera, volviendo a despegar alto.

Fátima Conde

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Bigott – This Is The Begining Of A Beautiful Friendship (Grabaciones en el Mar, 2010)

Hace ya unos años que el misterioso nombre de Bigott comenzó a sonar con fuerza en la ciudad de Zaragoza. Al respecto, un habitual programador de conciertos de la localidad aragonesa me comentaba que la mordacidad de Borja Laudo -principal artífice tras este proyecto- no permitía diferenciar si el sujeto en cuestión se estaba riendo contigo o de ti. Su cuarta entrega resultó poseedora de tal riqueza, diversidad y calidad que cuesta creer que el disco apenas alcance la media hora de duración. Un álbum plural, protagonizado por su atípica mezcla de folk y pop que se salpica despreocupadamente de otros estilos, y en donde la participación del resto de miembros que por entonces formaban el grupo (Clara Carnicer, Muni Camón o Paco Loco entre otros) tuvo una presencia definitiva en el resultado final.

Raúl Julían

 

Bunbury – Las consecuencias (Warner, 2010)

El nuevo giro de tuerca, la enésima encarnación del maestro zaragozano llegó nada más comenzar la década a modo de golpe en la mesa. Si alguien esperaba otra renovada dosis de querencia roquera, a la que había vuelto a su manera en el efectivo Hellville de Luxe (2008), la maniobra de despiste vino por el lado de la austeridad, el despojo de capas innecesarias y la necesidad por reivindicar definitivamente la sustancia de una carrera fascinante. En Las Consecuencias el norte lo marcaban las American Recordings que Rick Rubin le diseñó a medida a Johnny Cash y el marcado carácter oscuro, crepuscular y casi decadente de unas canciones escritas a pulmón abierto y manchadas con la sangre de un creador en plenas facultades líricas. Bunbury canta con más verdad que nunca y suena sincero y devastador, con una producción a la que no desmerecería demasiado calificar de sórdida.

Asombra escuchar el brutal alegato contra la violencia de género de “21 de octubre”, el desenmascaramiento de una relación en “Lo que más te gustó de mí”, la rabia del músico resabiado que retrata “Los habitantes” o el devastador crescendo de “Es hora de hablar”. En un extraordinario ejercicio de lucidez aborda junto a Miren Iza (Tulsa) “Frente a frente”, un clásico del pop melancólico de los sesenta que la enorme Jeanette nos grabó en la memoria, y deja para la posteridad del catálogo de canciones que pocos saben que son obras maestras una inspiradísima “De todo el mundo”, tal vez una de las cúspides de su carrera. Las Consecuencias es el disco que todos los detractores, y entristece saber que a estas alturas aún hay quien duda de la enormidad de su catálogo, deberían escuchar como constatación de que la suya es una figura imprescindible en la historia del rock en español, más allá de fobias personales e ideas preconcebidas. Junto a la maravilla que fue y es Pequeño, recientemente reeditado con los rescates y complementos correspondientes, la obra cumbre de un artista que sigue comprometido únicamente consigo mismo.

J.J. Caballero

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Alberto Montero – Arco Mediterráneo (B Core, 2015)

Mi relación personal con el autor de este disco ha pasado de la más profunda admiración a la amistad. Tras años de seguir la trayectoria de Alberto, al cual descubrí con su Claroscuro (Greyhead, 2011), tras la presentación de este Arco Mediterráneo comencé a entablar una camaradería que va más allá de la de oyente-músico. Después han llegado proyectos conjuntos y sobre todo, muchas risas y momentos para el recuerdo. No obstante, no es ese el motivo de que escoja este disco como mi favorito nacional de esta década. A pesar de ese poso personal, creo que la obra en castellano de Alberto, desde aquél Claroscuro hasta el más reciente La Catedral Sumergida, describe una impresionante trayectoria ascendente, llena de valentía y logros musicales, que está realmente al alcance de muy pocos en el panorama estatal o incluso más allá y de la cual, este cuarto trabajo en solitario del del Puerto de Sagunto, es quizá el vértice que más define su intransferible personalidad. Esa mezcla entre trova medieval, pop sixites, rock progresivo y clasicismo, de la que milagros como “Madera muerta”, lo más parecido a un hit que ha compuesto jamás, “Flor de naranjo”, “La sal” o “Viajeros” son claros alardes, le convierte en una de las mentes pensantes más sobresalientes, aunque quizá más desconocida de lo que cabría desear, de este país. Un disco cohesionado, sin lagunas, sin inhibiciones y sencillamente genial que guardo entre mis favoritos , no sólo de esta década, sino de todos los tiempos. Y por supuesto, lo más cercano a una obra maestra que yo haya escuchado por aquí estos años.

Juanjo Frontera

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Russian Red – Fuerteventura (Sony, 2011)

Todo lo que sube, baja. Al revés también pasa alguna vez. Hoy en día seguro que pocos se acuerdan de Russian Red, y menos todavía se atreverían a reivindicarla. Pero a principios de la década hizo algunos discos realmente espléndidos en los que, tras un apariencia de ingenuidad me imagino que minuciosamente calculada, dejó unas cuantas canciones enormes. Quizás ninguna de ellas haya pasado a la historia del pop español, de hecho en su día Lourdes Fernández fue criticada duramente tanto por motivos musicales como, sobre todo, por otros que no tenían nada que ver con la música. Pero este Fuerteventura de 2011 resiste la prueba del tiempo como pocos discos nacionales de entonces. Quizás sea porque se trata de un disco fuera de su tiempo, con una producción digna de los grandes tiempos del sunshine pop, arranques de dramatismo que evocan a los grupos de chicas de los 60 y armonías y melodías perfectamente engarzadas. “I hate you but I love you” debería ser un clásico de nuestro pop, y Fuerteventura también.

Fidel Oltra

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Guadalupe Plata – Guadalupe Plata (Everlasting, 2015)

Reconozcamos que es difícil distinguir la discografía de los de Úbeda si uno no la ha estudiado con calma. Por lo tanto, este disco no es ni mejor ni peor, pero es el de en medio de los que han publicado a lo largo de estos diez años y, por lo tanto, buena referencia para un grupo esencial en esta década. Guadalupe Plata 2015 sigue siendo paradigmático de ese blues tosco que practican, de raíces, que le debe por igual musicalmente al Delta que iconográficamente a la España profunda. Grabado en Londres, este sexto álbum es tan crudo y honrado que no engaña a nadie: buena dosis instrumental con protagonismo de riffs (“Huele a rata”) y de una batería excelsa heredera del jazz (“Hueso de gato negro” o “Filo de navaja”); letras tan simples como oscuras, sin más pretensión que la de crear un estado recíproco de angustia vital y con la crónica negra como bandera (“Calle 24”); y un manejo envidiable de los tiempos que marcan subgéneros que van desde la exótica a lo pantanoso de “Serpientes negras” o a algún escarceo con un tío abuelo lejano del doom (¿quizá deberíamos decir shock rock?) como en “Tengo el diablo en el cuerpo”, aunque más bien lo que tenía dentro el bueno de Pedro de Dios era a Screamin’ Jay Hawkins. A este le siguieron Guadalupe Plata 2017 y Guadalupe Plata 2018, primera vez que publicaban dos años seguidos y en año par, símbolo de que todo ha ido bien.

Álvaro de Benito

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Fernando Alfaro – La Vida es Extraña y Rara (Maxophone, 2011)

Fernando Alfaro lleva sin faltar a la cita las tres últimas décadas. Primero con Surfin’ Bichos, posteriormente con Chucho y finalmente en solitario. En 2007 presentó álbum junto a Los Alienistas, esa banda formada con miembros de sus dos primeras bandas, pero no fue hasta la presente década cuando se liberó de ataduras y renovado, emprendió una aventura que le dura hasta nuestros días, mientras continúa igualmente con sus dos primeras bandas. Raúl Refree fue el encargado de dar lustre a sus nuevas composiciones, que nos lo devolvieron muy inspirado y tan apasionado y cáustico como siempre.

Ese «Extintor de infiernos» que suena a despedida y se niega a acabar una y mil veces, es reflejo de un disco sobresaliente, que contiene todos esos aderezos con los que el manchego nos ha ido cautivando desde hace 30 años. Historias extrañas, camisas hawaianas de fuerza y un viaje largo, largo que esperemos dure treinta años más (como poco).

Amaia Prados

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La Bien Querida  – Premeditación, Nocturnidad y Alevosía (Elefant, 2015)

Una trilogía musicalmente perfecta cuya frase titular resume mejor que nada lo que ha sido esta década en lo político, económico y social. Lo componen una serie de canciones/himno reflotado por unos magníficas obras de arte en formato vídeo nouvelle vague, creados por Juanma Carrillo. Un disco en el que pasea el  ambient tipo Visage, los estribillos luminosos a lo  Battiato, su poquito de krautrock, canciones de doloroso costumbrismo a lo Everything but the girl y, por supuesto, synth-pop por un tubo. Una joya, sin duda.

Toño Martín

Escucha La Bien Querida  – Premeditación, Nocturnidad y Alevosía

 

kiko veneno

Kiko Veneno – Sombrero Roto (Elemusica, 2019)

Y al cierre de la década llega el mejor disco de Kiko Veneno desde Échate un cantecito. Un disco guisado a fuego lento tal y como delata su formato, el alto contenido de matices biográficos que contiene, un sonido cuidadísimo y, sobre todo, grandes canciones. «La higuera», «Ojalá», «Autorretrato», la propia «Sombrero roto», o la sencilla joya que es «Miss you», conforman un magnético conjunto al lado de las pinturas, collages y textos que aderezan, y de qué manera, Sombrero roto. No puedo evitar sacar de contexto algunas frases para mezclarlas a placer y así definir esta obra maestra: Las canciones pueden hacer la vida mejor, éstas son una historia de amor por la música realizadas por un personaje ficticio que existe realmente. Con el arte mucho es posible.

Chema Domínguez

Escucha Kiko Veneno – Sombrero Roto

 

Sisa – Malalts del Cel (Satélite K, 2016)

Jaume Sisa se tómó su tiempo para confeccionar este “Malalts De Cel” (Satélite K 2016). Desde su regreso discográfico con el magistral “Visca La Llibertat” (2000) con la producción de Pascal Comelade-, y después de más de una década de silencio, el cantautor-galáctico-más-terrenal-del-cielo firma discos en cuentagotas, en parte porque su grado de exigencia es tal, que no se permite pisar un estudio sin tener bajo el brazo las partituras extremadamente pensadas, o definitivamente, ha visto culminada su ansiada metamorfosis “hipopotámica” y todo le da una pereza mortal. Pues sí, leen bien, el bueno de Sisa prefiere ser un hipopótamo que reencarnarse en Machín (el virus galáctico es lo que tiene). Y claro, este genial disco, que es un homenaje a todos aquellos “enfermos de cielo”, esas personas (las de su generación, veinteañeros en el Mayo francés) que en su momento quisieron cambiar el mundo fagocitando el sistema, planeando nuevas formas de vida, y en definitiva, dando forma a la esencia del ser humano dentro de unos paradigmas poéticos.

En estos surcos, tenemos el balance de casi cincuenta años de carrera artística, y están preñados de utopías y realidades, de vigilias y sueños, de spleen nostálgico y un maravilloso inventario de sonidos que resumen su idiosincrasia, folk pirenaico, psicodelia, sonidos del universo encontrados en archivos de la NASA, valses, boleros, pop… y de un lirismo que encuentra sus referentes en las lecturas de NietzscheFrancesc Pujols, o Arthur Rimbaud. Se cierra una etapa creativa con un Jaume Sisa más iconoclasta, indomable, e inspirado que nunca.

Luis Moner

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Monte Terror – El Último Verano de Nuestra Juventud (Grabaciones A Montones, 2018)

Todo en este combo almeriense desprende melancolía y desasosiego. Desde su propio nombre, que hace referencia a un volcán situado en la Antártida, hasta el título de su primer disco, que evoca a los momentos que se nos escapan de las manos para volver solo a nuestros recuerdos. Si ya era complicado escoger un disco internacional para una década, mencionar uno patrio se me antojaba casi imposible. En realidad, no sé si el disco de Monte Terror es de los mejores de estos diez años, pero sí puedo asegurar que han logrado mantener en mi la confianza en los grupos de guitarras hirientes y las melodías ensoñadoras. El cuarteto recoge hábilmente las enseñanzas de unos inevitables e imprescindibles (al menos para mí) primigenios Planetas para mezclarlo hábilmente con delirios sonoros que van desde el black metal al shoegaze, pasando por composiciones atmosféricas y realmente envolventes. Aunque solo por “Triple Salchow” y “Poder Blanco”, el disco en cuestión es merecedor de estar en esta lista. Escucha todos los matices que te ofrece El Último Verano de Nuestra Juventud, como si fuera el último disco de esta década.

Fernando del Río

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McEnroe – Rugen las Flores (Subterfuge, 2015)

En los últimos diez años, McEnroe ha firmado cuatro discos realmente adictivos. La banda liderada por Ricardo Lezón, durante este tiempo, ha conseguido desprenderse de miedos y vergüenzas. “Tú nunca morirás” (Subterfuge, 2009) supuso un punto de inflexión sin posibilidad de marcha atrás.  El amor por encima de todo. Las letras de las canciones del grupo de Getxo destacan por su armonía y por una capacidad de emocionar no fácil de encontrar en la escena nacional.

Resulta complicado elegir un álbum de entre estos cuatro. Puestos a ello, optamos por “Rugen las Flores” por su conjunto, superior sin duda. Para empezar, la maravillosa portada del disco. Musicalmente, acariciar así y envolver de forma que no puedas desear nada más es una de las mayores virtudes de esta formación. McEnroe es un reducto de paz, de sosiego y de sentimiento. Una de las propuestas más ricas de esta década que ahora termina para suerte nuestra. Somos afortunados.

Luis Benito

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Diavlo – Diferente (2019)

Diferente, de los madrileños Diavlo, bajo mi prisma personal, de momento, es el “Disco del Año” de un grupo español y me cuestan hallar razones para no elegirlo el mejor trabajo de la década, cantado en castellano: es un inmenso y muy muy cualitativo soplo de viento fresco, dentro de nuestro panorama nacional de los dos últimos lustros. Las expectativas fueron muy altas de medios y público acerca de los dos primeros singles-video clips de la banda, formada ésta por Eduardo de la Mata (voz y guitarra), Mario Llorente (bajo) y Jesús Antúnez (batería). Sin embargo, los tres lograron algo complicado y meritorio: superaron esa presión inicial y para mí, el LP entero cumple de sobra con las elevadas perspectivas que se habían generado.

Un rock and roll singular y alejado de lo convencional (con bien medidas pizcas de funk, boogie o pop psicodélico) es lo que se escucha en su ágil y ameno repertorio, formado éste por los temas “Paraiso”, “Diablo” (con “b”), “Loco”, “Malahierba”, “Ruleta Rusa”, “Fugaz” o “Sol de invierno”, entre otros latigazos inoxidables, redondos, sólidos, nítidos y rotundos; los cuales nunca provocan cansancio al oído. Tampoco tienen precio sus poéticas y pasionales letras, así que escojo, sin dudarlo, a Diavlo y su LP Diferente (AAA Records).

Txus Iglesias

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5 comentarios en «Mejores discos nacionales de la década 2010-2019»

  • el 21 noviembre, 2019 a las 6:48 pm
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    Poner Casa de IF en lugar de Valmiñor-Madrid me parece una indecencia, como también un atrevimiento el hacer tan escueta selección hablando de ¡10 años! que se dice pronto. pero bueno, cuestión de gustos (de los que las hacen), como suele pasar en todas estas listas fin de año.
    Salud!

  • el 22 noviembre, 2019 a las 5:58 pm
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    Una perfecta selección muy en la línea y la onda de Muzikalia; sabéis elegir con mucha clase. Me gusta este listado. Solo me sobra Rosalía, cuyo disco creo que es sobrevalorado.

  • el 26 noviembre, 2019 a las 8:14 pm
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    Muy notable selección, porque no era nada fácil ante todos los discos redondos facturados por artistas y grupos en la última década, entre los cuales me agradan especialmente los Morgan. Enhorabueno al equipo de Muzikalia. Un cordial saludo.

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