Molotov publican un nuevo vídeo, «No olvidamos»

Molotov no son una banda de broma, no son una banda chistosita, aunque así lo parezca. No suenan a Maná afortunadamente, no suenan (ni se toman las cosas tan en serio) como Café Tacvba y mucho menos andan haciendo apariciones políticas, en redes sociales, superfluas. Molotov es rock; y no en la onda de los Rolling Stones, ni Led Zeppelin, ni Pearl Jam o como los Héroes del Silencio. No tienen guitarras apuradas o desfachatadas, ni tocan notas a dos mil kilómetros por minuto como Van Halen. Es rock mugroso, callejero, sucio, del que ofende. Y si los que se ofenden son los que están en el poder, qué mejor. Molotov es rock, porque el rock debe ser subversivo, contestatario, el rock es una cuestión de actitud y denunciar los «errores» del sistema, del gobierno. Molotov así inició y nuevamente regresa con esa actitud en su nuevo sencillo «No olvidamos».

Los responsables de este nuevo sencillo son Randy, Paco Ayala, Micky Huidobro y Tito, quienes en esta ocasión entregan una canción que supera por mucho los anteriores singles que habían sacado, incluso hasta un par de discos que pasaron un tanto desapercibidos en los últimos años y que estuvieron muy lejos del éxito que tuvieron con su primera placa llamada ¿Dónde jugarán las niñas? o el brillante Apocalpshit. Ciertamente el estilo y la irreverencia en las canciones siempre se han mantenido, las canciones con denuncias sociales, los himnos antisistema («Hit Me», «Frijolero») también seguían, pero este nuevo single está convocado a ser un cántico que puede prevalecer y desbancar por mucho a la legendaria «Gimme the power».

«No olvidamos» hace un recorrido por los intervalos más lamentables y por las tragicomedias que ha vivido México en los sexenios de sus aciagos presidentes. Desde Luis Echeverria hasta el actual mandatario no se salvan de quedar inmortalizados en esta dura melodía. Cuatro minutos y treinta y cuatro segundos son suficientes para dar mención con nombre y apellido a los corruptos presidentes que se han tenido en tierras aztecas, destacando sus principales «hazañas»; el alcoholismo de Felipe Calderón, la ignorancia y analfabetismo de Peña Nieto, además de las formas de manejar la pandemia de un López Obrador con sus ideas religiosas son solo una prueba de ello.

La música es muy buena, tiene una dosis de hechizo, hipnotismo que la hace sobresaliente; la letra es festiva y original. Es un sencillo brillante para enojarte y divertirte, para despertar de nuevo, para alejarte de la creencia de que hay cambios en un país cada vez más putrefacto en la corrupción. El video no tiene desperdicio, es para verse una y otra vez. No esperen que esto sea la nueva tendencia musical o lo más reciente de la vanguardia intelectual. ¿Les gusta el rock de rebeldes, provocativo? Esta es una buena opción.

 

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