Rock and Roll Circus, el delirio que marcó una era

¡Pasen y vean!, ¡Pasen y lean!, ¡Pasen y vean! ¡A Brian Jones, el desconcertante niño-zombie!, ¡A Keith Moon, el talentoso hombre pulpo!, ¡Las acrobacias de Ian Anderson y su blowing la flauta a una pierna style!, ¡La pelea de gallos más esperada; Lennon vs Jagger!, y el momento culmen de la noche; Yoko Oh!no! y su aclamada performance: las bolsas también paren. Tomen asiento y aliento, porque se van a quedar sin él, para presenciar el esperpentáculo más misterioso jamás filmado.

The Rolling Stones Rock and Roll Circus es el documento total. Es una joya imprescindible por lo bueno y por lo malo. Desde que se empezó a gestar el evento en 1968 hasta que finalmente salió a la luz en 1996, las volteretas que dio el guion fueron de vértigo. Pasamos de camaraderías a envidias en un santiamén, de momentos inolvidables a “por favor que acabe ya”, sucesos trágicos, guapas y guapos, padres preocupados, y un violinista. Todos los ingredientes de una comedia de enredos.

La idea partió de la inquieta e insaciable personalidad de Mick Jagger quien, junto con sus satánicos camaradas, había lanzado a finales del 68 Beggars Banquet, su séptimo álbum de estudio. A priori, el plan era sencillo. Realizar y emitir en TV un concierto para promocionar el nuevo disco. Morritos se puso a maquinar, y pensó que el mejor indicado para dirigir el tinglao era Michael Lindsay-Hogg, quien empezaba a labrarse su carrera como productor de cine y música. De hecho, ya había coincidido con los Rollings Stones en el Ready, Steady Go!, y les había realizado algunos vídeos promocionales, como la tremenda “Jumpin’ Jack Flash”.

Confiesa el director, que tras la propuesta se sentó libreta en mano a buscar ideas, y mientras elucubraba, dibujó un círculo de manera mecánica, sin intención alguna, una y otra vez. Es entonces, cuando prestó atención al garabato, y tras desencadenarse una asociación de conceptos relámpago … ¡Eureka!

El concepto fue del agrado de Jagger y los suyos, quienes visualizaron el evento como un show mixto de música y circo. El circo elegido fue el Robert Fossett´s Circus, muy al estilo de los circos ambulantes que pululaban por Europa. Parece que no fue la decisión más acertada, ya que muchos asistentes aseguraron que las actuaciones circenses fueron terribles.

Rolling Stones Circus

Pero no fueron las únicas opciones barajadas. En la mente grandilocuente de Mick Jagger sobrevolaba la locura de realizarlo en el mismísimo Coliseo de Roma. Fueron enviados emisarios a la Ciudad Santa con semejante misión, pero la respuesta fue insultantemente clara: “¡Chupagomas, melenudos, alto, Yé-Ye, fuera de aquí!” imitando voz de José Luis López Vázquez, aseguran fidedignas fuentes.

 Finalmente, el TV Internel Studio de Wembley fue el elegido. El director puso todo el empeño para que la tecnología utilizada fuese de la mejor calidad, llegando incluso a traerse cámaras 16 mm de alta gama de Francia. La audiencia estuvo formada por los grupos y sus Yokos, miembros (reales) del circo y 300 invitados, repartidos entre miembros del club de fans de los Rolling, agraciados ganadores del concurso de la revista New Musical Express y algunos Ángeles del Infierno, que cruzaron el atlántico en moto.

 Para la elección de las bandas Mick tiró de la chorbagenda del Rock. El director y el cantante compartían su amor por The Who, por lo que fueron los primeros en ser llamados. Taj Mahal fue cosa de Keith Richards. Marianne Faithfull también haría sus pinitos como novia de Jagger que era, siendo él, quien propuso la actuación de una banda fresquita. Aunque sonó Led Zeppelin, el jurado nominó a los recién formados Jethro Tull, quienes llevaron consigo a un guitarrista nuevo, Tony Iommi, que en muy poco tiempo estaría revolucionando la música con Black Sabbath.

 Otra de las propuestas era formar un supergrupo alrededor de la figura Steve Winwood, quien a última hora se bajó de la carpa. Mick pensó en Paul McCartney, pero lo desestimó sin ni siquiera preguntar, ya que pensaba que no aceptaría al no estar el resto de Beatles junto a él. Pero, giró un poco la mirilla, y pensó que Lennon si aceptaría. Y así fue. Es más, Lennon desencadenó la bola de nieve que acabó arrastrando a Eric Clapton, Mitch Mitchell (batería de Hendrix) y el propio Keith Richards al bajo, para formar la suprema e inédita banda The Dirty Mac.

Rolling Stones Rock and Roll Circus

Con la alineación ya confirmada, solamente quedaba echar a rodar. El gélido 11 de diciembre de 1968, Mick Jagger, secundado por el resto de la troupé y ataviados con las galas que requería la ocasión, salieron a realizar la introducción. Tras ellos, la introducción de los miembros del circo al son de la reconocible “Entrada de los gladiadores”.

 Hechas las presentaciones, se hizo la música. Jethro Tull se marcaron un tremendo “Song for Jeffrey”, dejando el listón muy alto. Pero acto seguido venía un huracán bien rodado tras su gira Europea. The Who, fueron, sin duda, los triunfadores del show, lo que tendrá sus consecuencias. Deleitaron al personal con “A quick one, while he’s away”, en su recién conceptuada mini-ópera.

 

Taj Mahal grabaron varios temas, pero solamente se salvó para la edición final “Ain’t that a lot of love”, con una soberbia interpretación, que dio paso a la actuación más sostenida de la noche a cargo de Marianne Faithfull y su “Something better”.

Tras una irónica charla entre Mick Jagger y John Lennon entre bambalinas, llega uno de los momentazos de la noche por diferentes razones. Por un lado, el placer de ver a Dirty Mac interpretando el “Yer blues” de  The Beatles, habiendo tocado juntos solamente en la prueba de sonido previa. Destacar que fue la primera vez que Lennon tocó con otros músicos desde la existencia de los Fab Four. Por otro lado, el gran shock. Nadie, absolutamente nadie, sabía lo que Yoko Ono estaba tramando. En un segundo tema, la banda improvisó lo que llamaron el “Whole lotta Yoko”, en la que se unió el gran violinista Ivry Gitlis. En un momento determinado, Yoko emergió de una bolsa negra y empezó a realizar unos sonidos que no dejaron indiferente a nadie. Juzguen ustedes. Mi reino por los pensamientos del violinista en el minuto 2:55.

 

Cuando llegaba el supuesto plato fuerte de la noche, las cosas empezaron a torcerse. Toda la velada estuvo atropellada con retrasos continuos debido a roturas de cámaras (si, las francesas), impuntualidad de las bandas, cambios entre una actuación y otra, etc. Los Rolling Stones salieron a escena a las 2 de la madrugada (estaba previsto acabar a las 11 pm) dejando entrever el sentimiento general. Mucho cansancio y mucho de todo, de todo lo que tiene que tener una fiesta en una carpa de circo repleta de veinteañeros con muchos dólares.

Tres horas de concierto con momentos y situaciones muy dispares. Del lentorro “Jumpin’ Jack Flash” al mítico “Sympathy for the devil”, pasando por “No expectations”, “Salt of the earth”, “Parachute woman”, y la primera vez que se grababa en directo “You can´t always get what you want”.

La nota triste del show fue la plasmación del mal estado en el que se encontraba Brian Jones, quien  estaba mentalmente, y casi físicamente, fuera de este mundo, siendo esta la última vez que se subiría a un escenario.

Finalmente, tras día y medio de caos, el circo cerró la puerta. Acceso que casi fue tirado abajo por los padres de los teenagers furiosos por el retraso. Sin la incansable labor de Jagger animando al personal y tratando de no sucumbir, todo se hubiese ido al garete. No obstante, tras visualizar parte del material, la banda no estaba contenta. Se canceló la emisión de la película, una y otra vez, hasta dejarse en barbecho indefinidamente.

Hay especulaciones varias al respecto. Unos afirman que la repentinamente muerte de Brian Jones y el lanzamiento del One plus One de Godard paralizaron el proyecto. Pero parece que la realidad era otra. Los Rolling pretendían salir tras el circo como la indiscutible realeza del Rock and Roll, pero The Who les dieron sopas con ondas. Antes que tirar piedras sobre su tejado, el proyecto intentó recuperarse años después para regrabar su actuación, pero nunca cuajó.

No fue hasta que en 1986 aparecieron unas cintas perdidas del evento, cuando resurgió el interés por comercializar el olvidado concierto. Restaurado concienzudamente fue lanzado al mundo en 1996 cayendo como una bomba en el panorama musical.

El documental captura uno de los momentos más vibrantes de la historia del rock, refleja el delirante optimismo de una época, con su camaradería y sus rivalidades, con su respeto y su admiración, reuniendo bajo el mismo escenario a la plana mayor del momento.

2 comentarios en «Rock and Roll Circus, el delirio que marcó una era»

  • el 15 octubre, 2020 a las 1:34 pm
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    Las sopas se dan con hondas, los Hell’s Angels que pululaban eran británicos, Taj Mahal es un tío , no una banda, y ni idea de quiénes son los Rolling. Aquí hemos sido de los Stones, de los Rolling Stones.

    Podría haber sido peor, podrían haber aparecido Morritos Jagger o Sus Satánicas Majestades…. ay, espera, que salen «sus satánicos camaradas».

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