Big City

Uno de los retos es convencer al público de que grupos como Big City, Alondra Bentley o Wild Honey son tan “disfrutables” como el guiri de turno

Los zaragozanos Big City regresan a escena con el cuarto álbum de su carrera. «The Way The Trees Are» (Gran Derby, 13) es una nueva vuelta de tuerca a un sonido siempre ambicioso y brillante, en lo que a la postre supone el mejor disco del quinteto hasta la fecha.
 
La banda se vacía artísticamente con un trabajo concienzudamente elaborado en el que actualiza, a lo largo de catorce nuevas canciones, influencias clásicas como las de Tom Petty, The Smiths, Pink Floyd, Wilco, Neil Young o The Beatles.
 
Charlamos con el vocalista Javi Vicente en una interesante entrevista orientada en torno al nuevo trabajo de la banda, pero a lo largo de la cual también asoman cuestiones como la actual escena musical o el respeto generado por la banda entre medios y compañeros de profesión que, sin embargo e incomprensiblemente, no termina de contagiarse a un público más amplio.
 
 
¿Es «The Way The Trees Are» el disco más ambicioso y madurado de Big City?
 
Todos los discos de Big City son ambiciosos y todos están madurados larga y pausadamente. En ese sentido no veo mucha diferencia entre «The Way the Trees Are» y los anteriores. Siempre nos tomamos las cosas con calma.
 
¿Dirías que es el mejor disco de la banda?
 
Diría que sí. Tiene las mejores letras y también en cuanto a lo musical es el que mejor suena, en el que los arreglos y los cambios de acordes están mejor pensados y ejecutados, y en el que el concepto del disco fluye mejor. Quiero pensar que es el mejor disco del grupo, sí.
 
¿Queríais ver hasta dónde erais capaces de llegar o complicar la propuesta fue una circunstancia que surgió de manera espontánea a lo largo del propio proceso de composición y grabación?
 
No, bueno, no pretendemos complicar nada per se. Nosotros hacemos música así. Intentamos crear una serie de sensaciones que vayan a la par con las letras, y para eso a veces tienes que usar arreglos o sonidos que no son tan habituales, pero no es nada premeditado. No nos sentamos antes de empezar y decimos «vamos a hacerlo muy difícil», eso no tendría sentido, y de hecho hay varias canciones en el disco que son todo lo contrario, con una voz y un piano y nada más, o con un Rhodes y un sinte y ya está. Otras, sí, son complejas. Cada canción pide una cosa.
 
Al publicar un disco tan extenso como éste… ¿Habéis querido desafiar a la inmediatez y el consumo fugaz imperantes en estos días apostando por la paciencia como virtud en vías de extinción?
 
Supongo que es un poco anacrónico en estos días pretender que alguien escuche un disco en el salón de su casa un domingo por la tarde sin hacer nada más. Sin estar yendo a trabajar o volviendo del gimnasio o haciendo la colada. Pero nosotros (aunque también oigamos música de esas maneras) sí escuchamos música así, sentados en el sofá, leyendo las letras, prestando completa atención, y creemos que es la forma de disfrutar de ella. Igual que no es lo mismo ver una peli en el cine que ponerla en casa e irte a fregar los platos, no es lo mismo oír música que escucharla. Y este disco – y los otros de Big City – están pensados para ser escuchados.
 
Lo que está claro es que «The Way The Trees Are» es el álbum más variado y rico estilísticamente de Big City, al sumar a los habituales referentes de Neil Young, Wilco o The Beatles nombres como los de Pink Floyd, Tom Petty o 13th Floor Elevators…
 
Esa premisa sí que se puso desde el principio: el todo-vale (siempre que la cosa no se convierta en un circo). En los otros discos había una visión variada pero hasta cierto punto, y en éste es verdad que nos hemos dejado llevar completamente. Los grupos que mencionas, algunos en concreto, no los acabo de ver en el disco, pero sí que hemos dejado que otros que siempre han estado sonando en nuestras casas, grupos con los que hemos crecido, formaran parte. Desde Pavement a Guided by Voices, o cosas más shoegaze o sonidos del folk inglés de los 70, Japancakes o Sparklehorse.
 
Tengo la impresión de que con este trabajo habéis echado un poco el resto. Que de algún modo os habéis vaciado artísticamente a lo largo y ancho del álbum… ¿Es así?
 
Sí, así es. Además ha sido un proceso larguísimo, tanto de composición como de grabación. La grabación ha durado trece meses a caballo entre Zaragoza y Madrid. La hemos hecho nosotros al 100%. Ha sido todo muy minucioso, muy artesanal. Pero también hemos aprendido muchísimo. Y eso está bien porque te permite aplicar todo lo que has aprendido a otros campos. Ahora, aparte de colaborar con otros grupos tocando con ellos, podemos grabarles y producirles y eso es maravilloso porque todo lo que sea música nos interesa y queremos formar parte de ello.
 
En ese mismo sentido y después de tres discos previos y más de diez años de carrera… ¿Cuáles son las expectativas reales de Big City con este nuevo disco?
 
Las expectativas han sido cubiertas ya, y estamos felices con ello. Las expectativas eran hacer el mejor disco que pudiéramos hacer. No tenemos expectativas de otro tipo con ningún disco de Big City, lo cual no quiere decir que no nos alegremos mucho cuando después nos llaman para hacer tal o cual festival o nos sacan en la web de turno. Todo eso es bienvenido y es algo que te permite seguir con el grupo con la ilusión de que tu música está siendo apreciada ahí fuera, pero no es lo fundamental ni la razón de ser de Big City.
 

 
¿Dónde crees que encaja la propuesta del grupo dentro de la actual escena nacional?
 
En España, a nuestro juicio, hay dos tipos de escena: la de verdad y la otra. En la de verdad hay muy pocos medios económicos pero hay un verdadero interés por lo estrictamente musical. Hay un circuito de salas y de pequeñas promotoras que literalmente pierden dinero para que grupos como Big City sigan tocando. La cuestión del público en general es más difícil, porque hay gente que sólo escucha «indie español» (como género musical) y después hay gente que llena un recinto para ver a Yo La Tengo o Tame Impala, y que reniega de lo español hasta un punto que no le permite apreciar cosas que están pasando en este país y que están a la altura de esos grupos extranjeros que tanto les gustan. Creo que uno de los retos de medios y bandas es convencer a esa parte del público de que, efectivamente, grupos como Big City o Alondra Bentley o Wild Honey son tan «disfrutables» como el guiri de turno.
 
¿Tenéis la sensación de que Big City ha sido siempre un grupo muy respetado por crítica y compañeros de profesión que, sin embargo, nunca ha alcanzado la repercusión mediática o el nivel de popularidad que por calidad merecía?
 
Sí, supongo que la tenemos. Tenemos esa sensación de ser un grupo que gusta a los otros grupos. Pero creo que todo esto tiene que ver con el punto anterior. Cosas como «popularidad» o «repercusión mediática» suceden o bien para algunos de los grupos que están en esa otra escena, la del «indie español» como concepto, o bien para ciertos grupos extranjeros. Hasta que no se rompa ese prejuicio de que en España hay tres, cinco o diez grupos que están a la misma altura, bandas como Big City seguiremos en tierra de nadie. De todas formas, tampoco nos quita el sueño. Nosotros vamos a lo nuestro y ya está.
 
Precisamente tras años publicando discos magníficos y firmando directos intachables, incluso llego a pensar (y espero equivocarme) que quizás éste álbum sea una especie de maravilloso canto del cisne de la banda. Como si Big City hubiese terminado de dar todo lo que le quedaba dentro pensando quizás en dejarlo aquí… ¿Es así? ¿Cuál es el futuro del grupo?
 
No tengo ni idea. Es muy difícil tener un grupo ahora mismo, has de estar muy comprometido, supone muchísimo esfuerzo y muchos dolores de cabeza, pero también te da muchas recompensas. Big City ha tenido momentos difíciles y hay canciones en nuestra discografía que hablan de eso, pero el caso es que siempre hemos seguido adelante y aquí estamos.
 
Me gustaría saber cómo es el habitual proceso compositivo en Big City, sobre todo atendiendo a la dificultad añadida que supone que tú estés en Madrid y el resto de la banda en Zaragoza…
 
Hago las canciones en Madrid cuando vuelvo del trabajo. Cuando estoy componiendo me obligo a dedicarle un tiempo cada día. Pueden ser dos horas o pueden ser cuatro. Necesitas una rutina porque de otra forma, llegando a las siete de la tarde del trabajo, cansado, lo que te apetece es descansar o dar una vuelta. Generalmente parto de una idea del tipo «quiero contar esto y quiero que la música de la canción lo cuente así» y a partir de ahí me imagino la canción en su conjunto, intento acotar qué cosas pueden servir, siendo «cosas» conceptos muy difusos como «rápida», «corta», «no usar tal o cual instrumento», «paisaje», «no hay intro», «mar», «oscuro», «usar loop en estribillo»… todo esto antes de coger ningún instrumento. Igual suena estúpido pero, no sé, a mí me funciona. Con esa serie de ideas, con parte de la letra y ya con la acústica o el piano, busco algo, una melodía o un secuencia de acordes y lo uso a modo de ancla para el resto de la canción. Siempre compongo todo de forma acústica aunque a la vez tomo notas sobre cómo me imagino la canción completamente producida. Eso ayuda a que las melodías sean más sólidas y a que los cambios de acorde sean mejores, creo. Durante todo el proceso voy grabando cada paso que doy, con el 4 pistas o con el ordenador, y anoto la fecha, los acordes y la melodía, y qué me sugiere cada paso. Cosas como «estribillo que puede funcionar si la estrofa es así, o si viene de tal acorde». En realidad es todo más complejo, es un proceso de locos. Cuando termino la canción la grabo con la acústica y cuatro cosas más, y se la envío al resto del grupo por email junto con la letra. Después en el local la miramos todos, explico al resto la idea que tengo y la vamos aprendiendo, probando los arreglos de los que había ido tomando nota y también otros que pueden surgir in situ. Una vez aprendida, la grabamos. Es un proceso bastante largo.
 
Siempre he afirmado que la (cuidadísima) elaboración de vuestras canciones roza el límite de la cordura… ¿Sois personas obsesivas desde un punto de vista creativo?
 
¡Estamos como cencerros!
 
Lo que es indudable es que todos sois unos músicos tremendamente hábiles, capaces de concretar todas esas ideas en canciones tangibles cargadas de elegancia, emoción y nostalgia ¿Te puedes imaginar a Big City con otros componentes que no sean los de siempre?
 
No. Nunca. Y ya no por su faceta de músicos, porque siempre habrá un tío que toque mejor que tú y otro que cante mejor que yo, sino porque necesito que el grupo seamos nosotros, con lo bueno y lo malo que eso implica. No quiero que sean otras personas. Si es con otras personas, prefiero que no sea Big City. Big City somos nosotros cinco.
 
¿Cómo serán los próximos conciertos de la banda? ¿Tenéis ya algunas fechas en directo?
 
Llevamos un tiempo repartiendo las fechas entre acústicos que hago en solitario (básicamente cuando no hay dinero para que vaya todo el grupo) y eléctricos con toda la banda (cuando sí lo hay). Tenemos ya varias fechas tanto de unos como de otros, y la presentación en Zaragoza – con banda – tuvo lugar el 21 de junio en La Casa del Loco. Los conciertos con grupo los estamos haciendo con bastantes canciones de «The Way the Trees Are» pero también recuperando alguna canción de los anteriores que habíamos olvidado, de forma que para nosotros sean también diferentes los ensayos. También tocamos las míticas, una cosa no quita la otra.
 

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