Ebrovisión 2008 – Multiusos de Bayas (Miranda del Ebro (Burgos))

Ebrovisión es el mejor festival pequeño de España. Algunas razones por las que estoy convencido de esta afirmación son: posee un cuidado y atractivo cartel, un recinto acogedor y cómodo, ofrece un trato familiar por parte de la organización, hay un buen ambiente generalizado… El festival que tiene lugar en Miranda de Ebro (Burgos) cumplió su octava edición logrando el récord de público de su historia. Cerca de 8.000 personas asistieron a lo largo de los tres días que duró la cita burgalesa.

El viernes abrieron los veteranos Half Foot Outside presentando algunos de los temas de su inminente nuevo trabajo, Heavenly. Contar con Teenage Fanclub es un lujo para cualquier evento musical, un importante reclamo para quienes vibran con el mejor pop de guitarras. Es muy difícil ver flojear a los escoceses y en esta ocasión tuvimos esa mala suerte. Blake y compañía se mostraron fríos y agarrotados desde el inicio. ¡Jamás había visto a unos Teenage Fanclub tan tristes! El repertorio de la primera media hora resultó apagado y sin punch y el público no conectó. La banda se recuperó (sonaron algunos himnos), pero no lo suficiente. La actuación tenía una duración prevista de noventa minutos y apenas superó la hora; los protagonistas fueron conscientes de la escasa sintonía con el respetable y optaron por cortar.

Tras la decepción que supuso la “ausencia” de los líderes, Fangoria recogió el testigo con el propósito de convertir el multiusos en una discoteca. Con una puesta en escena sacada de una carroza del orgullo gay, Alaska no tuvo más que desplegar sus encantos para atrapar al personal. “Electricistas” o “Miro la vida pasar” son valores seguros. No faltó el punto travesti con la presencia de dos de las Nancys Rubias marcándose deslavazadas coreografías junto a la reina del tinglado.

Cerraron la velada los barceloneses Dorian logrando mantener viva la llama que Fangoria había encendido. El tecno pop de esta joven formación contagia sin quererlo, no hay duda. Su segundo largo, “El futuro no es de nadie”, contiene varios singles que llevados al directo alcanzan altas cotas de esplendor. Todo ello unido a la buena actitud que mostró la banda y a la total conexión con el público, se tradujo en un excelente final de fiesta.

El sábado participamos en la comida popular (ya podían tomar nota otros festivales) y nos acercamos al recinto festivalero poco antes de que The Blows completaran su set. Desde el punto de vista de querer ofrecer algo diferente, la contratación de Los Salvajes fue un acierto; hoy en día muchos festivales coinciden en sus programaciones. Ahora bien, si valoramos la presencia de Los Salvajes dentro de un festival de pop contemporáneo, es complicado defender tal decisión. Los catalanes se dejaron la piel sobre el escenario, no hay duda al respecto, pero fue inevitable que aquello se convirtiera en una verbena para cincuentones. Gabi y su banda quisieron rememorar viejos tiempos y emular a esos The Who y The Rolling Stones que tanto admiran utilizando maneras y formas desfasadas. Parte del público disfrutó (a buen seguro que para algunos el recuerdo de esta actuación perdurará muchos años) y todos agradecimos su absoluta entrega. Al César lo que es del César.

Regresamos a la “normalidad” con otra formación que volvía al Ebrovisión. Lori Meyers tuvieron la oportunidad de presentar en prime time su nuevo disco, Cronolánea, y no la desperdiciaron. Los granadinos han crecido, mucho, y se nota. Su puesta en escena es sólida, potente (cierto es que el sonido estaba demasiado alto) y cargada de hits que el asistente no dejó de corear. De ellos dependerá que la evolución no se estanque, por el momento van por el buen camino. Para el arriba firmante, la mejor actuación del festival.

La representación internacional de la jornada corrió a cargo de Mando Diao. Los suecos cuentan con una buena legión de fans en nuestro país, cuando visitan España juegan en campo amigo, vamos. Cuatro álbumes en seis años es el bagaje de un quinteto que podía no haber exprimido su potencial al igual que le ha sucedido a otros coetáneos. Sin embargo, Mando Diao han sabido crecer, no se han quedado en un simple ejercicio de estilo, y bien lo demostraron sobre las tablas mirandesas.

Para poner la guinda a la octava edición el elegido fue un grupo muy querido por los promotores del festival. Y es que We Are Standard saben liarla parda en plena madrugada, es su especialidad. Los getxotarras presentaron algunos de los temas que formarán parte de su segundo y esperado nuevo disco (a la venta en noviembre). Aún queda tiempo para que podamos disfrutar del mejor directo que los vascos puedan ofrecer con el material nuevo, pero en esta ocasión no faltó la especial energía que gastan Deu y compañía. ¡El mejor dance rock!

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