Entrevista: Julio de La Rosa
Siete años ha tardado Julio de la Rosa en cerrar su particular círculo. Es el tiempo acontecido desde que el autor publicase La Herida Universal (2010) y el recentísimo Hoy Se Celebra Todo (2017), quedando a medio camino el no menos obligado Pequeños Trastornos Sin Importancia (2013).
Tres obras magnas a través de las cuales el andaluz ha ido evolucionando (o quizá simplemente viviendo), y con las que se ha refrendado como autor único e indispensable -por talento pero también por auténtica independencia- dentro de la generalmente alineada escena estatal.
Contactamos con el músico para comentar en profundidad su último lanzamiento en Ernie Records, así como otros aspectos de una actividad como la suya que, definitivamente, se desborda también hacia otro tipo de artes.
“Hoy se celebra todo” es tu nuevo disco… Ya desde el título podría parecer que (al menos por momentos) es el álbum más optimista de Julio de la Rosa… ¿Es éste tu disco más “luminoso”?
No lo sé, la verdad. A mí todos me iluminan en un momento dado, en un sentido u otro, durante un breve espacio de tiempo. Es el tipo de juicios que a uno le gustaría dejar en manos de otros. Me es complicado saberlo aún, pero sobre todo, es algo que no te apetece hacer. Especialmente porque no creo en los sentimientos ‘puros’. Creo que todos ellos van acompañados de algunos otros, como los armónicos que acompañan a cualquier vibración.
“Cuando escribes necesitas mentir para decir verdades”
¿Qué novedades hay en este disco con respecto a otros trabajos de Julio de la Rosa? ¿Qué se puede encontrar en “Hoy se celebra todo” que no esté en ninguna de tus anteriores entregas?
Eso es otra pregunta muy jodida. En la portada hay más colores de la cuenta, y creo que nunca había usado las palabras ‘asueto’, ‘versado’, ‘puertas’ y ‘oceanario’. Ahora en serio, creo que cierro una trilogía. En “La Herida Universal” hablé de la búsqueda, a menudo desesperada, del amor; en “Pequeños Trastornos Sin Importancia” descubrí sus consecuencias, y en este disco creo que elaboro lo aprendido en esos dos discos y me relajo al respecto.
¿Puede ser que este sea un disco más amable en cuanto a sensaciones? A su paso queda cierto poso de peculiar calidez en el oyente, en una sensación agradable…
No son cosas que haces premeditadamente. Siempre me hizo mucha gracia esa manía que tenía el protagonista de “The Eternal Sunshine Of The Spotless Mind” (me niego a decir el título español que le pusieron). Se pasa media película diciéndole a la chica que es ‘nice’. Todo alrededor de ella es nice. Y me gustaría pensar que este es un disco ‘que se puede amar’, yéndonos a la etimología del palabro. Pero me parece bien si simplemente es un disco que se puede meter en el dudoso saco de lo amable, adjetivo usado de un modo peyorativo la mayoría de las veces. He hecho un disco amable. It’s a nice record. Perfecto. “I hate people when they’re not polite”, que decía David Byrne en “Psycho Killer”.
Suele aceptarse que tus discos tienen un alto componente autobiográfico ¿En qué momento personal te encuentras y cómo ha influido tu actual estado en esta obra?
Mucha gente se sorprendería de lo lejos que estoy de los personajes de mis canciones. Cuando escribes necesitas mentir para decir verdades. Tienes que conseguir que tal sentimiento se entienda, y para ello haces lo que sea necesario. Esa autobiografía es innegable que siempre está ahí, pero escondida entre los matorrales. Abandonar la ciudad, irme a vivir a la sierra, estar en una relación estable y convivir con dos perros me ha permitido, en estos cuatro años, distanciarme de muchas cosas. Todo ello está en el disco, sin duda. Incluso los perros ladrando.
En cualquier caso, creo que la honradez expresiva sigue presente en las nuevas canciones… ¿Qué porcentaje de honestidad (brutal) tiene que tener una canción para que cumpla y pase a formar parte del repertorio de Julio de la Rosa?
Básicamente no puedo avergonzarme de lo que he hecho, y el caso es que no puedo dejar que pase mucho tiempo entre componer y editar el disco, porque siempre me acabo avergonzando de lo que hago. Siempre digo que sigo haciendo música para borrar toda la mierda que hice anteriormente; para que pase de largo. Aunque no lo parezca, tengo mucho pudor con la exhibición pública y no puedo entregar cualquier cosa. No puedo ni quiero subestimar al espectador. Y yo también quiero aprender en el proceso de creación. Si no sería la muerte en vida.
¿Al final gira todo en torno al amor? ¿Crees que es lo que marca del devenir de nuestras vidas y que es el mayor propulsor de la felicidad o de la tristeza existencial?
Para los que tenemos las necesidades básicas cubiertas, así como para los que no hemos vivido grandes desastres, sí.
Es curioso (dado que tu música no es precisamente comercial ni cuenta con claros estribillos), pero de algún modo las canciones de “Hoy se celebra todo” suenan muy familiares… Al segundo pase ya se reconocen y recuerdan todas de la anterior escucha ¿Por qué crees que puede suceder esto?
Discrepo un poco. Que no sea precisamente comercial, como dices, es una cuestión coyuntural. Y creo que he hecho muchos estribillos pegadizos en mi vida. Muchos estribillos y mucho pegadizos. Yo no tengo la culpa de que las multinacionales de todo tipo se dediquen a alienar gente joven (y no tan joven) con basura. En un mundo ideal mi música sería muy comercial. Pero vivimos en una distopía. Ayer vi varias glorietas con coches accidentados en medio, a modo de escultura apocalíptica, para supuestamente concienciar a los conductores. Ese es el mundo en el que mi música no es comercial.
Empecé a escuchar el disco en el coche al salir del trabajo, y obviamente me emocioné con “Malapascua”. La primera canción del disco rememora a nuestro querido amigo común Rafa Angulo ¿Cómo recuerdas a Rafa y cómo plasmaste esos sentimientos en la canción? ¿Qué tipo de canción querías hacer para él?
No me extenderé en esta respuesta porque hablar de un amigo íntimo muerto me toca demasiado la fibra sensible, pero si tú también fuiste su amigo habrás pasado igualmente por distintas fases emocionales: la de negación, la de rabia, la de la tristeza absoluta. Yo no podía escribir sobre él desde ninguna de ellas, y finalmente llegué a un punto en el que me tuve que reconciliar con su muerte.
Tengo que decir que me sigo emocionando mucho cada vez que escucho la canción…
Es la única canción en mi vida en la que he llorado repetidas veces mientras intentaba grabar la toma de voz. A mitad de estrofa se me hacía un nudo en la garganta y al llegar al estribillo tenía que parar, respirar y volver a empezar. Por fortuna me grabé a mí mismo, con lo que no tuve que hacerle soportar mi numerito a ningún técnico de sonido.
Es este disco hay narrativa presentada de manera muy explícita, como sucede en canciones como “El desvarío de un superviviente” ¿Son resquicios de tu faceta como escritor? ¿Cómo se mezclan en tu creatividad las diferentes artes? ¿Empieza a ser complicando diferenciar y separar unas de otras?
La letra de esa canción es la introducción de la novela. Varias veces en mi vida he musicado relatos breves. Esta vez tenía ese riff al que no conseguía ponerle una melodía hasta que me di cuenta de que no la necesitaba. Descubrí que la novela es en realidad un compendio de esta trilogía discográfica que te comento: La pareja protagonista pasa por todos esos estados. Así que me pareció interesante alzar un puente que conectara todo. Al fin y al cabo, los creadores hacemos siempre la misma cosa. Qué menos que jugar un poco. Por eso me gusta hacer bandas sonoras de películas: Porque el mal trago, el del folio en blanco, ya lo ha pasado otro. Y además me permite probar cosas que a menudo no exploras en tus colecciones de canciones, tan sometido al esqueleto de la canción que está uno. Así que al final, sí, parece haber unos vasos comunicantes que dejan pasar ideas de un formato a otro.
La novela a la que te refieres es “Wendy y la bañera de los agujeros negros”, que acaba de publicarse ¿Qué más puedes contar sobre ella? ¿Va en la misma línea que “Peaje”, tu anterior libro?
No tiene nada que ver. Esta es la historia de un tipo que cumple cuarenta años y piensa que irse a celebrarlo a una bella ciudad como Lisboa con una chica guapa va a solucionarle alguno de sus problemas. La cosa se complica. Así que es una comedia muy trágica que va tornando en apocalíptica. Es algo poética, pero también muy naturalista. Al mezclarse con la ciencia ficción ya el género se complica también, aunque al final no deja de ser más que una puta comedia romántica apocalíptica con la que estoy muy contento.
“En un mundo ideal mi música sería muy comercial”
¿Te ha influido de algún modo todo esa otra faceta tuya como creador de música para las películas a la hora de componer este disco “al uso”? En realidad diría que tu música, de algún modo, siempre ha tenido bastante de cinematográfica…
Este disco tiene más de eso. Al haberlo hecho en casa, sin banda, y con la conciencia de no llevarlo al directo, he podido acercarme más a la manera en que compongo bandas sonoras. Pero al fin y al cabo es un disco de pop, algo distinto, pero pop de estrofas y estribillos y puentes y parte instrumental. He jugado mucho con todo ello pero el esqueleto está ahí.
¿Qué te aporta hacer música para películas que no encuentres en componer canciones “tradicionales”?
Hacer bandas sonoras te permite explorar mezclas de instrumentos bastante insólitas, y también estructuras muy distintas, además de armonías de otros tipos. Todo eso está en el disco, una pizca al menos.
¿Estás trabajando actualmente en alguna banda sonora?
Actualmente estoy terminando la banda sonora de “La Peste”, serie de Alberto Rodríguez (La Isla Mínima) para Movistar plus. Se estrena en enero. Y en los próximos meses se podrán ver también con mi música las bandas sonoras de “El Aviso”, de Daniel Calparsoro, con Raúl Arévalo en un gran papel alrededor de una gasolinera en la que pasan cosas muy extrañas; y “El Cuaderno de Sara”, una denuncia de lo pasa en África en las minas de coltán (el mineral de los móviles etc), de Norberto Lopez Amado.
¿De verdad que no vas a hacer gira y no vas a tocar estos temas en directo? ¿Qué te ha llevado a tomar esa decisión?
Poder hacerlo, en realidad. Es un sueño que tenemos muchos músicos, sobre todo cuando cumplimos una edad. Glenn Gould lo explica mejor que yo.
Tengo el absoluto convencimiento (y lo refrendo cuando escucho cada nuevo disco que publicas) de que la figura de Julio de la Rosa como autor es necesaria y única dentro de la escena musical patria… ¿Cómo te percibes a ti mismo cómo creador y en qué lugar crees que encajas dentro de la actual escena cultural del país?
Gracias por el piropo. Me gustaría pensar que creo (de crear, no de creer) en libertad. Aunque sé que es mentira. Pero al menos no juego a estar ahí a toda costa. Nunca he perseguido ser una estrella del rock, sino una estrella en mí mismo: Arrojarme algo de luz para sentirme más en sintonía con lo que me rodea, que al fin y al cabo es lo desconocido. De lo micro a lo macro. De la mecánica cuántica a la teoría de la relatividad. Todo nos es desconocido y tengo la suerte de manejar una habilidad para hacer que vibren cosas armónicamente, en el aire. La Tierra, al girar sobre su propio eje, vibra en la nota Sol. Mientras la Tierra gira alrededor del sol, en cambio, su movimiento produce otra vibración. Esa nota es un Do#, ocho octavas más grave. Es un tritono extraño. Extraño y hermoso. Somos vibración y así es como quiero encajar en cualquier escena: Vibrando.