Entrevistamos a The New Raemon por ‘Postales de invierno’

Ramón Rodríguez es uno de los artistas más honestos de este país. Es algo que queda claro por cómo lleva tanto su carrera con The New Raemon, como el resto de sus proyectos. Acaba de publicar Postales de Invierno (Cielos Estrellados), un disco sentido, dedicado a la memoria de su amigo Sergi Irurtzun, fallecido el pasado año. Como decíamos en la reseña del mismo, una sólida y personal obra, en la que encontraremos pasajes en los que todos, en mayor o menor medida terminamos identificándonos y comprendiendo que la muerte sólo nos robará a quienes queremos, si no somos capaces de inmortalizarles en nuestra memoria.

La intención de esta entrevista era grabarla en audio y elaborar un podcast que alternara la charla con las canciones del álbum, pero nuestro encuentro en el bohemio Café Gijón, no fue todo lo necesariamente silencioso que debería para poder disfrutarla como merece. Así que aquí tienen la versión escrita de un interesante encuentro en el que hablamos de música, afectos y el devenir de una carrera fraguada siempre desde la emoción de un creador total.

«Quería que Sergi formara parte de mi mundo musical, porque sin él quizá ese mundo no hubiera existido»

Parece que ha pasado tiempo desde que lanzaste esas ‘Coplas del andar torcido’ (2020), pero no has parado.

Pues sí, mira. Los tres de Madee, los dos que hice con Cordero y Clos y el de mi hija Leia Destruye, porque estuve metido en la producción y en todo; con lo que en realidad he estado metido en seis discos en estos tres años, a dos discos por año, no está mal.

Un tiempo convulso sin tiempo para aburrirte.

Pues no, suerte que arrancamos lo de Madee y esto de Cordero y Clos, porque fue como darle un sentido al sentido. No sabemos qué va a pasar, pero estamos aquí pasándonoslo bien y es algo que nos salvó un poquito el pellejo.

Tenemos nuevo disco de The New Raemon, dedicado a tu amigo Sergi Irurtzun ¿quién era él?

Era un amigo de adolescencia. Vivíamos muy cerca, pero no lo sabíamos. Al empezar BUP coincidimos en el instituto y nos hicimos amigos. En esas horas del patio escribíamos letras de canciones, pero todo en clave de humor. Esto es antes de que yo montara ningún grupo. Por las tardes íbamos a mi casa, cogíamos nuestras letras yo tocaba la guitarra, encendíamos la grabadora del radiocasete y cantábamos en tiempo real lo que saliera. Acabábamos las canciones, nos echábamos unas risas y hasta la semana que viene. Un ejercicio que realmente es el que sigo usando a la hora de crear música, yo trabajo así. Soy autodidacta, no sé solfeo aunque lo haya estudiado, porque se me ha olvidado. Suelo entrar en una sala con todos los instrumentos que sea capaz de tocar: piano, guitarra, banjo, bajo, batería… me hago un setup y ya arranco. Y si tengo un ingeniero como en este caso Jordi Solans, que me decía: “Què fem?”. Vamos a grabar un piano. Entonces yo cojo una nota de voz del iPhone que haya grabado en casa, intentamos ordenarlo y trabajamos así.

La pérdida de Sergi me ha hecho ser aún más consciente de que yo aprendí a hacer esto al lado de esta persona. Luego él no se ha dedicado a la música ni nada, tenía su empresa y trabajaba en otro sector. Pero nos unía este vínculo y siempre me decía que estaba orgulloso de haber formado parte de ello.

Sin esto que te estoy contando es posible que yo no me hubiera dedicado a escribir canciones. Fue lo que me hizo pensar: “hostia, esto yo lo puedo hacer”. Desmitificar un poco todo. Realmente es un juego, se trata de tocar música y disfrutar.

 

¿Empiezas a escribir el disco antes de que él fallezca?

No. La canción “Irurtzun” sí empecé a escribirla mientras él estaba vivo, pero la música solo. Quizá es la canción más compleja, pero a la vez la más sencilla. Muy austera, pero también muy próxima. Pero la terminé después.

Realmente no tenía la intención de hacer este disco, pero pasa esto que era algo que estaba por ahí rondando y no queríamos que pasara, claro. Él estuvo muy enfermo de cáncer durante cuatro años pero transmitía una energía de las que te vuelan la cabeza.

Sucede esto, yo estaba a punto de empezar a trabajar en la composición de la identidad sonora de la Liga Española de Fútbol, que era un trabajo monumental de mucho esfuerzo y muchas horas, y que curiosamente acabé antes de tiempo. Me aprobaron el leit motiv y me sobraban cuatro semanas de estudio. Quise aprovecharlas para hacer maquetas del disco.

Entonces al final el proceso de grabación ha sido más corto que en otros discos.

Sí, porque yo ya venía de estar trabajando de esto otro. Había estado cuatro meses y medio trabajando a diario, tenía la maquinaria muy activa y el setup preparado en el estudio, con lo que fue fácil engancharlo y meternos de lleno a componer el disco, porque salía solo.

Tenía escrito un poema muy largo de cuando pasó lo de Sergi, unas veinticinco páginas que escribí del tirón una noche que no podía dormir. Y las letras son eso, son fragmentos sacados de ahí.

En el momento que pude terminar “Caen los árboles”, todo fluyó de manera natural. Esta es una canción complicada para encajar la melodía ahí en medio, con ese aire barroco. Era difícil saber dónde meter la voz y se me ocurrió una cosa que aprendí con Santi García. Quería poner algún límite en la melodía para que no fuera la misma que la del piano, entonces sampleé unos coros de mi hija Leia que se repiten durante todo el disco.

Como una voz al revés que parece como un lamento.

Sí, aparece en cinco o seis canciones. Me compré un sample y empecé a hacerme el guays (risas) para no partir siempre de la guitarra. Tenía los audios para hacer pruebas y lo que hice es poner esa voz como barrera, en plan “aquí no cantes”, para no pisar ese coro. Eso es lo que me permitió encajar la melodía y de ahí partió el resto del disco.

Grabé “Caen los árboles” y no sabía si estaba bien o era una mierda. Entonces se la puse a Paula (Bonet), que tiene la confianza suficiente para decirme cuando una cosa le gusta o no. Se puso a llorar y pensé: ya está, el disco empieza aquí.

 

Al final este tipo de obras tienen una doble función, sirven de homenaje y recuerdo a un amigo y aparte, ayudan a desahogarse.

Sí y a sobrellevarlo, aunque realmente lo que quería era fijarlo en algo mío. Fijarlo en mi mundo musical. Yo llegará un momento en el que me vaya y se me podrá escuchar. Como cuando escuchamos a John Lennon, él sigue ahí a tu lado aunque ya no esté. Quería que Sergi formara parte de mi mundo musical, porque sin él quizá ese mundo no hubiera existido.

Es el primer disco de The New Raemon en el que sales en la portada.

No me gusta salir, pero este es un trabajo más personal. La pintura que ha hecho Paula es sobre una foto en un momento en un hotel, en un viaje que hicimos para ver a Ricardo León donde yo estaba por la noche en la cama con mi libreta y con mis cosas, que es como yo leo y escribo. Es como un momento muy íntimo lo que sale ahí retratado.

Como bien dices en la hoja de promo, es un disco lleno de afectos humanos.

Sí. hay amor, miedo a la pérdida…

Menos odio.

En otros discos lo hay, un poco. Pero ya en la edad en la que estamos el odio no es necesario. Ya has ganado y has perdido suficiente.

Hay canciones como «Iruntzun» o «entre el alba y la noche» donde hablas directamente a Sergi, donde se habla de la muerte con naturalidad.

Sí, hablo a Sergi en segunda persona. En este país la muerte es un tabú, hablar de estos temas es complicado porque a la gente le da mucho apuro. Hace poco vi una entrevista con Guillermo del Toro y hablaba de esto precisamente. Un periodista le preguntaba -¿y por qué tienes tan presente la muerte? –Porque soy mexicano y la tenemos presente, la respetamos y entendemos que es un proceso continuo.

Yo la he tenido muy presente muchas veces porque tuve un accidente muy grande con quince años y me pude haber matado. Fue algo muy serio. También fui padre muy joven, con 19 años y tengo el paso del tiempo y la fragilidad muy presente. Está en mis canciones. Cuando te toca con una persona cercana y con la que tienes un vínculo como el que tenía yo con Sergi, te trastoca. Por muy preparado que estés.

 

Aparte es algo con lo que todo el mundo se sentirá muy identificado. Por desgracia todos hemos pasado por situaciones parecidas.

Yo necesitaba escribir esto. Sacarlo de dentro porque si no la tristeza era tan grande… necesito contarle todo esto aunque él ya lo sabe. Él sabe que yo le quería y él me quería a mí. Una relación entre hombres muy sana, que no es muy habitual. Abrazar a un amigo y decirle que le quieres. Es como deberían ser las cosas, nos ahorraríamos un montón de basura, de esta masculinidad que hay tan asquerosa. Es la manera de que él siga aquí conmigo, aún le noto a mi lado. Que una persona no esté físicamente aquí no significa que no esté.

Así es

Así lo veo yo.

¿Hay alguna canción en el disco a la que te haya costado enfrentarte?

Fue muy difícil cantar “Irurtzun”, y lo que se escuha en el disco fue esa primera toma. Y la grabé mal además, había como un ruido de masa raro. Siempre que grabo y más en este caso, me tomé un par de copas de vino para no pensar y venirme abajo. Hice una primera toma y pensé que me iba a ser complicado volver a cantarla así. Lo que yo llamo la “maquetitis”, cuando capturas una cosa en el momento que lo has inventado. Al final esa fue la toma y le di mucho trabajo a los ingenieros para limpiarla. Gracias a la inteligencia artificial pudimos arreglarlo. Al ser una canción tan desnuda era difícil ocultar los ruidos.

Otra canción difícil de cantar es “Último paisaje”.

También una canción muy desnuda.

Y a mí me fascina poder poner en un disco algo tan sencillo, pero que la intención que buscaba, la provoque. Ese tema lo puedes hacer de muchas maneras, pero intenté alejarme de todo. En el disco no hay guitarrazos.

“Rompe la ola en tu acantilado” es muy The Cure.

Me gusta que lo veas. Sí, es que ese tema lo escribí a medias con Clos que es muy fan de The Cure también. Es muy ‘Wish’ (1992) y me encanta que se vea que es un tema tope The Cure, incluso en la melodía es muy Robert Smith, aunque el timbre sea otro.

 

‘Postales de Invierno’ es la primera referencia que autoeditas, ¿por qué has tardado tanto en dar este paso?

He tardado ocho discos en hacerlo, ya era hora (risas). Si al final estás pagando todo tú, la promo, etc y piensas ¿para qué quiero intermediarios? Da igual si lo saca Bcore, si lo saca BMG… no noto a diferencia. El resultado al final es el mismo.

Pero Bcore lo sigue distribuyendo, ¿no?

Sí, con Bcore tengo una relación de siempre. Mantenemos un vínculo y me gusta que hagan el preorder y demás. La mitad de mi catálogo lo tiene Jordi (Llansamà), pero la otra mitad he conseguido recuperarlo.

¿Desde cuándo?

Desde ‘Tinieblas por fin’ en adelante.

¿Y los discos con Clos y Cordero?

También, que eran de BMG. Y Jordi tiene los cuatro primeros y los discos de Madee. No está mal.

Hablando de Clos y Cordero, nos encantaron esos dos discos. ¿llegaremos a ver la trilogía prometida?

Llegaremos a verla, sí. Lo que pasa es que tardará algo, porque le metimos mucha caña y salió todo muy seguido. Queremos pensar un poco como haremos el siguiente para no repetirnos. Yo al final andaba metido en esos seis discos y David (Cordero)… anda metido en seis discos a la semana (risas). Es increíble la capacidad que tiene y mola muchísimo lo que hace. En España no hay nadie como él. Ahora está haciendo también bandas sonoras de documentales.

El disco lo has grabado con tu entorno más cercano, donde están tus hijas, Javi Vega y Víctor García; Ricky Lavado y también están David Cordero y Marc Clos, se nota su mano.

Sí y Santi, que lo ha producido conmigo. Quería volver a darle un disco de The New Raemon a él, que desde 2012 no trabajábamos. Sé que le hizo ilusión, que le pasé las maquetas y le gustaron mucho.

Hay un tema recurrente en tus canciones… siempre sacas caballos.

El caballo soy yo. El “Caballo inquieto” soy yo y el de “Corre, caballo viejo” que grabé con Cordero y Clos.

Hubo otro caballo en el disco con Francisco Nixon y Richi Vicente, “Todos tus caballos de carreras”

Esa era de Richi, como la que cantaba con McEnroe en directo, “Caballos y palmeras”, hay caballos a cascoporro (risas).

 

Hablando de McEnroe, ¿nuevo disco en camino con Ricardo?

Sí. Ese saldrá el año que viene. Es muy bonito, además. Tenemos 20 temas y supongo meteremos 10 ó 12.

¿Será como el otro?

Vamos más allá. Los textos serán todos de Ricardo. Yo he cogido poemas suyos y los he musicado y he creado la melodía y como quería complicarlo más aún, a lo mejor los temas que yo haga los canta él y yo canto los suyos. Vamos a mezclarlo todo lo máximo que se pueda, a ver dónde llegamos. No sé aún si grabaremos las del disco o quizá todas y las sacamos más adelante en un EP o lo que sea. Me hace mucha ilusión.

Nos haces muy felices con tanto proyecto.

Sí, tengo otros dos discos hablados en marcha también, que no te puedo decir con quién. Con dos andaluces.

No paras.

Para mí es como un reto. Ya veremos lo que sale. Es como cuando hicimos el disco con Maria Rodés y Martí Sales, que no sabíamos dónde iba a ir.

No te prodigas mucho en directo ¿hay algo pensado para presentar el disco?

Dos conciertos con banda al año y ya está.

Ni gira, ni leches.

¿Para qué? Prefiero hacerlo así. Si lo quieres ver, tienes que venir. Lo que no voy a hacer es que te medio arruinen porque te monten una gira mal. Cuesta mucho a estas edades preparar un bolo. Si me subo a un escenario con los músicos, me lo quiero pasar bien y quiero que pasen cosas. Quiero disfrutarlo.

No tengo ninguna intención de tocar en festivales ni nada de eso. Eso ya lo he hecho. A mí lo que me gusta es hacer discos. Tocar está guay, pero hay una parte del ego que a mí me molesta. Yo entiendo que exista en grupos jóvenes, tiene sentido: ¡Mirad qué hacemos! Pero ya a estas alturas… piensas que a la gente lo mismo le da igual lo que hacemos. Puedes llenar un bolo, La Riviera…

¡El WiZink!

¡El WiZink! Venga, vamos a hacerle publi a un banco que son la gente más maja del mundo. Pero al día siguiente la gente se va a su casa y se la suda lo que has hecho. Y más en este mundo instantáneo en el que vivimos, no vale un pimiento nada. Entonces, vamos a darle un valor, vamos a hacer menos, y dirigido a la gente que realmente quiere ver esto. Mi público qué va a hacer, ¿ir a verme a un festival a las once de la noche rodeado de borrachos a los que le dan igual? Eso no significa que vayas a vender más discos, ni significa nada.

Eso que lo disfrute la gente joven, yo no me quiero subir al carro de gente con 50 años haciéndose putos selfies. Eso no lo voy a hacer. Un poco de dignidad. Hay que darle un valor. Ser realista con tu público, lo demás no me interesa en absoluto.

Escucha The New Raemon – Postales de Invierno

 

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