Especial: 25 años de ‘Avalancha’ de Héroes del Silencio

Pocos esperábamos cuando se publicaba Avalancha (1995) que iba a ser el último disco en la carrera de Héroes del Silencio. La progresión que habían conseguido Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu desde las épocas de Zumo de Vidrio a entonces, había magnificado en menos de una década su estatus paso a paso, disco a disco, concierto a concierto, hasta convertirles en algo que nadie ha podido igualar hoy en día: ser el grupo del rock más grande de la historia de España.

Y es que desde que llegara El Mar No Cesa en 1988, el despegue de los maños con Senderos de Traición (1991) y El Espíritu del Vino (1993), les había hecho pasar cada vez a recintos más grandes, a ampliar su público y a convertirse en una banda internacional con gran éxito en países como Alemania. Con Avalancha, Héroes del Silencio daban un nuevo paso adelante en riesgo, en inspiración y sobre todo, en algo que nunca podremos reprocharles, volver a hacer una vez más el disco que les diera la gana, sin responder a presión comercial o modas. Los Héroes de la última época retorcían sus canciones y las llenaban de poderosas guitarras y bases rítmicas. Quizá si se hubieran dado a conocer con este álbum no habrían llegado a tanto público, pero su duro trabajo desde su debut sumando cada vez mayores audiencias que les acompañaron fielmente desde siempre, obraron el milagro para que un combo tan peculiar llegara a vender seis millones de discos en treinta y siete países de todo el mundo.

 

Sobre Avalancha, ellos mismos comentaban: “Después de El espíritu del vino, vino una época de relax para nosotros. Nos tomamos unas merecidas vacaciones y a la vuelta hubo un replanteamiento absoluto de todo lo que suponía Héroes del Silencio para nosotros. De lo que habíamos hablado en anteriores trabajos y de lo que habíamos hecho con nuestras vidas. No todos los pasos que dimos fueron los adecuados. Y no somos el tipo de personas que se arrepientan de lo ocurrido. Las canciones que empezamos a componer en Benasque en otoño del año pasado hablaban de la solución a nuestro problema. No podíamos quedarnos con los brazos cruzados, acomodados en nuestros butacones de estrellas del rock and roll pensando en que este grupo es un gran negocio para mucha gente, o sea que alguien moverá un dedo o dos para que el barco no se hunda. Esa respuesta no era la correcta. Debíamos coger el timón y pelear.

Tampoco sabíamos hacia donde pero creemos que no era lo más importante. Lo más importante era recordar las buenas razones por las que empezamos en esto, y olvidar las malas por las que la mayoría de las bandas continúan juntas. Luego, conforme solventamos nuestros propios conflictos fueron saliendo canciones que no sólo hablaban de nosotros, sino que podían estar reflejando una situación externa, nacional o incluso general. Las canciones gritaban contra la apatía, la dejadez, el cinismo, la haraganería, la indolencia, el abandono, el escepticismo. Pedían movimiento, agitación, en cualquier dirección, por aquello en lo que se cree, aportando cada uno lo poco que sepa: avalancha”.

 

La primavera de 1995 Héroes del Silencio viajaban a los estudios Soundcastle de Los Ángeles, California, para grabar un disco a las órdenes de Andrew Jackson (Heatwave, The Boomtown Rats, Fields of the Nephilim) y Bob Ezrin (Pink Floyd, Lou Reed, Deftones),  añadiendo un quinto miembro a la formación, el guitarrista mexicano Alan Boguslavsky, que ya les había acompañado en la gira de El Espíritu del Vino (1993). El objetivo era avanzar y dejar a un lado el eclecticismo del excesivamente largo trabajo anterior y dar un puñetazo en la mesa con la entrega más directa y contundente hasta la fecha.

Avalancha sorprende desde su inicio, tras esa intro creada por Pedro Andreu llamada «Derivas» las guitarras se afilan en «¡Rueda Fortuna!» y la banda empieza a pisar el acelerador y no lo suelta hasta el final del disco. Una hora de hard rock bajo el cuál continuaban muy presentes las señas de identidad que habían hecho grande al combo de Zaragoza, desde los famosos arreglos de Valdivia, a la personal manera de interpretar de un Bunbury que a pesar de seguir con sus ambiguas letras, se mostraba más directo y reivindicativo que nunca. La madurez que habían alcanzado tras su primera década juntos, aparecía en estas doce composiciones en la que mostraban diferentes caras. Con una clara inspiración setentera en cuanto al rock de entonces se refiere, Avalancha suena como no había sonado la banda hasta entonces. La sorprendente solidez de momentos tan inspirados como «Días de borrasca (Víspera de resplandores)» miraba de tú a tú y sin complejos a las grandes formaciones de rock internacional de la época.

 

Singles como «Iberia sumergida»  y «Avalancha» y su vídeo grabado en Las Vegas como auténticas rockstars sorprendían por su vigor, con esas guitarras dobladas de Valdivia y  y sobre todo, por mantener el habitual discurso de Hérores y a la vez, saber mirar mucho más allá de lo que nos tenían acostumbrados. Ahí estaban la melódicas «Deshacer el mundo» y «Opio» o el homenaje al hermano de Enrique en «Morir todavía». También había momentos más introspectivos, como «En brazos de la fiebre», el bonito cierre con «La espuma de Venus» u otro de los sencillos del LP, «La chispa adecuada», que enlazaba directamente con El Espíritu del Vino (1993) con ese subtítulo de (Bendecida 3), dando continuación a las partes 1 y 2 que ya nos encontramos en aquél.

 

Pero como bien dice su canción «Parasiempre» «Para siempre me parece mucho tiempo (…) No hay nada para siempre», el desgaste de una larguísima gira con 152 conciertos y las tensiones entre Bunbury y Valdivia terminarían por hacer que en 1996 todo terminara de manera amistosa. En 2007 se volvieron a juntar para diez conciertos especiales quedando la puerta entreabierta para alguna nueva ocasión futura (quién sabe) que vuelva a unirles, algo que a día de hoy parece harto complicado. Su histórica gira de reunión no dejó Avalancha (1995) a un lado, hasta seis de sus canciones entraron en los repertorios, recordemos «Avalancha», «Deshacer el mundo», «En brazos de la fiebre», «Iberia sumergida», «La chispa adecuada» y «Opio», fueron las elegidas. Ahí quedó un legado imperturbable, cuatro discos siempre recordados y la pregunta que muchos se hacen, ¿qué podrían habernos ofrecido en álbumes posteriores de haber seguido juntos?

 

Hoy Avalancha cumple 25 años y la banda lo celebrará con un directo a través de su cuenta oficial de Facebook.

 

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