Conciertos

Festival Cruïlla – Parc del Forum (Barcelona)

El Cruïlla, como su nombre indica, nace de la intención de ser un punto de encuentro de distintos estilos musicales y públicos. Ecléctico como ninguno, este año depositaba su principal atractivo en la presencia del tan en boga Macklemore y de Damon Albarn, aunque aparecían bien acompañados en unos horarios complejos que combinaban hasta cinco escenarios. La opción mayoritaria: alternar entre Deezer y Estrella Damm -también la más segura, pues allí se acumulaban las bandas internacionales, aquellas que menos posibilidades se tienen de volver a ver.
Después de unas primeras actuaciones como la de Santos, Angus & Julia Stone empezaban su repertorio con solo un pequeño grupo de gente que los esperaba hacía rato como público. A medida que se aproximaba la aparición de Damon Albarn la masa fue aumentado, y con ella también la energía entregada por el dúo, que tuvo que luchar con su folk contra la invasión sonora que llegaba desde Bongo Botrako -hecho que se repetiría con Txarango, que por momentos se oiría por encima de Band of Horses-, testimonio de algún que otro fallo de cálculo en la distancia entre escenarios -algunos la agradecían por más reducida que en el igualmente emplazado Primavera Sound, pero algún precio había que pagar por ello- y la sonorización.
Julia tocó la trompeta y la pandereta, pero cuando brilló fue con su voz evolucionando a esa categoría de gemido que tan sentida la hace durante las interpretaciones de «For You» y de la sensacional versión que el dúo hizo de «You´re The One That I Want» del musical Grease, una de las tress con las que se atrevieron, siendo la otra «Girls Just Wanna Have Fun» de Cindy Lauper y una menos arriesgada pero fantástica «Bloodbuzz Ohio» de The National.
El plato fuerte del viernes era sin duda Damon Albarn, y vaya si cumplió. A parte de defender su nuevo «Everyday Robots» contundentemente, nos regaló versiones de Blur -impresionante «Out of time» solo al piano-, de The Good The Bad & The Queen y la que sin duda fue la canción del concierto: «Clint Eastwood», reminiscencia de su pasado Gorillaz que hizo estallar al público en saltos. No faltó espectáculo en el escenario: un bajista clon de Pharrell, la participación de un coro góspel en algunos de los temas, y hasta la invitación a subir que hizo a un hincha argentino, que ante tal propuesta no dudó en cantar con el artista pancarta en mano. Enorme lástima la de la coincidencia horaria con Nueva Vulcano, que junto a Za! eran los nacionales que más prometían.
Se ocuparon de tomar el relevo Band of Horses, otro de los grupos más esperados que, en cambio, no ofrecieron un directo muy lucido. Se nos antojó insulso, aunque claro, esto podría deberse en parte al contraste generado entre su tranquilo repertorio y el arrollo anterior. Más de una pareja en las gradas quedó contenta de ese toque romántico acentuado por la luna llena, y salvado quedó el cierre con su más conocida «The Funeral».
Vetusta Morla defendía en directo su «A la deriva», y aunque el álbum había resultado una decepción para muchos, consiguieron una actuación de notable gracias al carisma de Pucho y a una escenificación envidiable. La noche se cerró con los ritmos latinos de Calle 13 y el rap agresivo de Violadores del Verso.
De nuevo después de un par de conciertos iniciales –Joan Dausà, Valerie June…- unos impresionantes John Butler Trio terminaron de abrir con buen pie el sábado. Pocas veces un público se entrega tanto con piezas en la que la instrumentalidad tiene mucho más peso que lo vocal, pero esta fue una de ellas. Bromeando sobre un instrumento desafinado «this banjo sounds like shit» y haciendo gala del buenrollismo australiano constantemente «you Barcelona people are such happy chappies«, tuvo momentos de brillantez absoluta en sus solos de guitarra, que impresionados pudimos seguir en la pantalla lateral juntando el plano detalle de sus dedos con la vista del mar.
Jack Johnson endulzó el ambiente como siempre con sus temas senzillos y sus letras caramelizadas. No fue lo mejor, tampoco lo peor: hizo lo que se esperaba de él y la mayoría cantó sus canciones con gusto incluso desde la zona de comidas. Con un estilo completamente distinto -estilo en mayúsculas, porque que presencia en el escenario- llegó Imelda May y su puro rockabilly, que transformó los alrededores del Deezer en una pista de baile improvisada -juro haber visto hasta piruetas en el suelo.
Macklemore & Ryan Lewis. Qué decir de esta combinación. Una explosión fue lo que vivió el Fòrum durante la hora y media que duró el concierto; un espectáculo con vídeos múltiples -geniales, por cierto-, serpentinas, fuegos artificiales, humo, bailarinas, cambios de vestuario… Ni los más escépticos podrán negar que disfrutaron incluso a pesar del ensardinamiento general. Con un repertorio que no daba para tanto, el capitán de The Heist tiró de charla e introducciones varias para alargarse, e incluso acabó repitiendo «Can´t hold us» que ya a muchos extrañaba que hubiera presentado tan temprano. Estallido total éste y también el que se produjo con «Thrift Shop» previsiblemente. Tiempo hubo para reivindicaciones sociales con su «Same love» y hasta nacionales de la mano de «Irish Celebration» que acompañó ondeando una senyera. Un último momento a destacar fue el de «And we danced» , para el que apareció disfrazado como en el videoclip. Un acierto sin duda cada una de las decisiones de puesta en escena -las letras de las canciones en pantalla, por ejemplo, pues la gente iba a lo que iba, a pasárselo bien-, que hicieron de la primera vez de Macklemore aquí una fiesta memorable. «I´ve heard about the parties, about the beaches, about the women… and now I´m gonna get a scooter and fuck your momma on the beach, hasta luego!» se despedía.
Recordándonos de nuevo el espíritu del festival llegaban Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra, que con sus ritmos balcánicos instaban a bailar a todo el mundo -incluso en el escenario, pues un grupo de chicas otra vez con bandera Argentina lograron acompañarlo durante un par de temas e incluso fueron coreografiadas por él- y insistían en un sentido del humor muy de gag.
La siguiente cita era con Jazzanova y Paul Randolph en el Estrella Damm, pero por una única vez decidimos desviarnos del dúo de escenarios principales para ver a los siempre potentes Za! en la carpa del Periódico, que a punto estaba de quemarse en todo su plástico a juzgar por la fuerza devastadora que emanaban. Skip & Die fueron los encargados de poner el punto y final al gran grueso del festival, que terminaría la mañana siguiente con las actuaciones matinales de Blaumut, Joan Rovira y los francófonos Zaz.
 

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