Lagartija Nick (Sala Joy Eslava) Madrid 28/09/2018

Quienes fueron en la década de los noventa los miembros originales de obras como Hipnosis (1991), Inercia (1992), Su (1995) y Omega (1996), convirtiéndose así en una de las bandas de punk español -más especialmente de Granada– con mayor influencia a raíz de la reinvención de un estilo hasta entonces desarrollado en el país, pero sin tanta literatura como la canción de Antonio Arias, Juan Codorniu, Miguel Ángel Pareja y Eric Jiménez contiene -esta vez con la ayuda a los teclados de JJ Machuca-, se reunieron en la capital madrileña. En su conjunto dan forma a la esencia más prematura de Lagartija Nick, banda que, tras varios años de cambios en la formación inicial anteriormente citada -siendo Antonio Arias (cantante y bajista) su inmortal figura- dieron luz a Crimen, sabotaje y creación (2017) en Joy Eslava, con varios motivos en sus bolsillos: la presentación de su última producción tras su unión, el reencuentro de la banda con el público y -a modo de sátira por parte del vocalista- el festejo de su “30 aniversario”.

Y nos encantaría envejecer como la banda granadina. Con la pista llena de almas esperanzadas de recibir lo último de los “lagartijas” todo se llenó de energía, de canción protesta y de sorpresas: entre canciones rescatadas de toda su obra anterior hasta la subida al escenario de José María Carrillo -miembro de Gente del pueblo– para regalar al público una canción a modo de sevillanas demostrando así la versatilidad de tal banda regada con el agua de la experiencia. Y eso lograron plasmarlo, pues jugaron con las emociones del espectador a través del repertorio; un repertorio enérgico donde la presencia de Jesús Arias se mantuvo presente como si de un miembro más de la banda se tratase. Aquellas canciones recogidas en una pequeña producción bautizada como El testamento al Sol donde el hermano de Antonio expresa sus sentimientos hacia Joe Strummer (The Clash) fueron recibidas con una lluvia de aplausos despertando así la emoción. Y de emoción trató tal reencuentro.

Dicho reencuentro donde, bien se ha de admitir, hubo diversas sorpresas. ¿Somalia? Así puede sonar con cierto aire banal; pero los allí ausentes no pudieron disfrutar del adelanto del próximo disco de la banda granadina: canción cocinada con estilo propio. No hay más. Crítica social al mundo occidental y su repercusión en países en vía de desarrollo. Un disco donde según reconoció su hermano y vocalista se va a mantener viva la llama de Jesús; reconociendo así la transgresión pretendiente por mantener, valga la redundancia, viva la llama de la banda. Tal banda ayer merecedora de un futuro prometedor tras dejarse las entrañas al cantar “La leyenda de los hermanos Quero” con su invitado José María Carrillo, “Mapa de Canadá” o “Esa extraña inercia (Anfetamina)”. Una obra preparada para funcionar en directo a modo de un disparo en el pecho de los amantes del punk; de la reivindicación y la lucha por la libertad de las ideas.

Esto debe decirse: han vuelto con fuerza y eso bien lo saben los allí reunidos.

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