Mazoni + Mishima (8º aniversario TR3SC) – Razzmatazz (Barcelona)

En una acertada decisión, el club cultural TR3SC incluye en el mismo evento dos de los grupos catalanes con más reconocimiento actualmente. Ambos fans de las buenas letras y la construcción de un mundo propio, Mazoni y Mishima prometen ser una combinación si no original -varias veces han aparecido sendos cantantes en el concierto del otro, y recordemos incluso la existencia de un tema de los primeros, «L´home número dotze», en el que se nombran los segundos- almenos satisfactoria. Y resulta serlo.
Como toda celebración en Razzmatazz, esta experiencia queda caracterizada por el movimiento encima y debajo del escenario. Y tan de movimiento va la cosa, que se puede narrar el concierto a través de dos gestos climáticos:
«Com una pistola carregada a mans d´un nen…«: al lado del micrófono, dos manos se juntan formando una pistola y apuntan entre el público a alguien que todos creemos/queremos ser. «Cada cop més impacient«…y disparan desafiantes. Jaume Pla sabe participar en el juego del escenario. La misma puesta en escena que a lo largo de la gira, una setlist apenas variada y, aún así, da la impresión que el Mazoni de Razzmatazz es un Mazoni sublimado. Haciendo gala de su complicidad como siempre lo acompañan en el escenario Aleix Bou, Jordi Rodé y un más que destacable Miquel Sospedra que lo da todo en los temas con más peso instrumental.
Despues de empezar con un hipnótico «Som la carretera», los catalanes han ido subiendo en intensidad hasta llegar a esta «Biologia» en la que ya buena parte del público baila y, los que no lo hacen, se añadirán luego con «Gised», que ellos mismos anuncian haber añadido con ese propósito. El espíritu gamberro del grupo condensado en el gesto del disparo se vuelve a repetir en la interpretación de «El crit» y en las exigencias de emoción a gritos durante «Eufòria». Antes habrá pasado David Carabén por el escenario para entonar en una deliciosa colaboración la dulzona «Per primer cop«, muestra de química pura entre las dos bandas. Entre algunos nuevos temas más de Sacrifiqueu a la princesa se colocan canciones de trabajos anteriores sin abusar de ellas, puestas en el momento adecuado para acabar por todo lo alto. El público, durante la pausa, mantiene el recuerdo álgido del ya habitual tema final y todavía hoy hit del grupo «No tinc temps» recuperado de Esgarrapada (2006) .
Después de una pausa amenizada por dos pantallas protagonistas de una extraña selección musical dada la naturaleza del evento -entre Mazoni i Mishima, ¿Pharrell?- y los tuits proyectados de una masa haciendo bromas sobre hipsters para no parecerlo, es el turno de los segundos protagonistas de la velada. Con una sala un poco más llena, cabe decir. El cantante de Mishima es un inesperado guía de masas como nos recuerdan los gritos de «Carabén president!» entre los que llega.
Si decíamos que el gesto del disparo de Jaume era una expresión de la condición más gamberra de Mazoni, este segundo gesto donde fijarnos, el de David, es más una confirmación de este universo poético que ha logrado Mishima desde sus primeros trabajos, y es que nunca se hace demasiado honor a un nombre como este. Entre amigos imaginarios e hijos de padres desconocidos, el artista invita al público a aullar durante un «Tot torna a començar« perteneciente a Ordre i aventura (2010).
Del mismo modo que sus compañeros de escenario, Mishima saben combinar a la perfección obras anteriores con la en este caso presentación del álbum «L´ànsia que cura«. Recuperan por ejemplo para goce de algun romántico el tierno combo «No et fas el llit» y «Tros de Fang», pero quizás sorprenden por calidad las interpretaciones de temas nuevos: los aullidos del público parecen haberse premonizado ya durante los colectivos «Lam-pe-du-sa» en «Mentre floreixen les flors» -seguro que los habitantes de esta isla italiana dormían ajenos a ello-, y las cabezas de la mayoría seguían el ritmo baladista de la divertida y desesperanzadora a la vez «Els vells hippies«. A partes iguales se incluyen también en la mezcla canciones del aún reciente L´Amor Feliç (2012): es el caso del tema final y el que más instagrameos provocará a juzgar por el número de móviles levantados durante su durada. David Carabén llama a Jaume Pla de nuevo al escenario y juntos parecen incitarnos con «El camí més llarg» a que todos nos perdamos un poco de vuelta a casa tarareando sus canciones. Yo, personalmente, dejé escapar un par de trenes esa noche.
 
 

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