Depeche Mode – Sounds Of The Universe (Mute/EMI)

Cada nueva entrega de Depeche Mode genera unas expectativas desmedidas. Mientras muchos nos conformamos con que las nuevas referencias de algunos de sus coetáneos sean al menos dignas, de ellos siempre esperamos algo más. El motivo principal, es que los de Basildon nunca han tratado de reinventarse, ni de reeditar glorias pasadas sonando como antaño; simplemente, continúan en su incansable empeño de innovar en cada trabajo, en no ofrecer lo mismo y mirar hacia nuevos horizontes sonoros. Y quizá en ése inconformismo radique su genialidad.

Sounds Of The Universe, es una nueva muestra de ello. Una vuelta de tuerca en su discurso, que ha hecho que a las primeras de cambio, algunos de sus seguidores se echaran las manos a la cabeza. Por un lado, podríamos decir que la producción de Ben Hillier está a años luz de la de Flood o Tim Simenon, que el nivel de las composiciones escritas por Gahan es inferior al del anterior álbum o que faltan singles memorables. Pero lo que es cierto, es que estamos ante lo que ellos denominan una nueva etapa, el comienzo de algo diferente y más espiritual, que intuimos en sus nuevas canciones.

Alguna razón habrá para que un fenómeno de masas incontestable desde hace veinte años y con tres décadas en activo, no haya decidido optar por lo fácil, limitándose a seguir la estela dejada por Playing The Angel (2005) o peor aún, acomodándose en el rock electrónico para estadios. Ir siempre un paso más allá de lo que sus fans esperan sin perder un ápice de su identidad y continuar sonando a ellos mismos, es su principal mérito. Y esa es justo la principal virtud en el duodécimo disco de los británicos, que ha sido creado en base a antiguos sintetizadores analógicos, la nueva obsesión del ahora reposado Martin L. Gore, que buscaba una evolución en su sonido a partir de tecnología pretérita. De esta forma, se ha explorado con más o menos suerte en texturas, ambientes y  nuevas formas de expresión, sin dejar a un lado su esencia.

Así, nos encontramos ante una colección de temas de lo más ecléctico, donde podemos encontrar desde electrónica industrial (“Wrong”, -su single más enrevesado desde “Barrel Of a Gun”-) a synthrock (“Miles away/The truth is”). Desde pasajes con un claro poso romántico (“In Sympathy”) a sensuales piezas maestras marca de la casa (“Fragile Tension”). Sin olvidar lo que podría ser la versión con alma de un tema de Kraftwerk (“Peace”), el crescendo emocionante de “In Chains”, la delicadeza minimalista de “Little Soul” o la oscuridad de “Corrupt”.

El resultado quizá pueda colocarse un peldaño por debajo de Playing The Angel, pero siguen manteniendo el tipo.

 

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