Wire + Weekend – Moby Dick (Madrid)

Su doble L.P, Sports, pasó sin pena ni gloria entre los discos del año pasado, al menos por España. Aun así el trabajo de la banda de San Francisco Weekend logro abrirse camino en el circuito “indie”, y es un buen ejercicio de: Post Punk y Noise, más que solvente, con variantes y calidad suficiente para que no te duela la cabeza a la mitad de la escucha. El trío norteamericano tuvo que lidiar con una sala prácticamente vacía, antes de la actuación de Wire. Y es que la nueva ley antitabaco está haciendo las delicias de los que encontramos sitio sin problema en las primeras filas, y esta cebándose en los grupos teloneros que si ya de por sí tenían que luchar para atraerse la atención del respetable, ahora también tienen que competir con los pitillos pre-concierto.

Set de poco menos de media hora, suficiente para demostrar oficio y ganas, y todo eso a pesar de estar de gira por Europa en furgoneta y con su propio backline que, tuvieron que desmontar ellos mismos nada más acabar su actuación. Lo dicho, una pena que no hubiera más público en la sala.

La banda londinense pionera en lo que se llamo Post Punk, o lo que sería lo mismo; Punk con aspiraciones intelectuales y con más enjundia (al menos en apariencia) que muchos de sus compañeros de generación, venía a presentarnos, supuestamente, su último álbum Red Barked Tree. Lo de “supuestamente” no lo digo de forma gratuita, con el trío, cuarteto en directo, nunca se sabe lo que vas a escuchar en sus conciertos. No son una banda al uso en esos menesteres y suelen tocar lo que les viene en gana, sin tener mucho en cuenta lo que sus fans quieran escuchar.

El caso es que allí estaban enfrente de la ya abarrotada sala Moby Dick, con esa aparente flema británica, que en cualquier momento puede explotar, que caracteriza a Colin Newman a la guitarra, Graham Lewis a las cuatro cuerdas, y Robert Grey a la batería, acompañados de un jovencísimo segundo guitarra muy ducho en el manejo de pedales y efectos. Poco más de una hora duro la primera parte del intenso concierto, primera parte ya que tuvieron que salir dos veces más en los bises ante la insistencia de los presentes.

Aunque la mayor responsabilidad en cuanto a voces, recayó, como es habitual, en Colin Newman, Graham Lewis le ayudo en algunos coros y también  le sustituyo como voz solista en algunos temas. Cayeron algunas de su último trabajo como la estupenda “Smash”, la que abre el disco “Please Take” con la que dejan patente su versatilidad como músicos y creadores de atmosferas hipnóticas, o “Moreover”, una delicia creada a bases de ritmos sincopados al más puro estilo de la casa. La cara más pop de la banda estuvo representada por: “Kidney Bingos”, una canción que dicho sea de paso todo el mundo debería escuchar al menos una vez en su vida, de su álbum A Bell is a Cup Until it is Struck, y “Red Barked Treee” que da título a su mencionado último trabajo.

De su mítico Pink Flag prácticamente ni un atisbo si exceptuamos “106 Beats That” y algún guiño casi al final del concierto. Está claro, si eres de los que vas a ver a Wire esperando sus temas de más calado, puedes volverte a casa con un palmo de narices. Pero nadie puede negar que ver a: Colin experimentando, con gran acierto, con sus guitarras Eastwood, Graham tocando el bajo con una técnica simple y efectiva a la par que depurada, y a Robert (metrónomo) dandole la batería con los ojos cerrados durante toda la actuación como si estuviera en pleno éxtasis, es una autentica maravilla. Y todo eso después de treinta y cinco años. ¿Cuál será su secreto?

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