Discos

Battles – Mirrored (Warp Records)

Muy de vez en cuando, un grupo de músicos superdotados es capaz de reunirse y crear algo absolutamente nuevo, un sonido que nunca antes se había escuchado. Casi sin saberlo y con una facilidad pasmosa, Battles ha pasado a formar parte de esa élite con una música tan fuera de tiempo y lugar que se sitúa automáticamente en el extremo derecho de la campana de Gauss. Scott Herren (Prefuse 73) lo vio claro y, tras llevar a los de Nueva York de teloneros, exigió a los capos de Warp su inmediato fichaje.

Tras mover algunas fichas sobre el tablero de la industria musical en forma de EP’s, al fin ha llegado el momento del jaque mate con el esperado primer largo de Battles, el fascinante y poliédrico Mirrored. Un disco tan estratosférico y fundacional que parece destinado a convertirse en la primera guía oficial sobre cómo debe entenderse la música en el siglo XXI.

Hablar de math rock, hip hop, krautrock, electrónica o prog-rock deviene una mera formalidad simplista que no hace justicia a unos temas monumentales en los que la electrónica y las nuevas tecnologías aplicadas a la música se funden con la organicidad y el nervio del rock sin que se noten las costuras. La de Battles es una música eminentemente instrumental y aunque, por primera vez, se utilice la voz, ésta funciona como un instrumento más al emitir sonidos manipulados digitalmente y no articular palabras. La inicial “Race:In” es el mejor ejemplo para adentrarse en el laberinto; un frenético ritmo de batería de precisión quirúrgica, unos veloces punteos de guitarra y sobre todo ello algo así como el canto de los enanitos de blancanieves de camino al trabajo. Así es el sonido de Battles, una música con marcado carácter de vanguardia que sabe ser divertida y eludir la condescendencia y la pretenciosidad con buenas dosis de humor.

En el single “Atlas” una voz de dibujos animados se asienta sobre un repetitivo e hipnótico ritmo deudor de las dinámicas metronímicas de Can o Neu! mientras que el groove del hip hop infecta “Leyendecker” y el bagaje metal del increíble batería John Stanier (Helmet) se filtra en la arrolladora “Tonto” o en esa “Race:Out” que tan pronto suena a Metallica como a Tortoise. Porque en los 52 minutos que dura el disco, tantos son los estímulos, las esquinas y los meandros que hay que hacer un auténtico esfuerzo para asimilar todo lo que suena. Como estímulos hay en “Rainbow”, la canción más larga y compleja del disco en la que se dan la mano King Crimson, Steve Reich, Animal Collective, Lightning Bolt y los cartoons de Hanna-Barbera.

Mucho tienen que cambiar las cosas para que éste no acabe siendo el disco del año y uno de los más importantes de la década.

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