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Cuéntame una canción: Hit, de The Sugarcubes

The Sugarcubes fueron una de esas benditas anomalías en el sistema de la música independiente de los 80 y los 90 donde, casi por imperativo legal, el foco iluminaba con especial exclusividad las escenas anglosajonas (entiéndase: ambas orillas del charco). Sin embargo, a finales de los 80, saltaron los plomos de la industria con un cortocircuito proveniente de la remota Islandia. Hasta la fecha, la isla atlántica, a la que muchos fuera de Europa habían situado en el mapa gracias a aquella mítica partida de ajedrez entre Fischer y Spaski, era una gran desconocida en el panorama musical, pero la irrupción de este sexteto de Reikiavik abrió el camino a la popularización internacional de la peculiar música islandesa.

En realidad, The Sugarcubes se formó como un conglomerado de integrantes de varias formaciones de la escena local. Las diferentes propuestas y personalidades que confluirían en el grupo acabarían por dotar de un torrente de puntos de vista musicales que aprovecharon para facturar algunas de las más grandes melodías pop de la transición entre aquellas décadas. Pero estas también serían el germen de continuos focos de tensiones, más creativas que personales (aunque se esas también hubo, y muchas), que acabarían por finiquitar el proyecto a los siete años, quién sabe si en el momento justo.

La historia de «Hit» es prácticamente la historia del final de The Sugarcubes. Este tema salió a la luz tras las turbulencias habituales entre los miembros del grupo y tras un necesario periodo de receso. En 1989, se había lanzado Here Today, Tomorrow Next Week!, su segundo larga duración, que, a pesar del número 1 alcanzado en la lista británica de discos independientes, no tuvo tan buena acogida entre la crítica. El periodismo especializado cargó sin piedad contra Einar Örn Benediktsson y la banda parecía haber entrado en un estancamiento impropio de la vitalidad y creatividad que se les presuponía desde su debut con Life’s Too Good, de 1988.  

Sugarcubes Hit lanzamiento

Nota de prensa del lanzamiento de “Hit”, el 30 de diciembre de 1991

«Hit» rompería ese silencio tres años más tarde y pondría sobre la mesa la evidencia de que a The Sugarcubes todavía les faltaba decir la última palabra. Lanzada en diciembre de 1991 como sencillo del que sería su último álbum, Stick Around For Joy -publicado dos meses después-, consiguió ser número 1 en Estados Unidos y se coló entre el top 20 de Irlanda y Reino Unido. «Hit» fue, haciendo honor a su nombre, todo un éxito y los que se olvidaron de ellos tras el «pinchazo» de Here Today, Tomorrow Next Week! volvieron a confiar en el grupo, mientras que parte de los fieles la encumbraron como su mejor canción (otra parte seguiría rindiendo pleitesía a «Birthday»). El tema fue el puñetazo necesario para impedir uno de esos tristes finales a los que muchos grupos independientes de fuera del mundo anglófono (y otros cientos de dentro, claro) estaban condenados, y los islandeses sortearon el vértigo de la caída para encumbrarse.

Einar Örn Benediktsson, el inclasificable vocalista de la banda, llegaría a afirmar que tanto «Hit» como «Birthday» estaban llamadas a ser canciones pop perfectas. Sus dos temas más reconocidos fueron, precisamente, las que vieron nacer y morir el fenómeno The Sugarcubes. Dentro de este marco temporal, «Hit» marcaría la vuelta a la actividad de unos jóvenes que no habían barajado la posibilidad de hacerse profesionales dentro de la industria musical o, por lo menos, no la tenían como una de sus prioridades. Ese pudo ser uno de los motivos por el que el devenir tras su éxito inicial acabó encallándolos en la marea y acabó agotándolos física y mentalmente: habían crecido demasiado rápido para lo que ellos querían.

Musicalmente, “Hit” era, como se pretendía, una composición pop que rozaba la perfección en su estructura, salvo algunos detalles que, de no haberse gestionado bien, hubieran echado por tierra muy posiblemente el tema. Björk, como el resto de los miembros de la banda, había seguido con sus proyectos personales y paralelos, pero en ningún momento perdió la creatividad con la que alcanzaría años después enormes cotas de popularidad.

El baterista, Siggi Baldurson, declararía un tiempo más tarde que para The Sugarcubes había supuesto un esfuerzo enorme mantener la unión durante la gestación y grabación de Stick Around For Joy, donde las tensiones fueron enormes. Todos en la banda parecían tener claro que el tsunami Björk rompería el dique por algún lado, algo que se hizo evidente cuando muchas de sus composiciones propuestas para el álbum casaban difícilmente con la instrumentación y el sonido del grupo. Muchas, directamente, eran de ejecución imposible dentro del conjunto de la banda.

Sin embargo, «Hit» tuvo más suerte y se propuso una composición fresca y con cierto toque naif sobre el amor que concordaba perfectamente con las inquietudes creativas del resto de la banda. En la parte lírica, de primeras, un tema tan recurrente en las artes como el enamoramiento no tendría nada de destacable, pero la magia con la que roció la letra y la encantadora forma de ejecutarla llevó a este tema a ser uno de los grandes paradigmas de la calidad compositiva y, sobre todo, interpretativa de Björk. La narración de ese fenómeno por el que todos hemos pasado en el que acabamos enamorados accidentalmente -porque hay momentos en los que no se tiene prisa por ello-, así como la exposición de esos sentimientos de contradicción entre lo no deseado pero alegre y la felicidad de uno mismo, van hilando una historia que encandila a través de la voz de la islandesa (This wasn’t supposed to happen / I was happy by myself / Accidently, you seduced me / I’m in love again).

 

Esa narración tuvo dos caras y, precisamente, fue esa segunda cara la que parece que tuvo que gestionarse con más delicadeza. En anteriores entregas de The Sugarcubes, mucha de la crítica, como he mencionado anteriormente, se dirigió hacia la aportación de Einar Örn Benediktsson y la idoneidad de sus contribuciones, algo que era compartido también incluso por un amplísimo sector de fans de la banda. De sobra era conocido que entre él y Björk había discrepancias artísticas que iban subiendo de intensidad a medida que pasaba el tiempo. Muchos se preguntaban cómo alguien tan talentosa como ella en lo lírico, con una capacidad de interpretación vocal que cubría maravillosamente una serie de rangos con enorme personalidad, tenía que compartir las labores en los micrófonos con Einar Örn, más cercano al dadaísmo y al surrealismo donde para él todo valía sin que importasen mucho sus evidentes y notables carencias.

 En «Hit» pareció surgir de nuevo la trama. ¿Cuál sería la aportación de este último? Y, sobre todo, ¿cómo sería el resultado final entre ambas voces? Más que menos, el conflicto se resolvió de la manera más inteligente posible, con un Einar Önn entregado a una especie de rap arquetípico de primeros de los 90 en el que exponía el otro punto de vista (o la explicación racional) de la historia a la que daban vueltas (Yes, but I, I’m a boy / A small story which always happens / (…) / But this has / Been practised for millions of years / Therefore we are). A pesar que, de nuevo, su entrada interrumpe el éxtasis vocálico de Björk, el resultado final no desmerece tanto (uno tiene que creérselo), ya que la parte rapeada queda suficientemente enmarcada como algo casi anecdótico, independiente (de hecho, existen versiones editadas por fans que atestiguan este punto).

La producción del sencillo corrió a cargo de Paul Fox, quien lideró las sesiones de grabación en los desaparecidos estudios Bearsville, bastante cerca de Woodstock, en el estado de Nueva York. La parte instrumental es una repetición casi hipnótica y continua de la sección rítmica. En ella, la batería de Siggi Baldurson permanece sincopada casi a lo largo de toda la canción, si bien va marcando la entrada de la parte vocal en perfecta armonía con el bajo de Bragi Ólafsson que se hace notar, otorgando cierto toque funk en algunos pasajes, sobre todo en el estribillo. La guitarra de Þór Eldon parece entrar a veces en cierta cadencia de ritmos más propios de la música de baile, con sus intervenciones muy delimitadas, pero otorgando al conjunto esa melodía pop que recuperaba la esencia de sus primeras canciones y con una evolución notable en su armonía resultante.

 

Algo que no debe pasar desapercibido en «Hit» es su carga electrónica ciertamente profética. Los acordes ejecutados por Magga Örnólfsdóttir en los teclados tienen una doble función. Los primeros que suenan alcanzan el estatus de riffs en el sentido de la dotación de identidad y de su repetición a lo largo del tema, pero los que sin duda más destacan son los que se transforman en los paisajes y atmósferas que recorren la parte lírica de Björk. Si uno atiende a la conjunción de ambos en la estrofa (I lie in my bed / Totally still / My eyes wide open / I’m in rapture…) podrá darse cuenta de que estos imprimen un estilo que reaparecerá, casi como una profecía cumplida, en Debut, el primer disco de la larga lista de la vocalista como solista. En la versión en directo que tienes arriba se aprecia incluso más.

Observar la remezcla que Tony Humphries Sweet and Low hizo del tema, y que aparece en el elepé It’s-It, de 1992, es abrir el espacio para entender a la perfección estos puntos. Los sonidos que nos brindan ambas versiones, algunos atmosféricos y otros, como el caso de ese remix, más cercanos al rave de principios de los 90, serían los que elevarían a Björk a los altares con «Big Time Sensuality», quizá la más paradigmática en este sentido, con una versión del elepé más heredera de un house venido a pop y otra, la que se usó para el videoclip, que avanzaba de la mano de Fluke sonidos más propios de la electrónica.

Siendo cierto que después de «Hit» se sucedieron más lanzamientos de The Sugarcubes, como los sencillos correspondientes restantes de Stick Around For Joy y el citado It’s-It, todos ellos de 1992, podría uno aventurarse a decir que la historia exitosa del grupo finaliza con ella. Por cierto, uno de esos singles lanzados en el penúltimo año de vida de la formación, “Leash Called Love”, contenía una remezcla que alcanzaría un número 1 en las listas de baile de Estados Unidos. Quien la escuche atentamente sabrá perfectamente que ese no solo fue el epitafio cronológico de The Sugarcubes, sino también el amanecer de la carrera en solitario de Björk.

 

«Hit» (The Sugarcubes)

Ficha técnica:

Compositores: The Sugarcubes (Björk Guðmundsdóttir, Einar Örn Benediktsson, Sigtryggur Baldursson, Þór Eldon, Bragi Ólafsson y Magga Örnólfsdóttir)
Productor: Paul Fox
Estudio de grabación: Bearsville Studios (Bearsville, Nueva York)
Sello: One Little Indian / Elektra
Fecha de grabación: 1991
Fecha de lanzamiento: 30 de diciembre de 1991 (como sencillo)

 

Letra:

This wasn’t supposed to happen,
I was happy by myself.
Accidently, you seduced me,
I’m in love again.
I lie in my bed,
Totally still,
My eyes wide open.
I’m in rapture.

I don’t believe this,
I’m in love again!
This wasn’t
Supposed to happen,
I’ve been hit
With your charm.
How could you do this
To me?
I’m in love
Again…

I lie in my bed,
Totally still,
My eyes wide open.
I’m in rapture.
I don’t believe this,
I’m in love again…
This wasn’t supposed to happen!
This wasn’t supposed to happen!
A small story which never happened

I said ouch! This really hurts…
That can’t be this has been
Practised for millions of years
Therefore we are
Yes, but I, I’m a boy.
A small story which always happens
I said ouch! This really hurts…
This could well be
But this has
Been practised for millions of years,
Therefore we are
Yes, but, you’re a girl!

I lie in my bed,
Totally still,
My eyes wide open.
I’m in rapture.
I don’t believe this,
I’m in love
Again…
This wasn’t supposed to happen.
I lie in my bed,
Totally still,
My eyes wide open.
I’m in rapture.
(rapture)
You’ve put a seed inside me,
(oh)
And while you’re away,
(see…)
It’s growing silently,
(to be a life)
Starts in my stomach.
Embraces my insides,
(in time..)
And about to reach my heart.
This wasn’t supposed to happen!
This wasn’t supposed to happen!
This really hurts!

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