David Bowie en los 80: Sus mejores canciones

La edición de la caja compilatoria Loving The Alien viene muy bien porque ayuda a recordar que David Bowie en los ochenta hizo cosas muy, pero que muy buenas. No fue su mejor década, vale, pero es momento de recordar que hasta sus peores discos son mejores que los buenos discos de muchos. ¿Se me entiende? Aquí van diez de las grandes canciones ochenteras de David

“Scary Monsters (And Super Creeps)”

Imagina a un Bowie de fauces gigantes en plan Godzilla entrando en Nueva York en 1980 y comiéndose vivos a Blondie y Talking Heads. Esta es una de sus canciones más monstruosas.

“Ashes To Ashes”

El ritmo de “Ashes To Ashes” es funky y, sin embargo, la canción es de todo menos funk. ¿Suena raro? ¿Intrépido? ¿Único? Es que hablamos de David Bowie. Su letra es, probablemente, biográfica, una mirada a todo lo que le había pasado hasta entonces.

“Fashion”

Funk futurista. Bowie cachondeándose de las modas y del fascismo en una sola canción. Si había alguien capaz de hacerlo, era él. Por cierto, imposible no repetir hasta el infinito lo de beep beep.

“Modern Love”

Prodigioso. El sonido del pop estadounidense de los años cincuenta llevado a los ochenta. ¿Y la letra? ¿Habla de un bisexual decepcionado con la sexualidad y dios?

“China Girl”

Una historia romántica vivida por su amigo Iggy Pop. Es quizá una de las mejores interpretaciones vocales de Bowie y el videoclip es chulo hasta decir basta. Y no, la chica y David no follaron en la playa, aunque rollo tuvieron.

“Let’s Dance”

No se trata de un simple hit de música pop. Es muy posible que contenga una referencia gigantesca a Aleister Crowley.

“Loving The Alien”

Canción de estructura compleja y de mensaje político. Se trata de una crítica a la religión, una crítica que con cada vuelta qye le das resulta más y más cruda.

“Blue Jean”

De nuevo, el rock de los cincuenta llevado a los ochenta. En realidad, David Bowie había dedicado parte de los setenta a reactualizar el rock primitivo y “Blue Jean” sigue esa estela de forma natural. Es una canción que no tiene más vuelta de hoja, pero es pegadiza y efectiva, una lección sobre como hacer un hit y como llamar la atención de la televisión mediante un cortometraje en vez de un videoclip.

“Never Let Me Down”
Así, en seco, suena a amenaza imperativa (“Nunca me decepciones”) pero en el modo verbal de la canción es amor puro (“Nunca me decepcionaste”). De hecho, es amor tan puro que es hasta casto: Se trata de una canción de Bowie dedicada a Coco, su asistente de confianza.

“Zeroes”
Una de las últimas maniobras en el campo Bowie: La regrabación y remezcla del disco Never let me down. Falta le hacía el apaño para salvarlo de su producción ochentera. Así nos evitan el curro de tener que bucear para llegar a la esencia de una canción tan maravillosa como esta, llena de mensajes secretos, por cierto (desde auto referencias a dardos a la crítica pasando por un guiño a Prince).

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