DCODE (Campus Universidad Complutense) Madrid

Pasadas las dos y media de la madrugada, un puñado de treintañeros engalanados con sus camisetas hawaianas salían del recinto como si fueran un grupo de doo-wop de los años cincuenta. Sin perder el ritmo, que no la voz, las estrofas del Dúo Dinámico resonaban con fuerza de camino a la zona de Moncloa: El final del verano llegó y tú partirás …. Era curioso, según seguían su recorrido distintas personas se unían a su canto coral. Al final, parecía un concierto más. Había risas, comentarios sobre qué grupos les habían gustado o el eterno debate de si ir a casa o tomar la penúltima.

Todos ellos, incluido un servidor, guardamos en la retina el estupendo cierre de la edición de este año con Crystal Fighters. Abrazos, globos por doquier y en los altavoces retumbando “The Plague”. Menudo final.

Cuento esta historia porque me parece que representa muy bien como es este festival madrileño que se realiza desde hace 12 años en la Universidad Complutense de Madrid, más concretamente en los campos de rugby cerca de la Facultad de Periodismo. El ambiente que se respira en el DCODE es fabuloso y la organización, tanto musical como logística, por parte de los realizadores es sobresaliente. Todo esto, genera una comunión perfecta, una simbiosis entre músicos, público y organizadores.

Un sonido de calidad, limpieza en los aseos, gran gestión de las barras, conciertos puntuales o una vuelta a casa sencilla. Todos estos detalles, que se deberían dar por garantizados, marcan la diferencia. Te pueden gustar más o menos los grupos que haya en el cartel o la selección del horario, pero sabes que si vas al DCODE vas a volver con una sonrisa.

Retrocedamos unas cuantas horas, comencemos por el principio.  El festival que pone el broche al verano llevaba dos años sin celebrarse debido a la pandemia. El sábado 17 de septiembre vivimos 16 horas de música ininterrumpida en una veintena de conciertos.

La décima edición la inauguró Xoel López junto a su antiguo conjunto, Deluxe. Un concierto muy esperado ya que la banda se bajó de los escenarios allá por el 2008. Había mucha expectativa por escuchar el regreso de un grupo que marcó época. El resultado fue sobresaliente. Eran las doce y cuarto de la mañana y más de 10.000 personas cantaron a coro canciones como “el cielo de madrid” o “colillas en el suelo”. En los últimos 14 años solo habían ofrecido otra actuación y fue en el festival PortAmérica, en octubre del 2021. Un homenaje perfecto a un pasado que parece más vivo que nunca.

Posteriormente, entre los dos escenarios que se encuentran uno al lado del otro, fueron pasando conjuntos como Ginebras, Fuel Fandango y Delaporte. Las primeras son uno de los grupos que más en forma están de esta nueva ola indie. Ginebras se está marcando una enorme trayectoria en un periodo de tiempo muy corto a base de esfuerzo, trabajo, muchas horas de carretera y una gran calidad musical.

Fuel Fandango (lee nuestra reciente entrevista) es uno de los grupos que mejor representa esa conexión entre pasado, presente y futuro. A lo largo de su actuación nos hicieron bailar con algunas de las nuevas canciones de su nuevo trabajo, Romances, presentado hace unas semanas . La única pega fueron las horas donde se realizaron, justamente en los momentos de mayor calor y a la hora del almuerzo, además el recinto donde se realiza el festival no cuenta prácticamente con ninguna sombra. Aun así, el público se mantuvo fiel y en sintonía con Delaporte, varios miles iban cogiendo ritmo para el comienzo de una gran tarde musical.

En mi caso, al igual que gran parte de la audiencia, regresé al festival para el concierto de Shinova. Nada más entrar, ya veías como cada vez más espectadores acudían al espectáculo, en total la cifra estimada es de unas 20.000 personas en esta edición. El crecimiento que ha tenido este conjunto desde la última vez que acudieron al DCODE en el 2018 ha sido espectacular. Canciones como “Mirlo Blanco” fueron coreadas como los himnos que son.

Además, algo curioso que hemos vivido en diversos escenarios es como grupos españoles ligados al sonido indie están realizando versiones de los temas más aclamados de urban, algo que desde mi opinión muestra la gran riqueza musical que hay en este país, independientemente de que géneros te gusten.

Lo hemos comprobado con la versión que realizó Vetusta Morla de “Despechá” de Rosalía en el Andalucía Big Festival. Shinova en este concierto se atrevió con “Quédate” de Quevedo y Bizarrap y poco después Carlos Sadness con “Ojitos lindos” del artista puertorriqueño Bad Bunny, este último con más sentido ya que la canción es una colaboración con Bomba Estéreo, grupo que también ha colaborado con Carlos Sadness.

El concierto de este último comenzó a las siete de la tarde y el ambiente que se respiraba era estupendo. El mismo, contagiado por el espíritu familiar, no paraba de comentar lo mucho que le gusta actuar en Madrid. Una actitud un pelín populista, pero que nunca está de más. Además, la interacción con el público fue excelente, había momentos en los que improvisaba, como nos tiene acostumbrados, parte de las letras de sus canciones más famosas o nos pedía consejo sobre cuál era el tema que queríamos que sonase después. Canciones como “Amor Papaya” o “Que electricidad” marcaron el final de una muy buena actuación.

Acto seguido comenzó Viva Suecia, uno de los mejores conciertos de la noche. Al grito de Dios Salve a Viva Suecia, el conjunto murciano se comió el escenario. Menuda actuación. Otro grupo, al igual que Shinova, que en los últimos años ha crecido exponencialmente. Es más, diría que Viva Suecia es el conjunto indie que mejor en forma está de todo el panorama musical. Una locura. Nos prestaron alguna de las canciones que formarán su cuarto álbum, no faltaron los himnos como “Bien por ti” o “La voz del presidente” y Rafa Val mostró una actitud arrolladora en todo momento. Es más que entendible que este año Viva Suecia haya sido los encargados de poner el cierre al FIB. Tendrían que haber cerrado también el DCODE.

Diez horas después de nuevo Xoel López se subió al escenario, en esta ocasión para interpretar sus canciones en solitario. Desde mi punto de vista, el mejor concierto de toda la jornada, tanto por la buena comunión que había con el público, como por la calidad intrínseca que tienen sus actuaciones. Sin duda, Xoel fue la estrella de esta edición. Un recorrido por su discográfica en la que no faltaron canciones más antiguas como “Ningún hombre, ningún lugar” o “Lodo”, así como las de su último disco,“ La flor en tu costado” o “Alma de león”, en esta última incluso imitó el abrazo infinito que aparece en el videoclip.

Tras Xoel, llegaron las principales cabezas de cartel de esta edición. Anteriormente, si no se hubiera suspendido en el 2020 por la pandemia, las estrellas hubieran sido Queen of Stone Age o Vetusta Morla. Finalmente fueron The Kooks, The Hives y Crystal Fighters, grupos que parecen sacados de cualquier festival europeo del 2010. Aun así, asumieron el reto y nos entregaron muy buenas actuaciones.

Una de las más interesantes fue la de Years & Years. Una actuación performática de una calidad inmensurable, desde el setlist elegido, pasando por la actitud, la escenografía o los decorados. The Hives fueron otra de las grandes sorpresas de la noche, seguramente (y descontando a Viva Suecia) el concierto más energético de todos.

Pelle Almqvist se convirtió en un anfitrión perfecto. Si había que hablar castellano, lo hacía, si había que alargar hasta la saciedad la canción “Tick Tick Boom”, dicho y hecho. Nos dejó a todos con ganas de más, y eso que fue uno de los conciertos más largos de toda la jornada. A diferencia de estos últimos, The Kooks no brillaron en demasía. Cumplieron, pero no enamoraron.

Este verano ha sido el regreso de los festivales, de los conciertos, de la vida más allá de la mascarilla. Un regreso que todos y todas necesitábamos. En Madrid, el otoño no comienza el 23 de septiembre, sino cuando termina el DCODE.

Fotos DCODE: Javier Rosa

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