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Entrevista con Butch Vig sobre lo nuevo de Garbage

Garbage han vuelto, y lo han hecho con su disco más comprometido hasta la fecha, fruto de las circunstancias vitales y políticas que estamos viviendo. El reciente lanzamiento de No Gods No Masters (STUNVOLUME / BMG, 2021) nos induce a replantear muchas de esas situaciones desde un punto de vista personal, pero extrapolable.

Tenemos la oportunidad de charlar con Butch Vig (Viroqua, EE.UU., 1955), a quien interrumpo su tercera taza de café del día, y eso que no son ni las diez y media de la mañana en la Costa Oeste. A pesar de esa sobrecarga de cafeína, el baterista de Garbage, y ya para siempre el rey Midas del grunge como productor de discos como Nevermind (1991), Siamese Dream (1993) o Experimental Jet Set, Trash and No Star (1994), es un tipo tranquilo y con las ideas claras, perfecto para que nos desgrane nuestras dudas y aplaque la curiosidad de todo lo que rodea a este nuevo álbum.

“La pandemia nos afectó mucho y por eso el álbum suena más claustrofóbico, más ruidoso y más caótico”

Para empezar, quisiera preguntarte algo genérico y de sensaciones ¿Qué es lo que ha significado la pandemia para Garbage?

No Gods No Masters es el disco de Garbage más social y político de los que hemos hecho. En marzo de 2020 teníamos acabada la base de lo que iba a ser el álbum y, de repente, vino el confinamiento. Sin embargo, no teníamos finalizado todo, y teníamos que pulir las voces, la instrumentación, algo de las letras, y el COVID nos forzó a acabarlo totalmente aislados. Creo que, al final, esto hizo que el disco fuera más intenso. A mí, a todos, nos afectó mucho y por eso suena más claustrofóbico, más ruidoso y caótico porque, en definitiva, era el mundo que estábamos contemplando. Shirley (Manson) escribió muchas de las cosas durante el periodo, mirando por televisión lo que ocurría. Definitivamente, la pandemia ha influido en cómo suena el álbum.

Entiendo que, durante todo este tiempo extra, entre el concepto original de No Gods No Masters y el resultado final ha habido cambios…

El álbum, originalmente, sonaba algo sobrio. Shirley había finalizado la composición de las letras, Duke (Erikson), Steve (Marker) y yo veíamos que la música necesitaba ser algo más agresiva. La única canción que suena igual que cuando se compuso es “This City Will Kill You”, que suena muy cinematográfica, pero el resto de temas han tenido un viaje largo desde cómo estaban concebidas inicialmente a cómo han acabado siendo.

Con Shirley Manson como letrista y en estas circunstancias, ¿cómo ha sido el proceso de producción? ¿Habéis trabajado las ideas instrumentales sobre sus letras?

Shirley ha escrito todas las letras y nosotros empezamos con ciertos bocetos. Nos fuimos a Palm Springs un par de semanas para realizar unas cuantas sesiones informales. Al no tener ninguna maqueta ni ideas prestablecidas, empezamos desde cero. Al acabar aquellas sesiones, quizá teníamos unas treinta y cinco piezas musicales. Después, por poner un ejemplo, de un corte de diez minutos a lo mejor encuentras unos segundos que dices: “esto va a ser una canción”. Así que volvimos con las grabaciones de las sesiones a Los Ángeles para trabajar en los estudios y comenzar a juntar la música. En definitiva, una vez que Shirley ha finalizado la composición de las letras, vemos cómo deben sonar, evaluar la intensidad… Cuando grabamos “The Men Who Rule The World” supimos inmediatamente que debería ser la que abriese el disco, la que le diese esa personalidad, pero no la tuvimos definida hasta que Shirley vio las protestas feministas en Chile y decidimos finalizarlo con su lema.

 

Y de aquellas sesiones, algunas se habrán quedado fuera, claro.

Decidimos que “The Men Who Rule The World” iba a ser la que marcase el estilo. Teníamos unas cuantas canciones más que podrían haber entrado en el álbum, de corte más pop, pero sentimos que, finalmente, no encajaban.

Las letras son, precisamente, la seña de identidad de este álbum y donde adquieren una importancia extrema, nadando entre una crónica de nuestros días y un posicionamiento político sobre lo que nos rodea. ¿Qué ha predominado más, esa ambición por ser narradores o bien una necesidad crítica?

Las letras en este álbum funcionan de muchas maneras. Shirley escribe sobre el mundo que vivimos, pero muchas de ellas son muy personales. No queremos sermonear con que la gente tiene que salir a protestar, sino más bien invitarles a escuchar las canciones y hacerles sentir que tienen el poder para cambiar lo que está en sus manos y tomar ciertas decisiones que les den más libertad. En canciones como “Wolves”, Shirley está cantando sobre ella misma, sobre sus dos caras, la buena y la mala, y de que todos somos muy complejos. Es como estar en constante contradicción, sus inseguridades y complejos. También lo puedes escuchar en “Unconfortably Me”: es ella siendo brutalmente honesta. En cuanto a las letras, este álbum es el más honesto de todos los que hemos grabado, porque refleja el mundo en el que vivimos. Sabemos que a muchos fans no les va a gustar este disco, aquellos que quieren pop y dance para bailar y escapar, pero, desafortunadamente para ellos, este álbum no es así.

“Este álbum es el más honesto de todos los que hemos grabado, porque refleja el mundo en el que vivimos”

En algunos cortes, como los que has mencionado, puede verse ese exorcismo de demonios personales de Shirley Manson. Con algo tan personal, ¿cómo es la conexión y la empatía del resto de la banda? Entiendo que todo afecta al final en la composición…

Una de las razones por las que todavía seguimos juntos siendo una banda después de veinticinco años es porque compartimos muchas sensibilidades, honor, amor, política, artes, comida, cine… La humanidad es sentir esa empatía por la gente. Shirley canta desde su punto de vista, pero también lo hace por nosotros cuatro. Si ella compone una canción con un contenido en el que el resto no cree, muy probablemente no la pondríamos en un disco.

 

Escuchamos algunos temas de corte muy electrónico que pueden remitir a un pasado cercano y, sobre todo, a la primera época post-Geffen. ¿Estamos antes un compromiso de reforzar un sonido de una segunda vida de Garbage, la que nace tras Not Your Kind of People (STUNVOLUME, 2012)?

Sería interesante definir cómo es ese sonido. Personalmente, no soy capaz de encontrar un adjetivo. Nos gustan muchas cosas: hip hop, rap, grooves, electronica, sintetizadores, momentos orquestales, guitarras sucias y melodías pop. Incluso a veces lo metemos todo en una misma canción. Sí que puedo escuchar bastante electrónica en el álbum, de sintetizadores sucios, que me gusta manipularla y procesarla, pero también Duke y Steve tienen un enfoque con sus guitarras bastante primario que hace que, a veces, puedas trasladarte al Marquee Moon, de Television. Al final, cuando escuchas el álbum varias veces, puedes reconocer influencias desde Roxy Music a Talking Heads. Como banda tenemos muchas influencias y, claro, acaban apareciendo.

Cuando escuchas “Flipping The Bird” puedes caer en la tentación de irte a los primeros discos de Garbage. Sin tapujos, ¿echas de menos los viejos tiempos?

¡Me gustaría ser veinticinco años más joven! Creo que Garbage está siempre en constante evolución. Incluso si quisiéramos sonar a alguien, acabaríamos sonando a Garbage. Puedo escuchar en este último álbum elementos que me trasladen a Version 2.0 (Mushroom/Almo, 1998), mientras que otros pueden llevarme a Beautiful Garbage (Mushroom/Interscope, 2001) y sonar distintos para mí. No miro mucho atrás, no echo de menos aquellos días. Puedes legar a echar de menos sensaciones, como las de cuando empiezas a ser una estrella o algo así, pero musicalmente creo que siempre hemos encontrado muy fascinante hacer música juntos y por eso seguimos encontrando emocionante sacar un nuevo álbum.

 

Hablando de la gira prevista para el año que viene… En el Festival de Edimburgo de 2018 realizasteis un concierto muy original, casi performance, que fue muy aclamado. ¿Tenéis intención de seguir explorando nuevos formatos sobre el escenario para los conciertos venideros?

Este verano y otoño vamos a realizar una serie de conciertos con Alanis Morissette y Liz Phair, y después con Blondie, pero el año que viene cambiaremos cosas para la gira, quizá algo más unplugged, con piano, guitarra acústica, contar con un cuarteto de cuerda… Creo que es interesante ver cómo podemos enfocar las canciones con un toque más íntimo. Garbage a veces puede ser muy ruidoso en directo, así que probar lo opuesto creo que puede ser realmente interesante. Ya veremos… Desde luego, es genial poder volver a tocar para los fans.

«Está al caer el 30 aniversario de Nevermind y recientemente lo hemos remasterizado, pero para mí ese álbum tan fresco y vital como si se hubiera publicado ahora mismo»

Os tengo que dar la enhorabuena por el disco y por seguir en la brecha. Por cierto, no me resisto a una última pregunta sobre Nevermind (Geffen, 1991)…

Ya sabes… Está al caer el 30 aniversario de Nevermind y recientemente lo hemos remasterizado, pero para mí ese álbum tan fresco y vital como si se hubiera publicado ahora mismo. Es cierto que he producido muchos más estilos que grunge, pero aquel disco me cambió la vida y lo bueno es que mi hija de quince años y sus amigos están descubriendo ahora Nevermind y me preguntan cómo era Kurt Cobain. Y les encanta el disco. Para mí es genial ver cómo la gente sigue emocionada con el disco, un disco que significa tanto para mí.

2 comentarios en «Entrevista con Butch Vig sobre lo nuevo de Garbage»

  • El disco no está tan mal. Os hice caso en vuestro comentario y la verdad que mejora al final y con las escuchas. Me gustó que entrevistéis a Vig, sus manos han tocado el cielo

  • Personalmente, creo que es uno de sus mejores discos, junto a Strange little birds. Garbage, por fin encuentran una identidad, no soy nostálgico de sus discos noventeros, que básicamente eran un plagio de Curve. Ahora suenan maduros, crepusculares, sin la mochila pop que les restaba fuerza.
    No Gods No Masters, uno de los discos del año.

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