Entrevistamos a Maruja Limón

Maruja Limón es un quinteto catalán que nos demuestra como la alegría y la reivindicación van juntas de la mano. A través del mestizaje, el flamenco, el pop o la rumba se enfrentan a la masculinidad tóxica, hacen una defensa del colectivo trans o nos hablan de una vida que merezca la pena que se viva.

Tras ganarse el cariño del público y las buenas críticas por parte de diferentes medios, su tercer trabajo, Vidas (2022) es la consagración de un estilo y una forma de hacer música al alcance de muy pocos. Desde Muzikalia, hablamos con Sheila y Vicky para que nos cuenten más sobre su nuevo disco, las aventuras en la carretera o los inicios de este conjunto.

«El perfeccionismo se está quedando un poco obsoleto, hay que ser más naturales»

Es todo un placer hablar con vosotras. Lo primero de todo, ¿cómo os encontráis?

Vicky: El placer es nuestro. Estamos muy contentas de estar aquí en Madrid empezando la gira. Teníamos muchas ganas.

Sheila: Nos encanta Madrid. Siempre que venimos nos replanteamos si quedarnos una temporada aquí. Nos gusta mucho, es una ciudad muy magnética, siempre nos han recibido genial y tiene una propuesta cultural increíble. Estamos muy felices.

Enhorabuena por vuestro tercer trabajo, una maravilla. Antes de comenzar a desengranar dicho álbum, me gustaría poder comenzar por los inicios de Maruja Limón. ¿Cómo nació este proyecto musical?

S: Nos fuimos conociendo en diferentes locales de flamenco que hay en Barcelona. Desde ese mismo momento ya empezamos a realizar diferentes conciertos por la mañana en el El Raval, a la hora del Vermut. Después de varios años, este proyecto empezó a coger forma integrando a los miembros que ahora tenemos. Fue todo muy liviano, muy natural.

Pasasteis de crear una pequeña maqueta para venderla en esos conciertos a componer un disco en el 2018 (Más de Ti) que recibió muy buenas críticas por parte de los medios especializados, creando una base de fans muy fiel. ¿Os sorprendió todo ese proceso?

V: Muchísimo. Veníamos de grabar una maqueta y sin darnos cuenta recibimos el premio a “Artista Revelación”. Además, era un disco que grabamos en muy poco tiempo, con muy poca preparación. Al parecer justamente esa naturalidad fue lo que sorprendió a los medios.

A partir de ahí, firmamos con nuestra primera discográfica, lo presentamos por un montón de sitios … Fue una locura porque no teníamos nada de experiencia, ni siquiera sabíamos que la promoción duraba tanto tiempo. Para nosotras era alucinante.

 

Vosotras sois un grupo de amigas que hacen música, no unos músicos que se han hecho amigos. Esa confianza es una de las señas de identidad de Maruja Limón, algo que se demuestra en vuestras canciones.

S: Totalmente, es algo muy bonito de vivir. Gracias a eso resultó ser todo más fácil.

V: Tres de nosotras, Sheyla Esther y yo, veníamos de la escuela de cante y guitarra flamenca Joaquín Herrera. Más tarde conocimos a Eli de otros proyectos. Ella toca con otra banda que se llama Balkan Paradise Orchestra y nos presentó a Mila, la trompetista. Desde los primeros momentos ya hubo un feeling increíble, grabó varios temas y se quedó con nosotras.

Algo que me hace bastante gracia es vuestro nombre, derivado de una rumba versionada por multitud de artistas. ¿Cómo surgió?

S: Un poco de locura. Para nuestro primer concierto necesitábamos un nombre para poder escribirlo en el cartel y sabíamos que queríamos el nombre de una mujer. A partir de ahí, empezamos a decir nombres al azar: al compás de Juliana, los tacones de María … Cosas que no tenían mucho sentido.

En una de esas alguien dijo: Maruja Limón, como la canción. La verdad es que nos encantó por la frescura y la sonoridad que tiene. Nos sentimos muy identificadas con el nombre.

A partir de ese momento, empezasteis a girar por multitud de lugares y países, decenas de conciertos y cientos de horas de carretera.

S: Cuando comenzamos con la discográfica, el grupo, poco a poco, fue cogiendo nombre y nos llamaron de muchos festivales. También tuvimos la suerte de que nos tocará el premio de Girando por Salas, una maravilla porque recorrimos la península de punta a punta. Es más, el segundo disco se hizo en la carretera porque no pasábamos mucho tiempo en casa. Estábamos todo el día en la furgoneta, escribiendo y componiendo.

¿Cuál fue el concierto que más os marcó?

V: Yo creo que fue el de Budapest. Era un momento en el que, como decía Sheila, no parábamos. Recuerdo que al día siguiente de actuar en ese festival de Hungría teníamos que irnos a las Azores, fue una semana de locura.

Llegamos el mismo día del bolo, tocamos por la mañana y después disfrutamos del resto de conciertos. La sensación de libertad de ese festival no se ve en España. La gente podía acampar en cualquier parte de la isla del Danubio.

Al poco de presentar vuestro segundo trabajo, Ante Mí, llegó la pandemia y su respectiva consecuencia. ¿Cómo vivisteis aquellos momentos?

S: Fue un duro golpe. Ese año se presentaba como un momento de expansión y explosión para Maruja Limón. Estábamos subiendo como la espuma, teníamos el disco y los conciertos programados … Cuando llegó la noticia nos quedamos un poco atónitas la verdad. Lo único que podíamos hacer era preocuparnos por los nuestros y hablar entre nosotras sobre el rumbo de los acontecimientos.

Hacer un disco es una inversión de dinero muy grande que luego vas recuperando con las actuaciones. Nos tocó la fibra, también a nivel anímico.

 

Hace apenas unos meses publicáis vuestro último disco, Vidas. Un álbum ecléctico en cuanto a sonidos se refiere. ¿Cómo fue el proceso de grabación y composición?

S: Lo más importante de este disco es que está grabado en directo. Queríamos capturar en el álbum la energía que presentamos en nuestros conciertos, lo preparamos bastante y luego a los meses lo grabamos en un estudio que se encontraba en una Masía.

V: Sí, en riguroso directo, con sus fallos y con sus aciertos.

La canción que abre el álbum, “Otra Vez”, muestra el sonido de puertas abriéndose y cerrándose, pequeñas conversaciones y otros detalles que muestran esa naturalidad. En los últimos años, hemos visto como muchos artistas han grabado sus discos en directo, una especie de venganza por todos los meses en los que no se ha podido tocar debido a las restricciones.

V: Cambia todo mucho cuando lo grabas así. Las diferencias pueden ser sutiles, pero los músicos valoramos mucho esos momentos. Nosotras nos sentimos muy cómodas actuando y queríamos hacer la prueba. Como bien dices, creo que es algo que cada vez se está realizando más. Por un lado, porque se echaba de menos poder tocar. Por otro, porque opino que estamos en una época de mayor sinceridad musical, el perfeccionismo se está quedando un poco obsoleto, hay que ser más naturales.

S: Es más humano. Estamos acostumbrados a cosas muy sintéticas debido a toda la evolución tecnológica que se ha producido en la música. Por ello, supongo que es normal que se experimente, que se juegue con las canciones. Hay que conservar la parte más real de la música.

V: Esto nos pasa mucho también con las redes sociales, vemos cómo el público reacciona mejor con un video casero que hemos montado en un momento que cuando hacemos un videoclip con un mayor trabajo detrás. Yo creo que la gente busca encontrar ventanas de realidad.

Hace apenas unas semanas, hablábamos con la Pegatina sobre la importancia en Cataluña de un género como el mestizaje. ¿También os marcó musicalmente?

V: El mestizaje es nuestra referencia sonora. Cuando éramos unas crías, ese tipo de música nos marcó y se quedó dentro de nuestro ADN. Este tipo de sonido y estilo siempre ha estado ahí, pero ahora vemos que hay un cierto resurgir. Para mí, Ojos de Brujo siempre han sido unos referentes musicales, marcaron mucho mi época de adolescente y el estilo cuando empecé a tocar la guitarra. Todas esas ideas se han quedado con nosotras y a la hora de componer aparecen de forma casual.

«La música puede ser una especie de lubricante para introducir mensajes mucho más directos»

Otro de los elementos a destacar de vuestro nuevo disco son las referencias sociopolíticas que hay en vuestras canciones. Temas como “Cárcel” son una defensa del colectivo Trans, otras como “Machito” una crítica al hetero patriarcado. Una fusión entre alegría y reivindicación.

S: Hay mucho peso social y cultural en cómo nos comportamos siendo mujeres, hombres o lo que quieras ser. Hay mucha gente que lo pasa muy mal porque siente que no encaja con los estereotipos que la sociedad nos impone. Estas canciones surgen de todos los inputs que tenemos nosotras, desde las conversaciones, pasando por los estereotipos de género o el tipo de rol que te hacen asumir por el sexo biológico que te toca …. Creo que mediante las canciones se pueden hacer grandes reflexiones, que puede ayudar a mucha gente que vea que no está sola.

V: La música puede ser una especie de lubricante para introducir mensajes mucho más directos. Estás bailando un tema y la letra puede poseer una crítica divertida y bailable. La música puede crear discursos sin ser tan agresiva como el mensaje de un político.

Por último, ¿Qué significa la música para vosotras?

V: Un lienzo en blanco en el que puedes desarrollar muchas artes. Una de las cosas que más me gusta de la música es el margen de mejora que tiene.

S: La música te permite sacar una parte de tu mente y de tu alma y conectar de forma más directa con los demás. Es un lenguaje universal que te atraviesa.

Escucha ‘Vidas’ de Maruja Limón

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