Fabián – (La Brisa Leve) La Luz Distinta (Auto)

El tan de moda crowdfunding genera opiniones encontradas. Algunos piensan que es una humillación para un músico verse obligado a «pedir limosna» para grabar un disco, mientras que otros dicen que no hay forma más sincera de relación entre un artista y su público. Sea como sea, parece que el crowdfunding es la nueva compra de discos: pagas para que tu banda o cantante favorito pueda seguir sacando música, solo que ahora se hace por anticipado.

Yo no tengo una opinión clara al respecto, pero discos como este cuarto trabajo de Fabián me hacen plantearme una pregunta: ¿Cuánta buena música se quedará sin ver la luz por falta de financiación? Sí, todos sabemos que hoy se pueden grabar canciones en la habitación y hacer que todo el mundo las escuche, pero no hay comparación. El verdadero talento, como el de Fabián, necesita ser arropado, contar con medios, eludir todas las trabas que no tengan que ver con crear canciones bonitas, maravillosas, como las que pueblan (La Brisa Leve) La Luz Distinta.

Unas canciones que suenan sinceras sin parecer afectadas, que huelen a batalla perdida pero no a rendición. El engañoso inicio con el pop rock americanizado, perfecto y eufórico de «En la tierra quemada» y el single «La luz distinta» (por momentos uno cree que la E.Street Band está detrás) sirve como apetitoso aperitivo para lo que viene después. ¿Y qué viene después? Pues una brillante colección de canciones dulces, algunas a ritmo de vals, otras similares a una canción de cuna, otras casi desnudas salvo la frágil y susurrante voz de Fabián. Unas letras confesionales, poéticas, a veces desgarradas y otras bañadas por una ilusión casi infantil («Ayer soñé que te secaba el pelo»). También hay invitados ilustres: «Todas las aves del sur» cuenta con la colaboración de Quique González, y Zahara presta su voz a «Maravillas», dos temas melódicamente impecables en su sencillez, como poemas sonoros.

Algún medio tiempo también con raíces americanas («No tengas miedo») y un par de baladas («Mr.Toc» y su nostálgico Hammond, «Nueva York» y su desolador estribillo) preparan el camino para el cierre con «La brisa leve». Fabián solo con su guitarra y una armónica causa exactamente el efecto que pretende: que el oyente perciba como se siente («como un arroyo de agua claracomo la bruma en la mañana«) y que comparta dichos sentimientos de serenidad. Entonces el reproductor de CDs enmudece y la habitación queda en un silencio limpio, envuelta en una brisa leve y, efectivamente, con una luz distinta.

 

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