James – La Petite Mort (BMG Chrysalis)

Si comenzara la crítica del último disco de James diciendo que con esta nueva entrega han dado un giro pronunciado de noventa grados para mirarse en la bola de espejos y que parecen dirigirse a la pista de baile, más de uno pararía en seco la descarga del álbum o sus intenciones de salir corriendo a comprarlo. Y evidentemente a la primera escucha te cuestionarás si esto es un álbum de James. Aunque pronto el ritmo housero que han imprimido en gran mayoría de las canciones te guiará de manera endiablada hacia el epicentro de unas composiciones de auténtico trallazo pop, tremendamente melódicas y fácilmente reconocibles.

Infalible en toda su duración, el álbum no tiene ni un solo tropezón en sus diez redondos cortes. Desde las más rompedoras  «Walk Like You», «Curse Curse» (que será próximo single), o «Moving on» hasta las más conservadoras como «Frozen Britain» o «Bitter Virtue», esta última como principio del pausado final del disco.

Nos explicaba Tim su cantante en un reciente encuentro, con ocasión del concierto que ofrecieron en un centro comercial de Madrid esta misma semana, que el disco nacía de un periodo de entre muertes, la de su madre que murió en brazos del artista de una manera tranquila y sosegada a los noventa años de edad y la de su mejor amigo tanto sólo tres meses después en circunstancias dramáticas. De ahí que la muerte sea tratada desde dos prismas antagónicos a lo largo de todo el disco.

La más grande de las tristezas, la pérdida celebrada a ritmo de baile desenfrenado, como en un rabioso alegato para recordar que la vida es efímera y para advertir de que el amor a veces no compensa. Un toma y daca constante para un disco redondo que conjuga instrumentos de viento, electrónica machacona circa 90´s, y unos teclados presentes como espina dorsal del tracklist.

Otro divertimento de los mancunianos que nos devuelve seis años después a una de esas bandas malditas en nuestro país que todavía no han logrado posicionarse en el sitio que les corresponde, mucho más arriba de donde se encuentran.

Reconozcámoslo abiertamente, James ni han hecho, ni van a hacer nunca un disco malo. El coqueteo con la electrónica suele ser la china en el zapato de la discografía de muchos grupos (Hola U2, ¿qué tal?), pero en este caso la renovación de aires no solo les abre nuevas vías de experimentación sino que además les refuerza en sus posiciones como auténticos artífices de música pop.

 

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