Jethro Tull (Circo Price) Madrid 16/03/22

Con cinco minutos de cortesía comenzó anoche el concierto de Jethro Tull en el Circo Price de Madrid.  Este es el primero de los 2 espectáculos que ofrecerá Ian Anderson en nuestro país. Este viernes 18 será el turno de Cartagena.

La entrada no fue completa. Cerca de un tercio de los asientos quedaron vacíos, puede que debido a que el precio de las entradas más baratas fuese de 55€. La media de edad de los asistentes rondaba la prejubilación, y la sensación de estar viendo un espectáculo que no se va a repetir en muchas más ocasiones estaba en el aire.

Un Anderson con 74 años, chaleco negro, gafas y la cabeza desnuda, muy alejado del melenudo de ojos saltones vestido de juglar, que en los 70 surfeaba las olas del éxito, hizo ayer un repaso ordenado y muy bien explicado, en un perfecto inglés de Escocia, a los clásicos de su larguísima carrera. Hubo tiempo incluso para mentar a Putin y criticar el belicismo.

Este Jethro Tull, formado por su líder-compositor, vocalista y flautista, se presentó ayer acompañado por grandes músicos. John O’Hara a los teclados, David Goodier al bajo, ambos veteranos y reputados músicos ingleses. El batería Scott Hammond y el jovencísimo guitarra Joe Parrish, que con 27 años podría ser nieto de Anderson, cerraban el quinteto.

La voz de Anderson ya no es la que fue. Más de cincuenta años de carrera tienen la culpa. Se echaba de menos a Barriemore Barlow, John Evan o a Martin Barre músicos con los que Jethro Tull llegó a tener uno de los directos más espectaculares del mundo y que les permitió batir récords de ventas de entradas. Esta nueva formación ofreció un show con un ritmo más pausado del que conocemos de sus míticos discos en directo. Sin embargo fue un virtuoso, contundente y emotivo espectáculo.

El repaso nos dejó himnos como  «Thick as a brick», «Songs from the Wood» o «Aqualung» en una versión menos heavy y con más travesera de lo habitual.  También hubo tiempo para presentar el homónimo single del último LP «The Zaelot Gene».  Para el cierre quedó el aplastante «Locomotive Breath», cuyo hipnótico ritmo nos retrotrajo a los grandes momentos del rock pretérito.

Tras dos horas en el asiento, con sus 15 minutos de descanso. Salgo del Price con una extraña sensación de nostalgia. Añorando épocas en las que el Rock’n’roll fue la música que sonaba en todas las emisoras. La música que quería cambiar el mundo. Próximamente, The Rolling Stones en junio y Uriah Heep en octubre, nos traerán más dosis de esa, ya pasada de moda, medicina.

Foto Jethro Tull de su Facebook oficial

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