Chris Isaak (ALMA, Festival Jardins de Pedralbes) Barcelona 12/07/23

A Chris Isaak se le tiene que querer a la fuerza. No sólo por formar parte de la banda sonora de una generación que lo descubrimos con “Wicked Game” en la banda sonora de la estupenda Corazón Salvaje de David Lynch (Lynch, por cierto, le dio un papel en Twin Peaks: El Fuego Camina Conmigo), sino también por ser el mejor embajador de la música rock romántica que entronca con crooners al estilo Frankie Valli, Dean Martin, Elvis Presley, hasta llegar a su adorado Roy Orbison.

El californiano apareció puntual en el escenario con un traje chaqueta azul con lentejuelas, y bien parapetado por su banda de siempre. Su presencia es enigmática, y tu mente te hace viajar a Las Vegas, pero también a algún tugurio tejano en el que se respira cierto glamur kitsch. Abrió el concierto con “American Boy” y su figura iba de un lado al otro del escenario apuntando con su guitarra y guiñando el ojo a alguna chica guapa. Chris es un galán atrapado en el tiempo. Un tiempo que es un no-tiempo, porque su percha, su voz, y su actitud ante el escenario le hace ser un personaje atemporal.

Cuando le tocó el turno a “Somebody’s Crying” aprovechó por agradecer la asistencia al concierto, y de paso lanzar bromas a costa de Harry Styles, que justamente actuaba a pocos metros del Poble Espanyol. Isaak avisó al público que no bailaban tan bien, pero sus coreografías improvisadas al alimón con el bajista Hershel Salley (guitarra) y Rowland Sally (bajo) eran pura simpatía.

Todos los músicos al frente del escenario para atacar algunos de los mejores temas de su discografía como esa tremenda toma de “Forever Blue”, “Two Hearts”, y rendir homenajes pasionales a Roy Orbison en “Only The Lonely” y “Oh Pretty Woman”, y a un Elvis Presley que no estuvo ausente en la calurosa velada: era inevitable acordarse de “Can’t Help Falling In Love” bordándola con pulcritud y magisterio.

En la recta final salió en plan travesti-rocker con su traje de espejos y narró una anécdota que le ocurrió cuando fue al backstage de James Brown, se presentó ante el rey del soul, y este le espetó lo que parecía un Hi! con voz grave onomatopéyica. Para agradecerle eso y toda una vida de música versionó de forma maravillosa “I’ll Go Crazy”, pero también hubo espacio en el setlist de esa canción de desamor desgarradora como es “Blue Spanish Sky”. Sóno “Wicked Game” claro, y se hizo un silencio sepulcral como se merece un clásico.

Un concierto maravilloso. Un remanso para los corazones rotos.

Foto: Julio Aznar

 

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