Interestelar Sevilla (CAAC) 19-20 mayo 2023

Como Cooper y Murph desafiando la inmensidad del espacio en la película homónima de Nolan, el Interestelar se sobrepuso a las previsiones de tormenta eléctrica para disfrutar, por fin y tras tres accidentadas ediciones seguidas, de un festival plagado (metafóricamente; no tentemos a la suerte) de leyendas del indie patrio, en el que Viva Suecia, Lori Meyers y Vetusta Morla emergieron como los grandes triunfadores.

Durante la semana previa, los partes meteorológicos hacían temer por una nueva edición catastrófica de un festival que, por fin, logró quitarse de encima el apelativo de maldito y volver a la normalidad tras varios años con dificultades de diversa índole. Si en 2020 fue una pandemia la que provocó la suspensión del festival sevillano, en la edición de 2021 una tormenta frustró los deseos de volver —mascarillas mediante— a la esperada “normalidad”,  cancelando la segunda jornada del evento. En 2022, sin pandemia y con solazo, el incidente fue más insólito: aunque los conciertos no se vieron afectados, una plaga de pulgas, en plena alerta por la viruela del mono, afectó a miles de asistentes al festival.

UN CARTEL AÑEJO

2023 debía ser el año del resurgir del Interestelar, como el ave fénix de sus cenizas o como la tripulación capitaneada por el personaje de Matthew McConaughey emergiendo del agujero de gusano en la oscarizada cinta. Ganas no faltaban: un cartel repleto de iconos y viejas glorias del indie, (pseudo-género cajón de sastre tan indefinible como reconocible) consiguió anunciar el sold out de abonos tres meses antes de la celebración del evento, a pesar de la siempre polémica estrategia de los festivales de The Music Republic de lanzar entradas nominativas e intransferibles (excepto pago de 20 euros).

En este caso, Vetusta Morla y Lori Meyers eran los destinados a calzarse el traje de astronauta y capitanear la nave interestelar en un line up muy pop, con trazas de rock, que salvo excepciones, bien podría haber clavado un hipotético cartel festivalero de hace siete u ocho años: Iván Ferreiro, Second, La Habitación Roja, Rufus T. Firefly, Sidonie o La Casa Azul demostraron que los años apenas pasan para ellos y cautivaron, en su papel de leyendas del indie español, al heterogéneo público de La Cartuja.

(VIVA) VIVA SUECIA

Y precisamente sobre himnos saben los que, para muchos de los que abarrotaron el escenario Cruzcampo, fueron los grandes triunfadores del festival. Tal vez Viva Suecia ya podrían haber estampado su nombre en pequeñito en ese imaginario cartel de hace años, pero esta vez llegaban a Sevilla con un tamaño de letra más prominente. Y volvieron a demostrar por qué: los suecos ofrecieron un bolo redondo, desplegando todo su arsenal de sonidos guitarreros y enérgicos y creando una extraordinaria simbiosis con el público. Comenzando por la incisiva “No hemos aprendido nada» y terminando con el himno rockero en el que han convertido su colaboración con Elyella, “Amar el conflicto”, los murcianos ofrecieron un setlist difícilmente mejorable que intercaló éxitos “antiguos” (hace ya siete añazos de aquel maravilloso “La fuerza mayor”, ¡cómo pasa el tiempo!), como “A dónde ir” o “Bien por ti” con temas más recientes y aderezos muy originales y propicios, como el saxofón en “El bien”.

El enésimo acto de consagración de Viva Suecia como uno de los grandes referentes actuales del panorama alternativo español fue el broche de oro (y azul) de una intensísima jornada de viernes que apenas dio respiro a los interesteleros (incluido un servidor) para hacer la inevitable visita culpable al servicio o hacerse con un bocata a los excesivos precios de la zona de restauración, cuando el fresquito comenzaba a arreciar en la ribera del Guadalquivir.

Y eso que el día comenzó como acostumbra en Sevilla: bajo un intenso sol. Sobre las seis aparecía sobre el escenario Cruzcampo la carismática Tulsa, seguida de los siempre cumplidores y maravillosos Rufus T. Firefly, a los que apenas afectaron el excesivo volumen de los graves del escenario Johnnie Walker, para regalar una corta pero emocionante sesión de su rock psicodélico (que tanto encandila a este humilde plumilla).

Sin tiempo apenas para ir a las barras a por una de las cervezas a precio desorbitado e interestelar, Iván Ferreiro presentó por primera vez en Andalucía varios de los temas de su nuevo y esperadísimo Trinchera Pop. No fue el bolo más divertido del gallego, pero sí el primero multitudinario del festival, en el que aparte de las bellísimas “En el alambre”, “Dejar Madrid” y demás nuevos temas, no faltaron los clásicos equilibrios imposibles, pensamientos circulares y años ochenteros del gallego, hasta llegar al himno entre los himnos, «Turnedo», con guiño incluido a los sevillanos Maga, con ese precioso comienzo de “Diecinueve”.

Mientras tanto, en el escenario Astro Club, el tercero en discordia, se sucedían propuestas muy interesantes como Merino, los sevillanos Victorias, que pagaron el coincidir en horario con una de sus influencias, Rufus; el dúo Repion y los jovencísimos Malmo 040.

La La Love You dio el toque naif al atardecer del escenario Johnnie Walker, presentando su nuevo “Blockbuster”, repleto de temas hechos para ser coreados en festivales, y desatando las primeras caderas, que ya no dejaron de bailar. Primero, con el sonido electrónico de La Casa Azul, expertos en hacer saltar al respetable con una de las puestas en escena más espectaculares del festival, hasta el cierre con la sesión de Ley DJ.

VETUSTA Y LORI, LORI Y VETUSTA

Decíamos que los capitanes intergalácticos del fin de semana estaban predefinidos. Tenían su nombre en grande en el cartel. Vetusta Morla y Lori Meyers. Lori Meyers y Vetusta Morla. Tantas veces juntos en festivales y tantas veces capitaneando carteles. Y en Sevilla no iba a ser menos.

Los granadinos han sabido renovarse sin perder su esencia y se han ganado a pulso el título de grandes leyendas de la escena alternativa española a base de bolazos como el que ofrecieron sobre el escenario del CAAC. “Emborracharme” y “Mi realidad” marcaron el éxtasis de un largo concierto, en el que los Lori, con un setlist diseñado para hacer al público canturrear con temas recientes y clásicos, demostraron que su capacidad para emocionar se ha mantenido durante años, al tiempo que han ido perfeccionando su cuidadísima puesta en escena, una de las señas de identidad del trío comandado por Noni.

De puesta en escena también saben muchísimo los indiscutibles cabezas de cartel del fin de semana. Vetusta Morla llevó a Sevilla el espectacular show de “Cable a tierra”. Pantallas móviles, efectos visuales (a veces, incluso excesivos para los que desde atrás querían disfrutar del concierto a través de las pantallas), un Pucho, como es habitual, muy hablador y reivindicativo, y un sonido muy orgánico encandilaron a los miles que se arremolinaron frente al escenario principal (muchos de ellos solo entraron al recinto para ver a los tricantinos). Fue un concierto in crescendo que comenzó con temas menos coreables por el gran público pero cargados de experimentación como “No seré yo” o “La virgen de la humanidad”. Durante la hora y media de show, los vetustos sacaron a relucir su excelso arsenal de polifonía rockera y lírica intelectual, que tuvo como gran momento el dúo con el cantaor onubense Arcángel en “Puñalada trapera”, con quien Indio y Guille ya colaboraron en su último álbum, “Hereje”. Tras las colosales “24 de junio”, “Copenhague” o “Saharabbey Road”, el apoteósico final llegó, como no podía ser de otra manera, con ese maravilloso canto a la esperanza que es “Los días raros”, máximo propulsor de carnes de gallina del fin de semana.

CUANDO HAY POP YA NO HAY STOP

Antes, el día había comenzado, entre las sempiternas amenazas de lluvia, con Niña Polaca, que arrancaron los primeros —y únicos— pogos del fin de semana, ante un público muy fiel y bailongo, que reivindicaron a los polacos como una banda que empieza a ganarse un horario más tardío. Y no seré yo quien les quite la razón. El ahora quinteto madrileño-alicantino es un cañón de rock fresquísimo, letras directas y generacionales y buenrollismo por doquier, al que empieza a quedársele pequeño el horario de apertura.

A partir de ahí, el sábado fue una oda al pop, desde el más veterano de La Habitación Roja al más comercial de Dani Fernández, con su tradicional y honroso homenaje a Supersubmarina. Hubo tiempo también para que los grandérrimos Second se despidieran de Sevilla, uno de sus “rincones exquisitos”, en uno de los conciertos más especiales del festival.

El fin de fiesta corrió a cuenta del costumbrismo electromágico y karaokeístico de Ladilla Rusa y los inmensamente divertidos y coreables Sidonie, que no dejaron por el camino ni uno de sus temas más legendarios, en un concierto entretenidísimo, que tuvo como postre de lujo la sesión de Elyella, los DJs de referencia de la música alternativa en este país.

Fue un broche absolutamente frenético a un festival cuyos últimos años lo han sido aún más. Sin embargo, la nave Interestelar de Sevilla, que aún tiene margen de mejora (véase los precios de la bebida o el acceso a agua potable en el recinto), por fin ha conseguido completar su misión sin sobresaltos. A pesar de las falsas amenazas climáticas, la nave Interestelar, como Cooper y Murph en la Endurance, se embarcó en un viaje épico para los tripulantes, donde la música se convirtió en un medio para trascender las limitaciones, superar las dificultades y explorar nuevos horizontes de emociones y experiencias.

Fotos: Facebook Interestelar Sevilla

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