Las Ruinas – Toni Bravo (El Genio Equivocado )

Cinco trabajos de estudio llevan ya con este Las Ruinas: descritos por su sello, El Genio Equivocado -productivo techo que comparten con Odio París o Les Sueques, entre otros-,  con la etiqueta heavy-pop, esta formación está integrada por Eduardo Chirinos como voz y guitarra, Jaime Bertrán al bajo y coros y Toni López tras la batería. Estos tres ingredientes sumados a la mezcla de Marco Morgione (ya habitual en la tarea) y la masterización de Javier Roldón son suficientes para llenar Toni Bravo de una energía extrañamente bien encontrada entre la tristeza y la bailabilidad. Y es que bien podríamos tomarnos su tema clausurante «Canción para ligar» como declaración de intenciones: «no tengo suerte en el amor / por eso he hecho esta canción / para que bailen los cuerpos / y se desate la pasión«.

Bajo el nombre de Zinetico, el mismo Toni ha diseñado una colorista portada en la que recrea pequeñas anécdotas, exactamente de la misma forma en que lo hacen los temas. Doce canciones que se paran en situaciones cotidianas como una noche de discoteca o un paseo al lado del mar, sin ansias de grandes dilemas existenciales porque, ya es sabido por todos, lo de cada día es lo que al final más importa. Anécdotas que contribuyen a la creación de un estado de ánimo agridulce, desilusionado, que planea sobre todo el álbum combinando clichés del desamor con referencias por doquier -«y suena Sonic Youth / lo que necesito eres tú / Ramón y Cajal, Ramón y Cajal«, dicen en el tema así llamado- y buenas dosis de humor -«el amor es grande / en Suecia / diosas del Olimpo / en Suecia«-. Fieles descriptores de nuestros tiempos, los barceloneses cantan a todos los aspectos de la modernidad -no dan la espalda a la crítica social, aunque siempre desde la ironía, escúchese «La épica de la pobreza»- adoptando la óptica del loser urbanita, es decir, la mía y la de la mayoría de vosotros.

Aunque citen a los de Nueva York, un nombre más cercano que les viene a pelo cuanto a parecidos que orienten al nuevo oyente es el de Los Planetas, siendo como son claros admiradores de los noventa. El mayor uso de la guitarra acústica ha acercado a la banda a un sonido pop más puro que en trabajos anteriores, siempre pasado por el tamiz de ese toque lo-fi que los caracteriza y añadiendo a esta mezcla instrumental más bien americanizada la mediterraneidad de paseos marítimos y olivares varios. Ritmos tirando a pausados pese al claro espíritu garage de la banda y melodías vocales cercanas a lo llano, casi habladas en ocasiones. Por primera vez la voz de Jaime sustituye a Edu en dos canciones, «El Estado del Bienestar» y «Nada» -atención a la segunda, de las más punks del disco, con estribillo destinado a convertirse en estado de Whatsapp de insospechadas multitudes: «nada, nada / no quiero hacer nada, no«-.

Las Ruinas confirman una vez más que a la hora de rock´n´rollear la clásica formación en tres piezas de bajo, guitarra y batería merecen la mejor de las confianzas –Dinosaur Jr., Spacemen 3, Sebadoh, Cream; todos se la han dado-: la formación va a un álbum por año desde el 2010 y en ninguna ocasión ha bajado el listón. Sólo cabe esperar que a la hora de dar su palabra el trío no sea tan de fiar y que la promesa de terminar a los diez álbumes, reiterada en varias ocasiones, no se cumpla.

 

 

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