Los Quetedije y Ruge Boreal (Sala X) Sevilla 18/11/23

El pasado sábado 18 de noviembre una Sevilla vestida de gala post-Grammy fue testigo de una noche para el recuerdo. La Sala X acogió a Ruge Boreal bajo la anfitrionía de Los Quetedije en un concierto que no dejó a nadie indiferente.

La noche comenzó con los gaditanos Ruge Boreal que tuvieron la difícil tarea de calentar motores de un público deseoso de canciones. El grupo compuesto por Diego Herrera a la voz principal, «Juata» a la guitarra, Martín G. Cárdenas al bajo y Arturo Cruz a la batería y a los efectos de sonido.

Para ello no dudaron en atrezzar el escenario con flores que bien cuadraban con la estética de “Rosa y Clavel”, el sencillo del que será su primer álbum. En esta primera hora y pico no faltó ese rock progresivo que les caracteriza y con el que han recorrido ya salas de toda la provincia gaditana y parte del resto de Andalucía. El joven grupo defendió su estilo explosivo y rockero con frescura y sobre todo mucha energía, dando a conocer el que será su primer trabajo de estudio. En el turno que les tocaba hubo de todo, incluyendo desde saltos hasta baladas con los flashes de los móviles en una llamada a enamorarse ya que, literalmente, “un día estás aquí y otro te atropella un autobús”.

Tampoco faltó su último tema, “Arderás”, con esa llamada a la acción desde la rabia compartida en una generación que enfrenta un futuro incierto y, en muchos casos, se debate sobre los pasos a seguir para perseguir sus sueños.

Los Quetedije comenzaron su cita con el público sevillano sorprendiendo con una intro musical en la que fueron apareciendo uno a uno los siete integrantes para abrir el concierto con su “Llanto de abril”, single que da nombre a su primer LP de estudio.

Algún que otro problema técnico enturbió las primeras canciones, pero la profesionalidad que caracteriza al conjunto hizo que se solucionaran y que pudiera seguir la velada sin problemas. “Esa Noche” fue el tema que siguió a las presentaciones y que no podía faltar, ya que una parte del público que allí se encontraba colaboró en la grabación del videoclip que pronto verá la luz.

A ello le siguieron “Operarios del polvo” e “Infeliz por un salario”, dos canciones que hablan de la dureza del trabajo, absorbiendo la mayor parte del día y generando frecuentemente frustración y desmotivación al impedir a las personas dedicar tiempo a sí mismas y a sus pasiones. Son dos temas que llegan especialmente a todas esas personas que conocen de primera mano las extenuantes jornadas laborales, llevándolos a cuestionarse el propósito de todo. Una manera de llamar a la conciencia de clase desde una desde una realidad profundamente arraigada.

El público estaba absolutamente absorto y metido de lleno en el “mundo Quetedije”, con un grupo que se mostró unido y más que a la altura de las circunstancias con la profesionalidad y el buen rollo que les caracteriza. Hubo espacio para todo: cumbia, reggae, un poco de funky, melodías más aflamencadas, poperas y rockeras aderezadas con esa “salsa de soja” que cubre todo lo que hacen y le da sentido.

También pudimos disfrutar de “Vente” y “Melodías olvidadas”, las dos colaboraciones del disco con Juan Gallardo y Álvaro Ruiz respectivamente en una versión sin artistas invitados que también fue perfectamente adecuada, ya que las voces e instrumentos del grupo son más que suficientes para llenar el espacio y dar vida a estos temas.

Con “Vuela” volvieron a encender la emoción de los asistentes que, literalmente cantaron entera prácticamente sin ayuda. Esta canción habla de dejar crecer a las personas que queremos, aunque eso signifique dejar de verlas a menudo o tener que hablar únicamente a través de una pantalla. Seguramente sea de las favoritas precisamente por este mensaje, junto a su pegadiza melodía y la conjunción perfecta de la instrumentación con el toque justo de dulzura, pero siempre bañada con el optimismo que caracteriza a Los Quetedije.

El grupo se mostró, como siempre que he tenido la oportunidad de verlos en vivo, compacto y despierto, solucionando las desavenencias que pudiera haber sin perder la actitud. Además, la complicidad entre ellos es uno de sus puntos fuertes que no es de extrañar ya que no son sólo grandes músicos si no también personas muy humanas que no dudan en tender su mano.

Entre las 12 canciones de “Llanto de abril” se coló un himno quetedije como es “El despistao”, que ensalza las virtudes de ser un poquito desastre y olvidarse de todo porque se tiene la cabeza en otro sitio.

No faltaron tampoco la “Cumbia Traicionera”, “Velero” y por supuesto, “El Pirata” con el que se desató la energía acumulada en un pogo en el que el objetivo era el disfrute máximo a través del movimiento, incluso de la hermandad que se había generado en esa hora y pico que llevábamos allí.

Si hay un elemento común en todos los conciertos de LQTD es la energía que se vive y se respira de forma colectiva como un aire que llena todos los sentidos y los pulmones. El público se convierte en una parte esencial del concierto, mucho más que un simple espectador que tiene que sacar lo que tiene dentro y lo que se le está trasmitiendo como pura electricidad. Los seguidores de LQTD gritan, saltan, se lo cantan todo, ríen y por supuesto se lo pasan en grande y disfrutan de la cita como suya. Y en un día tan importante como la presentación de un primer LP, no podía ser menos.

Foto Los Quetedije: Rocío Cabello

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