Discos

Pau Vallvé – Pels Dies Bons (Autoeditado)

Cada vez son más los músicos que por decisión propia deciden escapar del mundo discográfico tradicional y experimentar por su propio lado. Es el caso de Pau Vallvé, que hasta hace poco disponía de su propio Amniòtic Records, llegando a amparar a parte de sus propias obras las de gente como Maria Coma o Ferran Palau. Tras el cierre del mismo, Pau no abandona la exploración del mundo de la autoedición, al contrario, se adentra en él anunciando un álbum producido por él en el más amplio de los sentidos, incluyendo la estampación manual de libretos y carátulas, sin editorial, ni discográfica, ni intermediarios de ningún tipo. Solos él, el cartón, y algunos amigos. Después de tal introducción y gracias al soporte de su público más fiel, al que prevendió alrededor de 400 copias todavía a ciegas, Pels dies bons es lanzado finalmente el 15 de octubre.

Aunque configurado como un brindis a los buenos momentos y, especialmente, a los que implican una segunda persona, el sonido del barcelonés sigue tendiendo a la melancolía preciocista. El álbum se abre con «Muntanyes i glaciars» manteniendo ese fuerte vínculo con la tierra y el paisaje que tienen siempre los trabajos del cantautor y del que tan impregnado estaba su pasado De Bosc (2013). Incluso los pájaros que lo rodeaban durante su retiro en Banyoles han estado incluídos de fondo en «Aquesta és pels dies bons» y «I jo pensant en quan vindràs» acompañando los múltiples instrumentos que, como viene siendo habitual, aparecen interpretados por el mismo Vallvé, contando en esta ocasión también con Jordi Casadesús para algunos bajos y moogs.  «Si 2010 era un yo y De Bosc era un nosotros, este nuevo disco es un tú«, se  explica, «Si 2010 era un azul oscuro y De Bosc era blanco, este nuevo disco es un granate.» El pop detallista que lo caracteriza mira una vez más hacia esa mezcla entre el intimismo y aquello suyo más propio y la colectividad y aquello más universal que tanta identificación logra en los escuchantes: a través de sus letras más poéticas que narrativas -pero siempre huyendo de barroquismos y optando por lo coloquial- Pau entiende que para llegar a todos es necesario urgar dentro de sí mismo.

Ya la primera cata que tuvimos del álbum, «Benvingut als Pirineus», auspiciaba un brillante trabajo y un riesgo cero a quedar eclipsado por la particularidad del método de fabricación: impregnado de belleza y un leve aroma a resignación, el tema induce con sus ritmos a un paseo por lares montañosos en los tiempos de internet con destellos sarcásticos tan bien encontrados en la letra como «entre YouPorn i More Than Words«. El resto del trabajo es un paso natural en la trayectoria de un músico todoterreno que ha dominado completamente loops e instrumentos tradicionales para que suenen como si en vez de ser tocados por él tocaran para él, captador de canciones que ya estaban ahí desde el orígen de los tiempos -y, en cambio, que contemporáneo suena todo. Las voces arrastradas de «La fosca avisa» demuestran que hay otro camino para llegar a lo místico, espiritual, reflexivo o como sea que se le quiera llamar que no pasa por las melodías etéreas y el aire sino por la tierra y el peso de los cuerpos; los «a cagar la transcendència» anteriores siguen ahí en forma de «adéu alarmes» abogando por un tipo de bucolismo que no busca hojas cayentes de árboles, pajarillos ni lágrimas fáciles sino la belleza que se encuentra en cualquier sitio si se busca, como si más que «por los días buenos» el brindis del título fuera «por los días normales».

 

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