The Secret Society – Peores Cosas Pasan En El Mar (Gran Derby Records)

Peores Cosas Pasan En El Mar empieza con una base de Eminem (“Lose yourself”, para 8 Mile) y, aunque es un presagio de que lo que se avecina será extravagante, la realidad es que el disco es tan terrenal y coherente como la impresión final de “Suanzes: volver a empezar”. Este tercer disco es, de lejos, el más inspirado de Pepo Márquez como cabeza visible de The Secret Society.

Decía Hendrix que el blues es fácil de tocar, que lo difícil es sentirlo. Sin ser el blues lo de TSS, más bien un rock de reflejos espartanos y grises industriales de extrarradio, Pepo M. y compañía hacen creer que en realidad lo fácil es sentir la música. Grabado en directo, las letras de Peores Cosas Pasan En El Mar -todas ya en castellano- se introducen crudas por los oídos y, sin saber muy bien cómo, acaban en el torrente sanguíneo, camino del corazón; lo que hacen allí dentro no está claro. No lo queráis saber.

Dominado por el arte de contener (la rabia, la pena), Peores Cosas Pasan En El Mar es un breviario de dolor y de frío; pero también de redención y de calor. La historia de nuestras vidas: querer, ganar, perder y levantarse (si el sol quiere). Todo en diez canciones y algo más de 40 minutos. Todo un historial de desencuentros.

Probablemente menos alterado en el ritmo pero más en las historias que su predecesor, el disco se desequilibra en favor de unos medios tiempos que a veces acaban por estallar. Eso sí, la intensidad emocional de “Las pistas falsas conducen al desamor” y “La casa junto al mar”, y el hardcore de “El amor es una puerta que sólo se abre desde dentro” permanencen mucho después de acabar el disco; la primera, además, sigue la senda de su anterior disco (I Am Becoming What I Hate The Most, 2008) con un evidente “y por ella me convertí en esto (…) y acabé como la gente que odiaba”.

“Parte de guerra”, acertadísima bitácora de la búsqueda de la felicidad, lidera la contención y da las primeras pistas de lo que se confirmará a lo largo del disco: a pesar de la alternancia en la formación, TSS suena a banda. Sólo hay que atender a la tormenta de “El día que empezamos a querernos fue el día que empezamos a olvidarnos” o a las guitarras furibundas de “Microdrama moderno y urbano” (ambas con estallido final); Nacho Ruiz, Paula Sánchez-Lafuente y Javier Martínez tienen mucho que ver en el ritmo ska de la lacerante “Si pudiste con tanto dolor, podrás con esto” y en la americana de “Cuídate, cowboy!” (con la voz de Alondra Bentley). Y todos ellos se dejan ver en el final de “En la sala del Guernica (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid)”, desgarrador y escalofriante relato bélico-sentimental.

Una de las alegrías del año pasado.

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