Devendra Banhart – Ape In Pink Marble (Nonesuch Records)

Cada vez que Devendra Banhart edita un nuevo álbum conviene prestarle atención. Si bien hasta ahora no ha publicado una obra completamente redonda (Cripple Crow (2005) es lo más cerca que ha estado de la excelencia) en cada uno de sus discos encontramos la personalísima huella de un autor inquieto y dinámico que, con sus aciertos y sus errores, siempre tiene algo interesante que ofrecer. Ape in Pink Marble, su octavo álbum, no es una excepción: sin ser un disco memorable no estamos ante un naufragio absoluto, aunque el conjunto final resulte demasiado liviano como para incluirlo entre lo mejor de su discografía.

Y es que aunque parecía imposible, Devendra Banhart se va haciendo mayor. La madurez que apuntaba el reposado y sugerente Mala (2013), queda aquí confirmada en sentido negativo: quien fuera sinónimo de irreverencia y desmadre se ha sofisticado y domesticado, llevándose por delante casi cualquier atisbo de espontaneidad, una de sus mejores armas. En una reciente entrevista en Radio 3 comentaba que este álbum no incluye temas en castellano porque “no cabían” estilísticamente, y tiene razón. El carácter surrealista y festivo de sus canciones en español, puntos de fuga en otros álbumes, no encajaría en el que, por otro lado, es su disco más unitario.

Ape in Pink Marble comienza perezoso con “Middle names” y “Good Time Charlie”, dupla que ya muestra las señas de identidad del resto del álbum: a su habitual guitarra entre el folk y la bossa añade sonoridades orientales, con presencia transversal –y abusiva- del Koto, instrumento de cuerda japonés que confiere una extraña textura al disco. “Jon lends a hand”, tercer corte de estructura sencilla y circular, funciona como un reloj, igual que la solvente “Fancy man” –parece un descarte de Mala– o una “Fig in leather” tan elegante como bailable, que bebe más de ABBA que del anunciado pop noventero que se suponía que inspiraba el álbum, y resulta a la postre la mejor canción del lote. A partir de la bella e irónicamente muy brasileira “Theme for a taiwanese woman in lime green”, el resto del minutaje cae en lo anodino, y solo el lo-fi seductor y esquemático de “Saturday night” sobresale entre la monotonía general. En definitiva, un disco menor en la trayectoria de su autor pero que no hace sino abundar en la idea antes apuntada: siempre que Devendra edita un álbum pasan cosas.

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