Dum Dum Girls + Arponera – Ochoymedio Club (Sala But) (Madrid)

Tras su paso por Madrid en los eventos conmemorativos del último Día de la Música, había una cierta expectación para ver la primera gira en salas por nuestro territorio de estas cuatro chicas, presentando su más reciente y segundo  trabajo, Only in dreams (Subpop, 2011), un disco casi autobiográfico en el que Kirstin Gundred (aka Dee Dee), vocalista y líder del grupo, narra de forma sentida y sincera acontecimientos vividos en su propia piel: la grave enfermedad de su madre, la separación de su marido por el solapamiento de las giras y el desarraigo que causa el estar todo el día en la carretera.

Previamente, la apertura de la velada corrió a cargo de Arponera, el grupo nacional que había sido elegido para abrir los cuatro conciertos de los que ha constado la gira española de las norteamericanas; sin duda, una buena oportunidad para comenzar a darse a conocer para estas tres chicas de Barcelona y aunque apuntaron buenas maneras a nivel musical a pesar de no estar demasiado rodadas, con influencias estilísticas de Bauhaus o de los Joy Division más oscuros, si es cierto que deben mejorar mucho la parte lírica de sus canciones, ya que ciertas estrofas causaron algo de jolgorio entre el respetable allí presente, que poco a poco iba llegando a una sala, que no alcanzó algo más allá de media entrada: entre que estábamos inmersos en plena Semana Santa y la poca difusión que tuvo el evento en los medios hasta los días previos, resultó sorprendente el cambio de sala al nuevo Ochoymedio Club ya que viendo la afluencia de público, en la sala El Sol la atmosfera hubiese sido mucho más apropiada y el tamaño más acorde al número de asistentes.

Tras los pertinentes ajustes y pruebas previas, salieron al escenario las cuatro protagonistas principales de la noche, todas ellas perfectamente ataviadas con un vestuario cuidadosamente estudiado, donde predominaba el color negro y las medias agujereadas, dándoles un aire de “pin-ups góticas” sobre la escena. Comenzaron a desgranar la selección de canciones elegida para esa noche con el tema que da título al Ep que lanzaron entre sus dos trabajos («He gets me high»), para después continuar con un tema de sus inicios musicales («Catholicked») y la canción que da nombre a su bien acogido primer álbum («I will be»); estos tres primeros temas fueron enlazados sin pausa alguna, con el inconveniente de que los ajustes previos no habían dado los frutos deseados: la voz de Dee Dee apenas se escuchaba y ella misma trataba de hacérselo notar a los técnicos de la mesa de sonido de forma ostensible, pero los problemas siguieron prolongándose según fueron alternando temas de sus dos trabajos discográficos, lo que incluso deslució ligeramente el single que adelantó su segundo disco («Bedroom eyes»), con el que a pesar de todo, conectó la audiencia allí presente.

Después, por fin parecieron corregirse los problemas con el micro principal y la vocalista del grupo comenzó a estar más cómoda sobre las tablas y mostrarse algo más activa y despreocupada, si bien es cierto que las cuatro componentes se mostraron muy poco comunicativas y bastante reacias a abandonar sus correspondientes posiciones sobre el escenario a lo largo de la noche. Momentos álgidos de la segunda mitad del concierto fueron la notoria Jail la la, con la que lograron darse a conocer o la pegadiza Heartbeat, de su último trabajo; para después cerrar la velada con dos nuevos temas aún no editados y una inesperada versión de los Pale Saints («Sight of you»), pues todos los allí presentes hubiéramos esperado la muy mediatizada versión del «There’s a light that never goes out» de The Smiths, que ni siquiera llegaron a interpretar en los bises, ya que estos pertenecieron íntegramente a su segundo disco: volvieron al escenario con el vital tema que abre dicho trabajo («Always looking») y cerraron la noche con la melancólica Coming down, tema en el que Dee Dee refleja sus sensaciones personales tras el fallecimiento de su madre a causa de un cáncer y que lamentablemente, quedó algo deslucida debido a algunos acoples de guitarras, que no lucieron todo lo que hubieran podido en este último tramo del concierto.

Por tanto, esta nueva visita de las americanas a la Capital se saldó con un buen concierto de poco más de una hora de duración como era de esperar al contar únicamente con dos breves discos en su haber y que sólo se vio algo deslucido por los leves problemas técnicos iniciales y finales previamente relatados.

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