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Molly Nilsson – Un-American Activities (Dark Skies Association)

La sueca Molly Nilsson presenta el que es ya es su decimoprimer disco. Sin apenas hacer excesivos aspavientos, pero muy segura de su potencial, ya desde sus inicios, como una gran compositora de pop inscrito a la cultura del DIY y a las sonoridades oscuras donde perviven el gusto por atmósferas en ocasiones cinéticas y nocturnas, mientras en otras se escora por un paisajismo atiborrado de capas de ruido blanco analógico que siempre resulta perturbador.

Su último disco se gestó mientras hacía una residencia artística que el programa interdisciplinar Villa Aurora en California le otorgó. Si consultamos esta entidad cultural en internet, nos daremos cuenta de que fue la casa en la que pasaron el final de su exilio Lion Feuchtwanger y su esposa Marta Feuchtwanger. Lion fue escritor judío que combatió en la Primera Guerra Mundial en las filas del ejército alemán para justo después, emprender una carrera literaria que le sirvió como acicate para denunciar las atrocidades del régimen nazi. Se le retiró la ciudadanía alemana y fue considerado una persona non grata por el régimen de Hitler. Estuvo en un campo de concentración del cual escaparía, y al final encontraría asilo en Los Ángeles, lugar en donde este disco está grabado, y de alguna forma, también intenta salvaguardar la herencia combativa del escritor a través de unas letras que Nilsson ha querido que fuesen explícitamente políticas.

Un-American Activities (Dark Skies Association, 2024) presenta algunas novedades en el universo Nilsson: es la primera vez que hace uso del color en la portada (el rojo intenso enmarca su cara que aparece “censurada” por la típico renglón negro que esconde sus ojos), y hace uso de diferentes estilos musicales que, hasta ahora, no se habían prodigado en exceso en su producción discográfica. Las canciones se benefician, y de qué manera, de esta necesidad de ampliar horizontes en su ya de por sí peculiar estilo.

“Excalibur” es una hermosa muestra de su sello personal a la hora de confeccionar pegadizas tonadas pop desenfocadas, aunque en “Palestine” (Somewhere Over The Rainbow) -dura crítica al genocidio palestino y a la inoperancia de la comunidad internacional para acabar con el- planea un discurso musical cercano al dream pop. El trote new beat asoma en “Jackboots Return” con unos arreglos orquestales que ponen el acento más orgánico a una canción que denuncia el resurgimiento de la extrema derecha en Europa. En “Red Telephone” nos hace bailar gracias a una exultante muestra de EBM, “The Communist Party” hay ecos del “Vogue” de Madonna, teclados house noventeros y samplers de panfletos anticomunistas, para terminar el disco con elegantes arreglos a lo Front 242 en “Point Doom”. Un excelente ejemplo de que el baile y la política, cuando hay talento, hacen buenas migas.

Escucha Molly Nilsson – Un-American Activities

 

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