El dúo valenciano Galavera presenta El Viento

Boom chicka boom, que decía Johnny Cash. Justo a ese ritmo, que fue la marca de fábrica del hombre de negro, cabalga “El viento me trajo hasta aquí”, canción que abre y titula el nuevo trabajo de la pareja -en lo personal y en lo artístico- formada por Vanessa Juan y Raúl Tamarit (también en los Radiadores). El Viento es el segundo trabajo de Galavera y llega nada menos que nueve años después de su debut, aquél Dos y Dos que en 2014 editó Bonavena Música, sello que originalmente fletaron los miembros de Radiadores y los también valencianos Doctor Divago para autogestionar sus discos y que ha terminado dando cabida a proyectos paralelos, como el que nos ocupa.

El Viento se compone de cinco canciones que, como tantos otros proyectos que ven la luz ahora, fueron gestadas durante la pandemia. Y en este caso, obviamente, la pareja lo tenía especialmente “a mano” para pasar tiempo de encierro cocinando a pachas unas composiciones que, al igual que en su trabajo previo, beben sin más pretensiones del country, del folk, del rockabilly y también, por qué no, del punk, aunque por cuestiones de sonido, más en forma de actitud que otra cosa.

Y es que de eso van sobrados. Actitud es algo que Tamarit ha desplegado a raudales al frente de sus siempre reivindicables Radiadores y eso, si lo juntamos con la maestría de Vanessa Juan al violoncello, resulta en una combinación genuina que no deja indiferente. Lo demuestran aquí tonadas como el citado corte inicial, o las otras cuatro que le acompañan, a cada cual más certera.

Sorprende “El pueblo habló” por un tono pop de arreglos suntuosos, a los que ha contribuido especialmente la pericia a la producción del también guitarrista David Garzinski. Un medio tiempo no exento de intensidad que recuerda a legendarias formaciones ochenteras como Pistones. Su letra es ensoñadora, pero también afilada, como sucede en el resto de casos, algo que parece ser marca de la casa.

Vuelve Johnny Cash en estado puro -y cierto acento tex-mex–  de la mano de “Delante de mí”, con su divertida letra que parece describir alegóricamente un cuninlingus. Puro hedonismo vital que resalta con la profundidad de “Ese día salió el sol”, bellísima composición de tonalidades cristalinas y tempo relajado que podría calificarse como lo mejor del lote, aunque se distancie un poco del estilo natural del dúo.

Rematan con un “Todo tan claro” de tonalidades rockabilly en el que brillan especialmente las guitarras de Garzinski, cuya colaboración no es la única ilustre del disco, pues ahí están también Manolo Bertrán, Asensio Ros “Wally” y todo el resto de Doctor Divago contribuyendo de una u otra manera, así como el contrabajista Adri Castellanos. Entre todos logran un sonido brillante y compacto que cuadra a la perfección con unas canciones tan inspiradas como sinceras y disfrutables.

 

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