Entrevistamos a John Foxx: de Ultravox! a la instrospección ambient

John Foxx (nacido como Dennis Leight, Chorley, R.U., 1948) fue la actitud vocal y líder de los primeros Ultravox!, aquellos que contenían la exclamación. Fundador del cuarteto británico que influiría la new wave desde la energía punk, Foxx se ocuparía de las composiciones de los tres primeros álbumes de la formación, aquellos que allanarían el terreno para la llegada del éxito con el synthpop y el coqueteo con los nuevos románticos. Para entonces, Foxx había ya dejado el grupo para comenzar una larguísima fase de experimentación con los nuevos instrumentos electrónicos, produciendo el imprescindible Metamatic (Virgin, 1980), su debut en solitario y una de las grabaciones fundamentales del inicio de la década.

Apasionado de los sonidos orgánicos y de las posibilidades de los sintetizadores desde el inicio, John Foxx lleva décadas indagando el mundo del ambient, un género de tintes catárticos para él y en el que busca a través de la introspección. Si su Cathedral Oceans (Metamatic, 1997) fue el resultado de años de esa indagación personal inicial y se convirtió en uno de los discos ambient más esenciales, la culminación temporal de esa búsqueda se consolida con un reciente doble lanzamiento. Charlo con él acerca de estas últimas publicaciones, pero también aprovecho para conocer su viaje a través de la electrónica y la experimentación desde los días de Ultravox! hasta ahora.

“La carga emocional de la música es entre el compositor y el oyente, no importa qué es lo que fabrica el sonido”

Quería empezar por el presente. Este último año has publicado dos álbumes, Avenham y The Arcades Project (Metamatic, 2023), y lo has hecho de manera simultánea. Ambos son similares en el fondo, pero diferentes en muchos matices. ¿Qué hay detrás de la producción y el lanzamiento simultáneo de estos dos discos?

Los grabé ambos al mismo tiempo y parecen encajar. Avenham tiene más abstracción y se preocupa por volver a visitar un lugar de belleza recordada, mientras que The Arcades Project surgió al releer un libro del que había oído hablar a menudo en la escuela de arte durante muchos años, antes de que realmente lo leyera: “The Arcades Project”, de Walter Benjamin. Benjamin aglutinó fragmentos de nuevas ideas que iba sacando de revistas, libros y periódicos en París, alrededor del cambio de siglo, cuando París era la ciudad cultural más avanzada del mundo. Él estaba al tanto de todas las ideas artísticas y científicas, todas esas que van desde Picasso a Einstein, y sentía la obligación de recopilar pruebas de las nuevas tendencias y actitudes que solo podían surgir en una ciudad así.

Como oyente, tengo la sensación de que The Arcades Project parte más cerca del academicismo del piano que del dibujo de paisajes a través de la electrónica. ¿Qué importancia tiene la formación clásica en tu carrera profesional?

Nunca he recibido ningún entrenamiento para tocar un instrumento. Escuchando la música de Bach y también la de Erik Satie fue cuando se formó en mi la primera y más profunda impresión que tuve de la música. Después participé en los servicios de la misa latina y de réquiem cuando era niño cantando en el coro de la iglesia. Después de eso, aprendí escuchando, explorando las posibilidades del piano y recordando.

 

También demuestras con Avenham que las posibilidades de las máquinas siguen siendo válidas para mostrar ciertos sentimientos. ¿Crees eso?

Creo que la carga emocional de la música existe entre el compositor y el oyente, no importa qué es lo que fabrica el sonido. Todos los instrumentos generadores de sonido son máquinas: violines, pianos y sintetizadores. Incluso una orquesta es realmente una especie de máquina, como un dispositivo de reproducción musical.

“Siempre que hay un avance tecnológico, la música popular se altera”

Llevas décadas indagando en las posibilidades del ambient, pero tengo la sensación que casi todo tu trabajo en este género ha venido de una necesidad personal más que de una artística.

Son ambas. Necesito hacer y escuchar algo tranquilo y luminoso, porque a menudo encuentro algo de vida en una ciudad tan ruidosa y acelerada. Siento una profunda necesidad de utilizar la música para encontrar una especie de tranquilidad, así que simplemente hago el tipo de música que quiero escuchar…

¿Cuál ha sido la evolución de tu introspectiva desde el ambient de Cathedral Oceans hasta estos dos últimos lanzamientos?

Diría que el catalizador ha sido el deseo de hacer música puramente instrumental. Cathedral Oceans fue una exploración del antiguo deseo humano de cantar en vastos espacios arquitectónicos. Cuando terminé, me sentí libre para explorar mi instrumento favorito, el piano, y, en el caso de The Arcades Project, me sorprendió darme cuenta de que nunca había hecho un disco solo de piano, a pesar de que había hecho varios con este instrumento con Harold Budd y Rubén García. También toco el piano en casa todos los días y continuamente escribo nuevas piezas musicales, y por eso sentí que estos tenían que ser liberados.

Después de tu periodo en Ultravox! (reconozco que me encanta la era del signo de exclamación), y como fundador de un grupo que bebía del punk y de una new wave sin todavía un papel predominante de los sintetizadores, decidiste explorar más a fondo las posibilidades de la música electrónica en solitario. ¿Hasta qué punto lo experimental en aquella época quedó sepultado por la urgencia de un synthpop o electrónica más accesible?

El synthpop fue un desarrollo de la música popular que finalmente adoptó nuevos instrumentos. Siempre que hay un avance tecnológico, la música popular se altera. A fines de la década de 1950, estuvieron disponibles por primera vez las guitarras eléctricas baratas, y todos los jóvenes músicos las compraron y esto permitió que sucediera la música de la década de 1960. Lo mismo a fines de la década de 1970, cuando se dispuso de sintetizadores y cajas de ritmos. Entonces me di cuenta de que la música tenía que cambiar y el hecho de que, efectivamente, cada tipo de música cambiaba, no me sorprendió. Música dance, música experimental, ambient, rock…  Incluso la música clásica, todos estos han sido alterados a menudo fundamentalmente por la electrónica. Estuvimos entre los primeros en adoptar y reescribir el lenguaje popular y la música de esta manera, y, a menudo, era difícil, ya que las cosas nuevas frecuentemente se ignoran al principio o, como poco, no se reciben bien. A menudo se las ve como una especie de revolución, cuando, de hecho, son una evolución.

 

Y esa evolución ahora…

En cuanto a la música que estoy haciendo ahora, en la década de 1970, cuando hicimos el primer disco de Ultravox!, no había música ambient ni lugar para música nueva que no fuera clasificable como simplemente jazz, pop o clásica. Había estado tocando el piano y escribiendo mis propias melodías improvisadas a la manera de Bach y Satie durante algún tiempo, pero no había forma de liberarlos. La aceptación de ese tipo de música finalmente llegó mucho más tarde. Brian Eno, Harold Budd y algunos otros dieron los primeros pasos para hacer esto posible, y fue emocionante estar trabajando con ellos cuando esto comenzó a suceder. Además, sentí que muchos nuevos compositores no lo estaban entendiendo ni tampoco usaban los estudios de grabación. La música denominada avant-garde estaba en realidad un poco por detrás de la música popular en el uso del estudio de grabación como un dispositivo compositivo. Y creo que sigue siendo así en la actualidad.

Visto con el tiempo, se ha certificado de alguna manera que discos como tu Metamatic, los modulados por Gary Numan, las influencias literarias de J.B. Ballard o el arte de los primeros setenta de Joe Tilson dieron forma visual a una época convulsa en el Reino Unido, casi distópica, más cercana al pesimismo de lo industrial que a los colores la new wave más bailable. ¿Cómo viviste esa transición?

Siempre quise incorporar cada idea a la música para que esta existiese en el presente y sonara urgente, en lugar de alguna imitación de blues o canciones de amor u otra forma nostálgica. Creo que la música es otra forma de lenguaje: una conversación continua y, como toda buena conversación, necesita nuevas ideas, sentido del humor y perspectiva, la capacidad de examinar nuevos eventos y la introducción de desafíos, si es que quiere seguir siendo interesante. También pensé que teníamos que hacer arte con el que pudiésemos bailar.

“Pensé que teníamos que hacer arte con el que pudiésemos bailar”

A mediados de los 80, redujiste tu producción y la hiciste más personal, casi de culto. Sin embargo, parece que las nuevas escenas electrónicas que aparecieron en los 90 revitalizaron tus ganas de seguir explorando la electrónica como medio de expresión.

Sí, no me sentía conectado con la escena musical del Reino Unido desde mediados de los 80 hasta que escuché la primera música proveniente de Detroit y Chicago, ya a finales de la década. Aquello empleaba algunos de los sintetizadores originales de los 70 y principios de los 80, aunque con mejores ritmos. También fueron grabados de una manera maravillosamente simple, a menudo usando solo una caja de ritmos y un sintetizador. Esto lo hizo muy poderoso, como un nuevo tipo de arte sonoro abstracto. Estaba surgiendo un nuevo sonido underground, y, al escucharlo, me dieron ganas de hacer de nuevo música con sintetizadores. Sin música underground emergente de calle, como lo fue aquella, la escena se muere.

 

Siempre ha habido una gran conexión entre las artes plásticas y tu producción musical. ¿Hay más del músico John Foxx en sus otras artes o más del artista plástico John Foxx en su música?

Creo que es casi igual; es un diálogo constante. El arte visual inspira la música y viceversa. Al final, son todas formas diferentes de lo mismo.

Ahora, la industria musical parece tener el punto de mira en arrasar en las plataformas digitales y la conexión con la realidad puede llegar a ser algo dudosa. ¿Cómo ves el progreso y la realidad actual de la industria musical?

La industria de la música, como cualquier otra industria, cambia constantemente acorde a lo que va ofreciendo la tecnología. La música popular adoptará instantáneamente cualquier nueva tecnología que le sea útil, y esa fue una de las razones por las que me atrajo al principio. La IA y otros empleos novedosos de la tecnología seguirán cambiando las cosas, a menudo con formas inesperadas y radicales. Las dos únicas cosas que no cambiarán son los deseos humanos de hacer música y la necesidad de escucharla.

Tengo que preguntarte sobre John Foxx and the Maths. A veces tengo la sensación de que The Machine es donde se cimenta todas las posibilidades electrónicas de John Foxx, mientras que Howl es una forma de expresión para recuperar y reivindicar el significado del primer Ultravox! ¿Qué significa el proyecto John Foxx and the Maths para ti?

The Maths es una forma de trabajar como una colaboración entre iguales: todos los involucrados son excelentes músicos y artistas por derecho propio, por lo que todos tienen su propia carrera. Es un gran placer y un privilegio tener a todos estos talentosos artistas en el mismo espacio trabajando juntos. Hacemos música por varias razones, a veces para satisfacer una idea o revisar algo que creemos que no se ha explorado adecuadamente. Por ejemplo, Howl se creó para presentar a Robin (Simon) como el genio de la guitarra que es. La única razón por la que me arrepentí de dejar Ultravox fue que sentí realmente que no había usado los talentos de Robin lo suficiente, y quería asegurarme de que él fuera debidamente reconocido por todas las innovaciones que realizó. Todo guitarrista moderno está influenciado por él, pero ellos no lo saben. Él fue el primero en integrar adecuadamente nuevos dispositivos sonoros, como el delay, el flanger y la distorsión, y simplemente usándolos como un efecto superficial. Él era consciente de su todo su potencial musical. También fue el primero en muchas otras aspectos. Entendió y logró trabajar con sintetizadores, fusionando hábilmente la belleza y la agresividad, el sonido orgánico de la guitarra con las máquinas, para lograr una poderosa combinación que muchas bandas todavía usan.

“Las dos únicas cosas que no cambiarán son los deseos humanos de hacer música y la necesidad de escucharla”

Esperamos verte pronto con uno de tus proyectos en España, sería genial. Muchas gracias por su tiempo y por compartir estas experiencias.

Ha sido un placer.

Puedes leer nuestra reseña sobre Avenham de John Foxx aquí.

Escucha The Arcades Project de John Foxx en:

 

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