Entrevistamos a Jose Casas (Casas y La Pistola)

Hay tantos nombres que pasan desapercibidos en la marabunta de escuchas, playlists, entrevistas y carteles de festivales que hacer precisamente una lista de ellos podría sorprender, sobre todo porque para más de uno los hallazgos serían inolvidables. El de Jose Casas, ahora asociado a su nuevo proyecto Casas y La Pistola, es uno de los referentes básicos en la escena sevillana, en la que su trabajo como productor y miembro de distintas bandas desde el inicio de los noventa no ha pasado nunca desapercibido. Al hilo de su última referencia, igual de recomendable que las anteriores, y de su inminente presentación en vivo en su ciudad natal –concretamente el próximo 17 de septiembre en la sala X-, entablamos una amena conversación con él. Si la leen, lo siguiente será escucharlo.

Eres una figura capital en el despegue y desarrollo del rock sevillano, con múltiples proyectos y producciones a tus espaldas. Sin embargo, el nombre de Jose Casas sigue siendo un gran desconocido no solo a nivel nacional sino que incluso se obvia frecuentemente al abordar ese pedazo de historia musical. ¿Crees que no se ha hecho justicia con alguien de tu trayectoria?

No creo que sea yo la persona más indicada para decidir si se ha hecho justicia o no. De todos modos la justicia en el mundo de la música no existe, me encantan un montón de artistas que no han tenido nunca el reconocimiento que se merecen. Por otro lado, el intentar ser honesto con tu propia carrera y saber que puedes mostrar tu trabajo a la gente sin esconder la cabeza por hacer algo en lo que no creías con tal de montarte al carro de la moda y no tragar con algunas ruedas de molino del negocio de la música también tiene su peaje

¿Te has mantenido activo a lo largo de todos estos años con otras bandas o proyectos en solitario?

Mi banda de toda la vida fue Helio, también estuve en Arden Lágrimas y Relicarios. Después de Helio, tres cuartas partes de la banda formamos La Familia Bomba. Otra aventura cortita fue Sapristi Poing!, y luego tras unos pocos años de parón, un poco cansado del negocio, volví con mi primer disco en solitario, Plasticland. Fue para la gira de ese disco cuando formé la banda que me acompaña, La Pistola de Papá, que hace pocos años decidimos acortar el nombre y entonces quedó como Casas y La Pistola. Con ellos he ido sacando desde entonces todos mis trabajos.

En el libro de conversaciones con Antonio Luque, alma mater de Sr. Chinarro, que hemos editado en Muzikalia, aparece tu nombre como el responsable de la producción de una de las primeras maquetas de la que entonces era su banda. Unos primeros tiempos dubitativos según cuenta el propio entrevistado, y con los consabidos problemas logísticos y económicos. ¿Qué recuerdas de aquella grabación?

Antonio siempre ha sido una persona muy singular. Recuerdo cuando lo conocí, a través de unos amigos comunes, la gente de la banda Hébridas, del Aljarafe sevillano. Estábamos una noche de copas cuando me lo presentaron y me dijo el nombre de su banda: Sr. Chinarro, le dije “¡Anda! Como el personaje de los payasos de la tele”, él se quedó gratamente sorprendido porque pocos todavía caían en ese origen. Bueno, no había ningún mérito, era cosa de la edad que ya teníamos. Y sobre la grabación de esa maqueta, recuerdo que en esa época tenían en la banda una teclista, no recuerdo el nombre. Durante la sesión de grabación Antonio le preguntó a la chica si ya le había dicho a sus padres que estaba tocando en el grupo, y ella le contestó que no, pero que de esa noche no pasaba. Parecía que tocar en una banda como Sr. Chinarro podría ser algo delictivo.

 

¿Algún otro grupo, artista o colaborador del que guardes un recuerdo peculiar, por así decirlo?

Después de tantos años tocando, grabando y demás, se van acumulando muy buenos recuerdos, los malos nuestra memoria prefiere olvidarlos. Guardo gratos recuerdos de mis tiempos de Helio, como no puede ser de otra manera, pero también de la época de Arden Lágrimas, con el malogrado Jorge Clarasó, y Manolo Solo, que luego comenzaría su exitosa carrera como actor. Y de mi última etapa en solitario las dos visitas a Liverpool, para tocar en el IPO Festival, que se celebra en el mítico The Cavern Club, con todo lo que eso supone. Tocar en el famoso club donde tocaban los Beatles es algo para contarle a mis nietos, si alguna vez los tengo.

Casas y La Pistola parece una apuesta sólida, una banda formada por músicos bragados también en varias aventuras y absolutamente fiables, además de contar con la nueva incorporación de Dani Losada a la guitarra. ¿Cuánto tiempo llevas con ellos como compañeros de viaje?

Como decía antes, desde la gira del Plasticland en 2007 ha habido entradas y salidas de miembros desde entonces, solo Julio Zabala (teclista) y Álvaro Márquez (bajo) han permanecido fijos. Han pasado varios baterías: Juanma García, Antonio Gavilán, hasta llegar al baterista actual, Paco Sequeiros. También en la primera formación estaba Jose M. Romero a la voz, todavía no había decidido yo dar ese salto al frente de la voz. Desde entonces hemos editado siete trabajos entre EPS y LPs. Tengo que resaltar que aunque yo lleve el mayor peso de las composiciones y en lo que rodea al grupo, funcionamos como una banda. Ellos suelen aportar también en los arreglos y Julio Zabala siempre ha contribuido con alguna que otra canción en todos nuestros discos. Son sin duda una parte valiosa del resultado final.

Con Padrino Buffalo 2 abres un nuevo capítulo de una trilogía que prometiste concluir con la publicación de la próxima entrega. Sin embargo, en la primera el tono era mucho más orientado al dance rock, con más teclados y menos guitarras. ¿Jugáis con el factor sorpresa, de cara también a vosotros mismos?

Intentamos dar variedad a lo que hacemos. Siempre es más divertido investigar dentro del concepto canción, pero buscando nuevos trajes para esas composiciones. En el caso concreto que mencionas de la primera entrega de Padrino Buffalo 1 sí, queríamos dar un poco más de acento al baile. Para este Padrino Buffalo 2, la entrada de Dani a la guitarra solista ha marcado el tono más guitarrero del disco.

La sensación, al escuchar estas nuevas canciones, es que el ambiente común es de desasosiego ante un futuro nada esperanzador, como si hubiera una especie de desencanto que subyace en el fondo de todas ellas.

No ha sido premeditado, pero es difícil abstraerse a todo lo que te rodea. Al final vas absorbiendo por aquí, por allá, sensaciones, estados de ánimos que ves o vives. Aunque desde siempre la ironía ha sido un ingrediente habitual en mis letras. Junto al retrato de personajes, solitarios, extraños, que no suelen encajar en el patrón de ciudadano medio, por eso puede ser que también predomine en ellos el desencanto que comentas.

Publicáis el EP en mayo de 2021 después de una larga demora provocada por lo que todos sabemos. ¿Sirvió ese período de espera como reflexión para modificar, ampliar o darle otra vuelta a las canciones?

No, el disco estaba listo para ser editado en la primavera de 2020, pero al llegar el parón pandémico, decidimos que era mejor esperar a que las cosas fueran un poco más favorables para un lanzamiento. Luego ocurrió que queríamos apoyar la publicación del EP con un par de videoclips, y como esos trabajos también quedan en casa y me dedico yo a realizarlos, retrasaron un poco más la publicación del EP.

Otro puntal de los estudios de grabación sevillanos, Fernando Zambruno, mezcló los temas del anterior trabajo. ¿Has participado más de esta producción que de la anterior?

No, para este nuevo EP, al ser más guitarrero, pensamos que podría encajar mejor la elección de Jesus Chávez (Estudios Pelícano). De todos modos la producción de todos nuestros discos es nuestra, simplemente vamos a otros estudios para las mezclas. La grabación la realizamos en nuestro propio estudio.

 

Sí que parece que, pese a estar escritas algún tiempo antes de que el desastre universal llegara a nuestras vidas, hay temas como “Mi año bisiesto” que hablan de incertidumbres y circunstancias adversas, donde afirmas “no quiero volver al infierno”.

Bueno, la letra realmente dice “prefiero volver al infierno”, y sí, es cierto, estaba escrita antes de todo el lío con el bicho, pero tiene cierto aire premonitorio. De todos modos la incertidumbre es algo que va implícita con la vida desde siempre.

El sonido de la banda sigue basándose en el power pop clásico, la nueva ola británica o incluso el rock de los noventa, el que no se podría adscribir a priori a la difusa etiqueta del indie.

Tú mismo lo dices, la etiqueta indie es muy difusa y tampoco ahora tiene el mismo significado que cuando salió en los noventa. Pero nuestros gustos siguen siendo clásicos, sí, es lo que hemos mamado y eso se nota. Formato canción, donde la melodía tiene un papel importante y también la energía guitarrera. Al final esto de las etiquetas sois vosotros los críticos los que las inventáis y las manejáis mejor. Al final lo que quedará serán las canciones, por encima de los estilos.

Sorprende también el contraste entre “La vida según Johnny Rotten” (fantástico título, por cierto) que es prácticamente un tema punk, y momentos de más recogimiento como “Mil gotas”, de sonido más clásico.

Cuando afrontamos un nuevo trabajo, tiramos de la cosecha de esa época, aunque a veces rescatamos alguna canción de antes. Para algunos la variedad puede ser un problema, para nosotros es un aliciente. Respecto a lo que dice des “Mil gotas”, se trata de lo que comentaba antes. Recuperé una composición mía de los tiempos de Arden Lágrimas y que nunca se había publicado, pero el tratamiento en esta grabación es distinto al que tenía cuando los Arden la tocábamos en el ochenta y siete.

“Diplomado gafe” es una de esas canciones redondas, repleta de referencias y a medio camino entre la oscuridad del after punk y el brillo del pop sixty, que si esto de la música fuera un mundo más justo estaría sonando en todas partes.

Tienes razón con esa oscuridad after punk, de hecho cuando la canción estaba naciendo en el local le pusimos un mote provisional a la espera del nombre final, y ese fue P. J. Harvey. Luego la canción fue evolucionando, ahí fue donde salió esa parte que tú dices de pop sixty que a mí me trae eco de los Weezer. Para la melodía de voz me guié más por la influencia de uno de mis ídolos, Costello.

 

Ir espaciando las composiciones en discos cortos, de cinco en cinco, ¿es una forma de darle salida inmediata a lo que vais grabando en cada período de tiempo o un método mucho más práctico de ofrecer vuestra música, sabiendo que hoy en día poca gente va a llegar a escuchar la última pista en un formato LP al uso?

La manera en que se música hoy en día hace que un disco en formato LP tenga un vigencia muy corta para todo el trabajo que requiere. Ya no se dan tantas oportunidades de escuchas a los discos como antes. Es una pena, porque no sabría decirte cuantos discos maravillosos me habría perdido si no les hubiera dado varias escuchas. Hoy no, hoy es usar y tirar, casi. Por eso, dado lo poco que se mantiene vivo un lanzamiento, es mejor ir sacando discos cortos, una estrategia más que un convencimiento, porque me siguen gustando los trabajos largos.

Estamos saliendo, y a ratos entrando de nuevo, del túnel en el que no se sabe muy bien quién nos metió hace año y medio, con todo lo que ello conllevó para una industria y unos profesionales a los que desde las instituciones poco o ningún caso se sigue haciendo. ¿Cómo subsiste, dejando al margen otras ocupaciones, un músico veterano y acostumbrado a bragarse en tantas batallas?

Bueno, desde los noventas vengo oyendo la palabra crisis en el mundo de la música, es verdad que esta última sacudida ha sido más fuerte, pero había ya heridas antes. Cada vez hay menos bandass que puedan vivir de la música y eso hará que la escena se resienta. Nosotros nunca hemos podido vivir realmente de la música, eso tiene un lado malo, pero por el otro, te da más independencia y posibilidad de resistir mejor los embates. Y poder seguir publicando nuestros trabajos.

Casas y La Pistola actúan este viernes 17 en la Sala X de Sevilla.

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