Mogwai – Mr. Beast (PIAS Recordings)

Mogwai nos entrega su sexto larga duración (octavo si contamos el cd de remezclas «Kicking a Dead Pig» y «Government Commissions» de directos) y continuan la andadura iniciada en «Rock Action» donde decidieron no seguir por el camino fácil de la repetición de ideas ya mostradas, tras haber alcanzado por méritos propios el estatus de «padres del postrock», tomando buena nota y practicando una interesante relectura de grupos contemporáneos como My Bloody Valentine o Spacemen 3, que ponían todo su empeño en demostrar la belleza del ruidismo. No se les puede atribuir el mérito de inventar nada, pero sus maneras en la música les ha hecho trascender a un elevado número de audiencia.

En este contexto, y sin haber logrado un cambio notable y efectivo en su fórmula (el encumbrador «Rock Action» se quedó a medio camino, pese a ser un paso firme y un gran disco en toda regla, y «Happy songs for happy people», lejos de ser un tropiezo, sabía a poco) nos entregan este «Mr Beast», donde se notan de nuevo ecos de sus primeros discos pero dotando de mayor coherencia al conjunto de canciones que conforman el cd.

El disco se abre con una pausada pieza titulada «Auto Rock» donde las guitarras acaban ganando el protagonismo a un piano preciosista, dando paso a «Glasgow Mega-Snake», un trallazo de esos que siempre les han hecho destacar, sobretodo en los directos. Su tercer corte, que lleva por nombre «Acid Food» me descoloca totalmente, inicialmente recuerda a los calmados Yo la Tengo del album «And then nothing…» y acaba con una steel-guitar un tanto country que te hace pensar en qué demonios sucedería si los franceses Air se dedicasen a versionar a Bertín Osborne y su grupo de rancheras.

Por suerte, a mi parecer ese es el único desliz del tracklist de este «Mr Beast», en el que nuevo las voces juegan un papel cada vez más importante, como sucede en la redonda (aunque con un poco de deja-vú) «Travel is Dangerous». Aunque si algo ha cobrado importancia, tanto como para adquirir aquí el papel principal, ese ha sido el omnipresente piano, como en «Team Handed» o en «Emergency Trap» (concepto ruido/belleza) y también en «Friend of the Night» (el mejor tema del disco junto a «Glasgow Mega-Snake», es imposible que abandonen mi cabeza), donde si se les fuera un poco más de las manos y abandonasen el mesianismo, podrían acabar robándoles el público a Coldplay (para bien y para mal).
Ya para el final, «Folk Death 95» vuelve a poner las guitarras en primer plano, siendo esta una canción que bien podría caber en el minutaje de «Rock Action» (por la poca sorpresa que conlleva), y esto les lleva a concluir con una de cal (la silenciosa «I Chose Horses») y una de arena («We’re no here» ¿poststonerrock?). En todo caso, el mejor fin de disco que se les recuerda desde «Young Team».

Tras repetidas e intensas escuchas, creo acertar al afirmar que este cd no va a decepcionar a quienes no han perdido en ningún momento interés en la banda, y resultará más gratificante que «Happy Songs for happy people» para aquellos que no le supieron ver el encanto, pero tampoco es un disco que sorprenda excesivamente (teniendo en cuenta toda la trayectoria anterior de los escoceses) pero sí que pone las cosas en su sitio, ya que es innegable que estamos ante un discazo, completo y con más registros que nunca, que ya es hora de dejar de catalogar todo lo instrumental guitarrero como «postrock».

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