Ornamento y Delito
A la gente se la suda la música, se mueven por cuestiones de imagen, de pertenencia, de amigo-enemigo, algo parecido a los programas del corazón
Ornamento y Delito son una de esas bandas de las que puede decirse que son de las pocas que verdaderamente importan. Encadenar dos discos como “Rompecabezas de Moda y Perfección Moral” (2010) y “Adorno” (2011) les ha situado públicamente a la vanguardia de la música en español. A la vez, escuchar sus impresiones y opiniones, alejadas de mantras y lugares comunes de unos y otro color, supone un verdadero placer. Gari, Rober y David han tenido la amabilidad de responder a nuestras preguntas.
¿Qué significa el título del nuevo disco? Es una referencia a Theodore Adorno?
Gari: Es un nombre que simplemente identifica el disco, como el nombre de una persona, pero sí, jugamos con la polisemia del término.
¿Algo relacionado con su teoría musical o con la posible conspiración que lo señala como el compositor secreto de los Beatles?
Gari: No, nada de esto. En una de las letras hay una referencia oculta a La dialéctica de la ilustración, concretamente a la lectura social que hacía Adorno de Ulises encadenado.
Una de las cosas que más sorprenden de vosotros es vuestro momento actual de producción. En menos de dos años habéis sacado dos discos larguísimos y parece que solo os estáis poniendo al día con canciones que teníais pendiente grabar. ¿Tenéis cuerda para seguir este ritmo mucho tiempo?
Gari: No, hemos dejado de componer desde hace más de un año. No hay nada nuevo.
Rober: La verdad es que abrimos las compuertas de la presa y salió “Adorno”. Todas las canciones contenidas en el disco están compuestas prácticamente durante la misma época y terminadas en muy poco tiempo. Tendremos que esperar de nuevo hasta la estación de los monzones.
David: Por cuerda que no sea… pero se trata de plasmar lo que estás creando, en el momento que está sucediendo. Ahora estamos en stand-by, pero si surgen cosas nuevas seguro que nos apetecerá grabarlas cuanto antes, si no pierden sentido.
De Adorno la canción más comentada ha sido “Bono es Dios”. Probablemente más por el chascarrillo que por que esté a un nivel superior que las otras ya que ni tan siquiera es una de las canciones más mordaces. ¿La anécdota es el tema estrella al hablar de música?
Gari: En muchos medios sí. Hay mucho moderneo, sobre todo en Madrid. A la gente se la suda la música, se mueven por cuestiones de imagen, de pertenencia, de amigo-enemigo, algo parecido a los programas del corazón. Cada vez me siento más fuera y más decepcionado con todo este mundo.
Rober: Efectivamente, la anécdota marca tendencia. Si la canción hubiese conservado su título original, “Pol-Pot ( La Gente Nueva )”, creo que todo hubiese sido muy distinto.
David: Ratificar lo que dicen mis compañeros y nada más que añadir.
Por la manera que cuidáis la producción de vuestros discos se nota que sigue habiendo un amor por el formato clásico del disco. Algo que defienda una idea más que como una recopilación de canciones que se suceden como pollo sin cabeza. ¿Al disco hay que cuidarlo más?
Gari: Yo en concreto, componiendo siempre he pensado en el disco como la unidad. Paso muchísimo tiempo ordenando y descartando canciones para que el todo del disco cobre sentido, tanto musical como líricamente. Para mí ordenar las canciones es un proceso tan importante como el montaje en el mundo del cine. Crecí con discos, no con canciones. Me gustaban Closer de Joy Division, Ziggy Stardust de Bowie, Starfish de los Church, Camino Soria de Gabinete Caligari o Hermanos Carnales de Surfin´ Bichos como obras unitarias. Me gusta escuchar los discos desde la primera hasta la última y, si me canso, me esfuerzo en continuar. Entiendo que el fallo está en mí, no en el disco (hasta que me sigo cansando y, en ese caso, definitivamente es que el disco no aguanta). Para mí escuchar canciones sueltas es como ver escenas sueltas de películas; un disco es una narración emocional y las anteriores canciones determinan hasta dónde te puede llevar la siguiente. El discurso narrativo es lo que permite articular significativamente la experiencia vital, con lo que entiendo que hoy en día la gente no tenga paciencia para esto, llevan escondiendo sus mierdas y bajezas demasiado tiempo como para atreverse a mirar con detenimiento debajo de la alfombra.
A pesar que obviamente son estilos diferentes, todavía más en estudio, tenéis canciones donde se perciben ecos claros de lo que se llamó el rock radikal vasco. ¿Tenéis ese sustrato en vuestra biografía musical? ¿Seguís apreciando esa época?
Gari: Algo tenemos. Yo lo empecé a apreciar tardíamente, en mi adolescencia no me gustaba nada (estaba rodeado), pero después descubrí y disfruté mucho, especialmente con Eskorbuto y Kortatu y sigo disfrutando de ellos (sobre todo del Esquizofrenia y también de RIP).
Rober: Yo particularmente sigo apreciando mucho esa época, no tanto por un simple ejercicio de nostalgia, sino por la honestidad que generalmente había en todo lo que se hacía. Hay cosas que ahora pueden sonar desfasadas, incluso ridículas, pero en el fondo hay un poso de realidad y de crónica social que ahora es muy difícil de detectar en este escapismo perpetuo hacía la nada en el que vivimos. Y claro, en aquellos días también había mucha calle….
David: Te das cuenta desde la distancia y el paso del tiempo que aquellos eran verdaderos grupos de rock. Estaban en la calle, incluso vivían en ella. Eso ahora es impensable. De hecho pienso que el rock está instalado en una especie de status de nuevo rico, o algo así… A mi me suenan ridículas muchas cosas de ahora.
Una característica vuestra es que seguís creando muchas y buenas líneas de bajo. ¿Creéis que a muchos se les ha olvidado dar el protagonismo que este instrumento merece?
Gari: No sé. Ayer estuve viendo a Luis Brea y tienen unas líneas de bajo buenísimas. También las escucho en Los Punsetes o en Sector de Agitadas, por ejemplo.
David: No sé si será deformación no-profesional de batería, pero creo que llevas bastante razón. El protagonismo del bajo en los 70 por ejemplo… Las líneas de bajo que había en el pop y el rock eran brutales. Eso se ha perdido desgraciadamente. Yo a los Cramps no les puedo ni ver…
Vuestras canciones destilan mala leche, mucha acidez, pero al mismo tiempo siempre hay un sentido de humor muy negro pero muy sutil. ¿Es algo así como lo que decía Lennon en Working Class Hero, “primero debes aprender a sonreír mientras matas”?
Gari: La verdad es que no sabría hacerlo de otra forma, ya es mi carácter artístico (no necesariamente el personal, aunque a veces se me olvida). Lo comparo un poco con las letras de Morrisey o con el cine de Berlanga, imagínate un Berlanga bonachón, positivo, optimista… creo que no estaría dando lo mejor de sí mismo. Una vez que tomas una máscara creo que es bueno profundizar en ella y, con el tiempo, consigues un carácter.
Marxismo, críticas a la sociedad, reproches a una democracia vendida al capital, referencias cinematográficas, burlas a la burguesía, germanofilia cultural, no soy capaz de detectar términos lacanianos pero aún así parecéis la banda que alguien como Zizek escucharía. ¿El relativismo es el nuevo opio del pueblo?
Gari: Me siento muy feliz de que nombres a uno de mis filósofos de cabecera. Y sí que hay un poco de Lacan explícito, en “Lo Real”, por el título y por que al final de la canción se le cita, pero también en “Por el Placer”, que se iba a llamar originalmente “Pulsión Escópica” pero me pareció un poco sobrada. El relativismo, entendido como mera colección de fetiches superficiales, es barbarie en el peor sentido. Ese turismo cultural y exotizante, plagado de términos como “friki” o “curioso”, es la cara amable de la cobardía moral y el fascismo político.