Solo los Solo – Todo el mundo lo sabe (Del Palo/K Industria)

Es realmente un placer escribir sobre este gran grupo, se podrían decir tantas cosas… Es uno de los únicos del mundo que es capaz de ver pasar el presente ante sus ojos con garantías para poner palabras a esta realidad que nos ha tocado vivir. Y no sólo la del barrio o la del egotrip. Escuchen y vean: “Dentro de dos veranos, Bush veraneará en Bagdad/Y para entonces Zapatero se entenderá con Aznar” dice Tremendo Menda, con toda la finura del mundo. El tono en que lo dice no da lugar para el relativismo: lo dice en serio, y la clava.

Todo el Mundo Lo Sabe no es solamente el festín de Griffi y de Juan Solo. Es el festival que se pegan la Funkomuna al completo, desde Mbaka Oko (lo suyo sí que es puro teatro) al último viaje galáctico, “manteniéndolo con panderetas del todo a cien, para que las marcianas muevan sus tres culos a mi ritmo”, como dice Griffi en el librillo del álbum, en dónde explica cada uno de sus paisajes sonoros. Y es que las producciones del DJ nos reafirma a los que creemos que hay pocos como él, aquí, en la Tierra, o en Marte. Su música, profunda, espacial e hipnótica, es el complemento ideal para las rimas de Juan, un crítico analista con más ganas de bailar que nunca. Su verbo estalla en mil sabores, a través de esa capacidad, que sólo unos pocos poseen, para escapar, gracias a la “fiesta consciente”, de la rapidez del tiempo actual. Ambos van a su aire, sin presiones, y eso se nota. Toda una cualidad, hoy en día.

Solo los Solo hacen que lo complicado suene simple. Escuchando el trasfondo de sus letras, uno entiende que son capaces de ver más allá que el común de los mortales, pero sin darle la espalda a ese “común de los mortales”, porque ellos son parte del pueblo. Muchos no les comprenden. No saben por qué hay que bailar. Pero ellos bailan, porque su efusiva música apunta al hip hop hecho de retazos procedentes de muchos lados. Mientras, su mensaje rimado desgrana asuntos serios (“políticos cambian como el agua de la riera/pero nada más), sociales (“para el Ayuntamiento los jóvenes son motivo de recorte”), existencialistas (“mi nombre es nadie y soy todo”), de amor…todo aquí flota atmosféricamente libre.

Juan se sale. Y si, además, se unen al festín el nerudiano Tremendo, la acidez estomagante de Shotta y Tote King, la picaresca de Mucho Muchacho y el “detroitismo” de Chacho Brodas, el póquer de ases de los analistas de lo real quedará al completo. Representan el lenguaje ibérico puro, tan lleno de ironía, tan alejado de los nacionalismos y del flamenquismo institucional.

Por tanto, éste trabajo, junto con el documental Bagdad Rap y el debut de Elphomega, llega en un momento en que el rap internacional vive en las tinieblas, ahogado en el discurso único, unidimensional, falto de ideas a causa de la más triste de las paradojas: la autocensura. Pero llegan éstos MC’s y lo ponen todo patas arriba, “porque el hip hop es libertad” y en su fiesta sólo hay lugar para la sorpresa. Almas al desnudo, desde Rubí hasta el Zaire.

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