Conciertos

Thelemáticos + Cosmen Adelaida – Sala Siroco (Madrid)

A pesar del frío polar, el sábado en Madrid era obligatorio ir a un concierto. La fiesta de Gran Derby Records en el Neu!, las Aias en el Ochoymedio o la Stereoparty acústica en el Búho Real eran buenas opciones, pero nosotros elegimos la propuesta de La Fonoteca, que juntaba en Siroco a los Thelemáticos con Cosmen Adelaida.

Con la sala bastante llena, un escenario a ocuras y mucho famoseo indie entre el público (David y Ana de La Bien Querida, Antonna, Fran Nixon…), abrieron Cosmen Adelaida, uno de los grupos emergentes de la escena malasañera con más futuro.

El quinteto madrileño propone canciones musicadas de forma profusa en torno al pop, el ruido y la psicodelia, y con sorprendente tendencia para resultar pegadizas. Aún no tienen disco ni discográfica, pero sí una indudable capacidad para redondear guitarras y letra, que no creo que pase mucho más tiempo inadvertida. Si lo quieren comprobar, prueben el próximo día 30 de enero en el mini festival Popque sí, en La Tabacalera con, entre otros, Ornamento y Delito.

Tenía muchas ganas de ver a Thelemáticos, responsables de uno de los mejores discos españoles del año pasado, y sobre todo a Sergio Pérez, voz y guitarra del grupo y unas cuantas cosas más: músico, productor o ingeniero de sonido para gente como Joe Crepúsculo, El Guincho, Montañas, Manos de Topo, Tarántula o La Bien Querida.

Thelemáticos tocaban en el pasado en formato dúo, con Nacho a la batería y Sergio en la guitarra. Tras la salida de Nacho del grupo, Sergio reclutó a dos ex Sibyl Vane, Luciana (bajo) y Rocío (batería), con las que la banda ha ganado enteros. En directo la presencia del bajo se nota un montón, liberando de bastante trabajo oscuro a la guitarra.

En Siroco las canciones sonaron como el disco, directas, ásperas y fugaces. Pildorazos de instrumentación tan espartana como eficaz, y temática tan críptica como contagiosa. Comenzaron oscuros, contenidos y tan fríos como la noche. El público muy parado, tampoco contribuía a animar el tema y parecía disfrutar de la música ensimismado.

Incluso Sergio comentó que aquello parecía Barcelona. Poco a poco la guitarra se fue soltando, la gente calentando y la actuación llegó a su punto culminante con una coreada “Mundo raro”. La única pega, que cuando mejor estaba el concierto, se terminó sin bises ni piedad de muchos que nos quedamos con ganas de más.

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