Bill Callahan – Have Fun with God (Drag City)

Una idea como la de Bill Callahan de reversionar su anterior disco Dream River (2013) en clave de dub puede sonar a A) El viejo truco de librarse de alguna obligación contractual o B) Una broma privada que ha ido demasiado lejos.  Evidentemente tanto A como B necesitan que posteriormente el interfecto ponga una cara muy grave y asegure que el disco fue realizado totalmente en serio y que llevaba tiempo hacer algo así. En el caso que nos ocupa la nota de prensa que acompaña el lanzamiento del disco asegura que Callahan profesa un largo y profundo amor hacia este sub-género del reggae caracterizado por remezclar canciones enfatizando sus graves, poner reverb a las voces y dar a las composiciones un aire lánguido y expansivo.

En cualquier caso el hecho que el señor Callahan inspire respeto y temor y la elegancia y el buen gusto de este trabajo alejan la sospecha que Have Fun With God pertenezca a cualquiera de las famosas categorías A o B. Es más, a no ser que uno sea especialmente anti folk-dub, realmente no hay motivos, más allá de los biográficos, para pensar que de estos dos últimos discos de Callahan uno sea el original y el otro el primo rarito. Tomemos «Javelin Unlading», por ejemplo, en este disco llamada «Expanding Dub», sí es cierto que la «toma» de Dream River es más rica en matices, tiene más ritmo y la letra se desarrolla libre y fluida pero en la versión dub permanece lo esencial  y la presencia de los bongos y los efectos de remezcla crean una atmósfera mucho más desasosegadora que probablemente encaje mejor con el tono de la canción. En general, a pesar del título del disco, o quizás debido a él, Have Fun With God inspira un tono más serio y grave al no dejar espacio a la belleza de la que Dream River derrochaba. Aquí el oyente tiene poco maquillaje con el que distraerse  y el conocido efecto hipnótico del dub asegura una inmersión completa.

Así pues, la existencia de este disco, aunque por supuesto esa no es su finalidad, permite al seguidor compulsivo de la discografía de Callahan olvidarse de la «versión» folk y aun así no perderse nada del desarrollo de su obra. Puede que las intenciones de Callahan fueran algo más modestas;  relajar un poco su obra, quitar algo de la gravedad innecesaria que parece que le acompaña y de paso divertirse en el estudio de sonido pero al final le ha quedado un disco que puede tener mucho más recorrido del que pensaba.

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