Mike Sun (Bar Amapola) Córdoba 07/06/24

Cansarse es de sabios. Es un trabajo agotador, valga el trasfondo semántico, pero también tiene mucho de inteligente. Abandonar lo que ya no te sirve, intentar ser feliz abriendo nuevos caminos a la expresividad, reiniciarse y respirar los vientos de cambio que hacen que la vida sea una sorpresa continua a la que entregarse. Algo que se puede resumir así debió pensar el bueno de Michele Maggiulli, italiano de nacimiento que cambió su sur de zonas verdes y contrastes sonoros por otro de talante más terrenal, pero más abierto al mundo. Curiosamente, de una tierra en la que el mediterráneo inspira el potencial creativo de tantos músicos surgió el hombre que insufló savia nueva y espíritu redentor al pop de una ciudad que adolecía de lo mismo que intenta no adolecer ahora: Un sentido comunitario, con un denominador único que pase por la unificación de intenciones y la toma de decisiones en la dirección correcta. En definitiva, Mike Sun, ese hombre, llegó a Córdoba para quedarse y echar raíces artísticas con un proyecto en el que empezó a creer desde el día en que decidió que el hardcore, el punk y los sonidos de acordes más simples no eran la motivación que necesitaba. Sunward, su banda de entonces, pasaron con más pena que gloria por su currículo hasta que por fin, en 2019, grabó un álbum de fondo heterogéneo y alma independiente con el que presentarse en una sociedad que por entonces se abrió tímidamente a una propuesta aún indefinida pero con visos de solidez por los cuatro costados.

En aquel It’s All About Dreamers había canciones como “Play on”, “Safety valve” o “Caravan” que intentaban sembrar un modelo que después relegó sin abandonarlo del todo. Sólo por el hecho de mantener el hilo conceptual, que no es otro que la historia de Alice, la chica que muere mil veces en su propia tormenta de contradicciones antes de resucitar siempre cual flores de Hiroshima. Hace cinco años ya avisaba de que hoy seguiría tocando en directo “You were right” o “1955”, que junto a las anteriores formaban el grueso argumental y la base de un disco que hoy puede ser puesto justo antes o después, según se entienda la historia, de un glorioso Alice Without Friends, un tratado de folk psicodélico lleno de nubes de pop vaporoso y contaminado por melodías tan suaves como el precioso “Vaivén” con el que acuna a la protagonista de su historia, encarnada vocalmente en Irene Espejo (la misma que abrió la velada con su proyecto Mirror) o el principio y final de los días más señalados del verano, entre “August 9th” y “August 6th”, volando de uno a otro hacia adelante o hacia atrás, con el añadido de la voz de Sol Prieto como fin de un concierto íntimo, ensanchado por las aproximaciones al jazz de cámara de “The haze of age” o el aire ausente, como despreocupado en su evanescencia, de “Feed the beast”. Y engrandecido por el soporte de una banda implicada desde el principio, que ya en disco llegó a constar de dieciséis nombres, entre productores, colaboradores y cómplices varios de un disco puro y sentido, como la vida que su creador quiere vivir.

Guitarras pintando más que punteando (demostrando por qué Carlos León es ahora mismo el músico más versátil y solicitado de la ciudad), bajos y teclados en pacífica convivencia y percusión potente pero controlada, matizada en algún momento por unos bongos necesarios para que sepamos que a Mike Sun también le gustan, y mucho, la bossanova y otras derivaciones tropicales. En el bar Amapola tuvo lugar un evento importante, por eso en estas ocasiones había, y habrá, que confiar en los poderes y el trabajo a conciencia de los amigos de El Colectivo, sin cuya implicación y la de sus compinches y compañeros de batalla, ninguno de estos pequeños milagros sería posible. Como decía al principio, todos tenemos derecho al cansancio, pero sólo si termina en un renacimiento.

 

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien