Biznaga + Sandré (Sala La Paqui) Madrid 11/11/22

El viernes 11 de febrero el punk de Biznaga arrasó Madrid. La Sala But (renombrada hace unas semanas como Sala La Paqui) se convirtió en todo un hervidero cultural. Ese mismo día, a unos cuantos kilómetros de distancia, actuaba en el WiZink Center una de las bandas británicas más importantes del siglo XX, The Cure. En las inmediaciones del metro de Tribunal nadie se acordó de Robert Smith.

Biznaga colgó el cartel de sold out y nos ofreció un concierto tremendamente disfrutable. Risas, abrazos, pogos e himnos generacionales fueron la tónica general de una actuación para enmarcar. Este concierto era la parada en Madrid del tour que están realizando por todo el territorio nacional gracias a la publicación de su nuevo trabajo, Bremen No Existe, uno de los mejores discos nacionales de este 2022. Además, en esta ocasión, el cuarteto se convirtió en quinteto con la incorporación de Adriana (Bitxo Negro) al teclado y a los coros.

A las 20:30 la sala ya estaba hasta la bandera. El concierto de Biznaga no empezaría hasta una hora más tarde, pero el grupo telonero, Sandré, encandiló los oídos de todos los presentes hasta que llegó ese momento. Qué manera de comerse el escenario tenía el conjunto Barcelonés conformado por Rosa Pagès, Carles Pons, Stefania Lusini y Marc Torrent. Un directo maravilloso. Canciones como “Lo Tengo Todo” o “No”, ambas de su disco Ave Muñón, partieron el escenario en dos.

Sin duda alguna, hablando estrictamente de actitud punk, adelantaron a los propios Biznaga por la izquierda. Solo había que ver como la vocalista, Rosa, se bajaba del escenario para berrear con el público (y eso que llevaba un cabestrillo en el brazo), la bajista Stefanía se quedó en tetas en las últimas canciones de la actuación y Carles y Marc parecía que venían de una rave de 24 horas celebrada en la Barceloneta. Próximamente, en enero del 2023, volverán a actuar en Madrid. No hay que perdérselo, promete.

Con un ambiente totalmente caldeado, un público entregado y un sonido adecuado, Biznaga se subió al escenario y lo hizo suyo. Más allá de lo estrictamente musical, la actitud del conjunto era extraordinaria. Entre canción y canción se veía la química que hay entre todos sus miembros, generando un ambiente de cercanía envidiable.

El concierto comenzó pasado las nueve y media de la noche. Dieciocho canciones repartidas en ochenta minutos de espectáculo. Las visuales de Grey Trash y la “Primavera” de Vivaldi dieron la bienvenida al conjunto, desatando el júbilo entre los espectadores. Sin mayor dilación, cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos botando con “Una Historia de fantasmas”, “2K20” y “Contra Mi generación”. Un inicio espectacular.

Uno de los elementos que más me sorprendieron, muy diferente a otros grupos que he visto en los últimos meses con un sonido y una actitud similar, es la cantidad de gente de todas las edades que había en la sala. Biznaga se ha convertido en un grupo intergeneracional. Entre los pogos podías ver a personas de 50,40,30 o 20 años. El propio conjunto lo mencionó en varias ocasiones, y tras dar las gracias por el apoyo, realizó varios homenajes a sus seguidores más antiguos. En algunas ocasiones mediante bromas y en otras interpretando canciones de sus primeros discos como “Máquinas Blandas” o «Adalides de la nada”.

Lo cierto es que Biznaga tiene una capacidad innata para crear himnos coreables. Canciones políticas alejadas del panfletarismo cargadas de valentía, temas que en directo cobran aún más fuerza.

Hits como “Domingo Especialmente triste” fueron coreadas como si la vida se fuera en ello, algo parecido ocurrió con “Espíritu del 92”. El espectáculo terminó con un mini discurso a favor del antifascismo y del sistema público, tanto en el recuerdo de Carlos Palomino, como en defensa de la sanidad pública, informando de la manifestación que se celebró en Madrid el pasado domingo. El tema “Madrid nos pertenece”, cobró un mayor sentido, mostrando la fuerza del himno que es.

El concierto llegó a su fin cerca de las once de la noche, entre aplausos y abrazos se despidieron con el tema “Una Ciudad Cualquiera”, uno de sus temas cabeceras. Tras los respectivas despedidas, salieron por la puerta grande mientras sonaban por los altavoces “Spanish Bombs” de The Clash.

El recorrido de Biznaga no ha sido nada sencillo, siempre desde abajo y con orgullo. Sus últimos dos discos les han convertido en el gran referente ligado al punk que hay en estos momentos en nuestro país. Un grupo surgido desde el más puro underground que está conquistando las salas y festivales de todo el país. Sus directos son fieles al estilo, la única pega: que duren tan poco.

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