Cómic: Heavy Metal, un Género Mítico

«En el mundo hay dos tipos de personas: los fans del heavy metal y los gilipollas». Así comienza el libro La historia del Heavy Metal (Blackie Books), del humorista y escritor británico Andrew O’Neill. Claro que muchos diréis que los Maiden son más una marca que vende camisetas y hasta tienen cerveza propia, pero entonces le pones a toda voz “The Number of the Beast” y tienen que cerrar la boca. O que escuchen “Victim of Changes” de Judas Priest, el primer grupo heavy en tocar realmente rápido, alcanzando una velocidad endiablada. O lo directo que era Lemmy de Motörhead, al que no le iban nada las mamonadas. ¿A qué viene esta declaración? Os cuento.

No sé si os ha pasado alguna vez. Eso de que estás en un aeropuerto esperando un avión, entras en el kiosco para llevarte algo y te pillas lo primero que ves para pasar el rato y echar una lectura. Así ha sido como este libro ha llegado a mis manos. No tenía ganas de conocer las noticias del día, que ahora viran sobre las elecciones y todos están un poco desaforados. Luego las otras revistas del mes no tenían portadas llamativas que me hiciesen comprar alguna. Entonces, en un rinconcito, rodeado de best-sellers con portadas rancias, vi esta del gritón con las manos cornutas y su camiseta de Black Sabath y dije: “Esto mola”.

Jacques de Pierpont, a quien en Bélgica apodan Pompon, es una de las voces más emblemáticas de la Radio Télévision Belge Francophone (RTBF) y gran conocedor del heavy y el ilustrador melómano Hervé Bourhis ya es conocido en estos lares por su libro ilustrado 45 tours rock y El pequeño libro del rock publicado por Norma Editorial. Así que, con ambos abanderando el proyecto ¿A quién no le puede interesar el contenido?

Y sí, lo consigue. Una vez abres las páginas te topas con un recorrido por la historia de este movimiento, de esta religión, pues el que se hace heavy difícilmente abandone la ideología de por vida. Y lo hace a lo grande, aclamando a Black Sabbath como los pioneros del movimiento, y como esto todo lo demás.

Por ellas, con dibujos grandilocuentes, enérgicos y muy inspirados, sabremos que el de Wacken, Alemania, es uno de los más importantes festivales heavys del mundo, que la mano cornuta, auténtica señal heavy la popularizó Ronnie James, sustituto de Ozzy en los Sabbath durante una temporadita, que cuando te tiran en un concierto heavy para atrás en la marabunta se llama stage diving y que para tocar bien el power chord lo suyo es poner la cejilla sobre las cuerdas graves. Estos y otros detalles conforman el grueso del libreto que, a su vez, hace un repaso por los grandes himnos, hitos, artistas y el transcurrir de este movimiento mundial, de todas las generaciones y eterno.

Resulta inspirador que el heavy, siempre denostado por la crítica, incluso silenciado de crónicas musicales, siga siendo un sonido referente y tenga un tropel de seguidores aquí y en allí inspirados por su música. A fin de cuentas en él se entra, pero nunca se sale. Uno pudo ser tecno-pop pero a los años virar hacia el noise, o antes pijo y ahora hípster, pero nunca conocerás a un heavy que ha dejado de serlo. Un heavy de veras. Un o una. La persona que entra jura el cargo de por vida. Y aunque pasen los años, permanecerá impertérrito a su música y su cultura. Aunque ya no vistan de forma acostumbrada, en cuanto escuchen los primeros compases del “Speed King” de los Purple entran en la catarsis.

Este cómic va de eso. Al metalero también se le conoce como metalhead o headbanger, pero no se os ocurra llamarlos Metaliers como una vez escuché a una en la radio, porque os pueden echar una mala miraílla. La primera vez que se utilizó el término heavy metal fue en el “Born to be Wild” de Stteppenwolf, 1968, concretamente en esa estrofa que dice “I Like smoke and lightning, Heavy Metal thunder”, pero para cualquier heavy el Dios por antonomasia es Ozzy y su orden; los Black Sabbath. Tom Iommi, el guitarrista de la banda, está encumbrado como quien hizo sonar dicho instrumento como algo proveniente del infierno y Ozzy ponía la voz al mismo Belcebú.

Muchas personas piensan que quienes escuchan ese tipo de música tienden a comportamientos agresivos. Sin embargo, estudios dicen lo contrario; a las personas con altas capacidades se les recomienda esta música pues con ella se deshacen de todas las tensiones. La catarsis y liberación que provoca esta música consigue que se supere las emociones negativas y, con ello, afrontar la presión académica.

Un estudio presentado en la 28th Annual Conference of the Association for Psychological Science (2016) de Nueva York mostraba que las personas que preferían el heavy metal habían obtenido mejores puntuaciones en unas pruebas realizadas para medir objetivamente su inteligencia. Según el mismo, escuchar heavy está asociado a ciertos rasgos de personalidad tales como estar abierto a experiencias nuevas, disfrutar con el riesgo o ser físicamente activo.

Así que vamos dejando atrás el tópico hacia el heavy y lean este cómic, libro o novela gráfica, de todo un poco. A fin de cuentas ya hay tesis doctorales, documentales y hasta estudios sesudos sobre el heavy metal. Al loro!

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