Dua Lipa – Radical Optimist (Warner)

Dua Lipa se puso el listón muy alto con su anterior disco y eso a veces es un hándicap a tener en cuanta en posteriores movimientos. Future Nostalgia (2020) daba cuenta de una mujer con las ideas muy claras -lo suyo era reciclar las sonoridades de club para el público mainstream y hacernos bailar hasta la extenuación-, y se saldó con un álbum que acumulaba un hit tras otro. Esto le hizo acaparar portadas de revistas de moda, ganar premios de la industria de la música inglesa y norteamericana, y hasta participar en la banda sonora de la película Barbie con la estupenda “Dance The Night”. El mundo a sus pies. Ahora tocaba refrendarlo con el temible (para muchos) segundo elepé.

Para este Radical Optimist (Warner, 2024) se ha dejado acompañar en las labores de coautoría de los temas por gente tan variopinta como Kevin Parker (Tame Impala), Danny L. Harle (lleva el negociado del sello PC Music), Ailin y Tobias Jesso Jr. Como pueden apreciar, una buena parte de las mentes más proactivas que aparecen en un segundo término en las listas de éxitos de los últimos años.

Como se comentaba anteriormente, superar las expectativas creadas tras un álbum tan excelso por parte de la autora de “Don’t Start Now” era tarea hercúlea, pero sin estar a esos niveles de distinción, no cabe duda de que es un disco notable, continuista con respecto a su antecesor, pero sigue intacto “ese-mo-sé-qué” seductor. El primer sencillo de adelanto, y para quien esto suscribe, uno de los mejores temas de lo que llevamos de año, “Houdini”, tiene todo lo que le pedimos una canción pop de baile: un groove adictivo y sexi, una línea de bajo exultante de Parker, y un estribillo para bailarlo en pleno subidón. Es como si ABBA y Sophie Ellis-Bextor tramaran cosas para hacernos la vida más agradable.

El arranque con “End Of An Era” es otra muestra de lo aparentemente sencillo que es hacer dardos pop de efectividad inmediata, y las deudas contraídas con Kyle Minogue son reparadas con grandes temas como “Training Season”, o la hiper radiada “Illusion”. Algún tema cojea un poco en el conjunto: “Falling Forever” parece una canción de esas bien oxigenadas para encender linternas de smartphones en Eurovisión, y “Maria” arranca con una guitarra acústica a lo Madonna en sus escarceos country, pero en su desarrollo puede llevar al sonrojo.

El fandom de Dua Lipa está encantado con el disco – como no podía ser de otra manera-, y por otro lado, cierto sector de la crítica le hubiera gustado unas canciones más aventuradas, pero lo que está claro y meridiano es que muchas veces utilizamos -quizá por inercias ya interiorizadas y que estaría bien ponerlas en cuestión- varas de medir bastante diferentes dependiendo del hábitat natural de cada artista. Me explico: al grupo o artista “indie” (cuando ese término tenía algún sentido, claro) le perdonamos (y seguimos haciéndolo en general) que siempre utilice los mismos patrones, en cambio el no aficionado al maintream se acerca a artista como esta desde un afán más de sondeo, de escudriñar el porqué de este éxito entre los fans. Dejando a un lado la adhesión generacional de un target y otro a sus ídolos, Dua Lipa es la mejor artista comercial de los últimos años, y además retrata a la perfección el zeitgeist de una juventud que sigue añorando y regodeándose en un pasado (musical) que nunca vivieron en primera persona. Esto es un atracón de nostalgia para perder el control sobre el futuro.

Escucha Dua Lipa – Radical Optimist

 

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