Entrevistamos a David T. Ginzo de Tuya

Cuando un músico inquieto, comprometido y honesto nos ofrece la posibilidad de charlar ampliamente sobre su nueva creación Proxy,  y sobre sus posiciones en relación a aspectos importantes de la industria musical, sólo nos queda sentarnos y escuchar con atención a David T. Ginzo.

La entrevista es larga, pero merece mucho la pena. Seguramente, en otros medios no hablarán de Tuya.

«Me considero muy curioso aunque tremendamente selectivo. Hay pocas cosas que no me interesen una vez se profundiza en ellas»

¿Cómo has vivido el «embarazo» y parto de este disco? Leí que ha sido un proceso de cinco años, muy largo.

Pues como dices, largo. Mucho más años que un embarazo y con muchos altibajos. Lo cuento en profundidad en el libro pero el disco se quedó durante años en un cajón por culpa del sello que lo iba a editar en 2019. La pandemia, la mudanza de vuelta a Asturias y después vino una necesidad de poner toda la experiencia por escrito a modo de terapia.

¿Por qué un disco libro? De no haber habido crowdfunding también hubieras apostado por el formato?

Qué va, imposible. Lo primero porque, a pesar de los inconvenientes, me resultó muy positivo poner todo aquello por escrito y limpiar (tanto en el texto como en mi cabeza) todo el ruido innecesario.

No creo que hubiese salido de otra manera. No veo a ningún sello apostando por una edición en cinta y además un libro. Hacer un crowdfunding, al igual que tener un sello, una sala, un medio o una banda, es un trabajo agotador. Pero poder terminar un trabajo sin conflictos de interés y con un resultado que cumpla tus propias expectativas es algo deseable para cualquiera; y disfruto mucho sabiendo que lo he conseguido.

 

¿El libro de qué trata?

La primera parte, lo que es el texto en sí, son 16 capítulos que intercalan mi experiencia con este proyecto y cómo llego a donde estoy con apuntes sobre cosas que pienso a modo de ensayo (de varias opiniones sobre este trabajo a otra parte con una intención pedagógica sobre términos de uso habitual para la mayoría pero que en profundidad se desconocen).

La segunda parte es donde están los créditos del disco y después se intercalan las letras con las ilustraciones de °javier, ya que hizo una animación para cada canción y es de donde parte toda el arte del disco.

Has sido músico de bandas importantes, también autor y compositor. ¿Con qué «traje» te sientes más cómodo?

Parecería obvio suponer que sería con mi propio material pero la verdad es que he disfrutado mucho en cualquiera de los proyectos en los que he participado.

Quizá sí podría decir que lo que menos he disfrutado ha sido como ghostwriter. Aunque me lo paso genial haciendo trabajos por encargo -ya que me lo paso muy bien poniéndome en la piel de otras personas- es quizá lo menos agradecido una vez cambia de manos.

¿Te consideras inquieto estilísticamente? ¿Qué género te gusta más como consumidor de música y dónde te sientes más motivado como compositor?

Me considero muy curioso aunque tremendamente selectivo. Hay pocas cosas que no me interesen una vez se profundiza en ellas.

En los últimos años lo que más escucho es una lista de música ambient hecha por mujeres.

Cuando hago una producción para alguien, lo primero que pongo encima de la mesa es una tabla de cosas con las que esa persona o grupo quiere jugar y cosas que no quiere usar. En mi lista siempre hay algo pendiente por hacer y disfrutar.

No sé si por las muchas experiencias vividas como músico te sientes decepcionado por la industria.

Sé lo que es trabajar en la obra o en hostelería al igual que tocar en estadios de sesenta mil personas. Conflictos hay en todas las casas y siempre hay cosas que mejorar. Pero lo que podríamos llamar industria en este país es realmente algo muy pequeño y viciado (más allá de sus logros económicos y de aforo). Aquí somos una mayoría de gente trabajadora poniendo planes en común y debemos cuidarnos.

Me enfadé mucho en su día con personas que hacían justo lo contrario a lo que decían, pero creo que hay cosas mucho más difíciles en la vida que eso.

Mucha gente vive con miedo pensando que todo el mundo miente o que tiene algo que ocultar y que nadie da nada gratis. Yo nunca he jugado en ese equipo y no voy a empezar ahora. Mi mano está siempre tendida.

Viviste en Madrid y después regresaste a Asturias. ¿Qué supuso para un músico como tú ese cambio de residencia?

Madrid fue durante 15 años el campamento base. Pero he tenido otras residencias temporales que también formaron la persona que soy ahora.

Siempre pensé que Madrid era un paso intermedio a otro lugar, pero después de haber tocado por todo el mundo y conocerlo vi que hay experiencias igualmente interesantes sin ir tan lejos. Un día me desperté sabiendo decir que no a ciertas cosas y desde entonces vivo mucho mejor. Igual es la vida en el campo, o tener al fin un estudio con todo lo que necesito, o trabajar con gente que demuestra cómo valora mi trabajo.

He pasado de ir a reuniones de trabajo preocupado por no tener para una consumición mientras mi nombre salía en las revistas, a poder salir a cenar sin pensar demasiado en la cuenta. No es que ahora ingrese más, es que gasto menos.

En una ciudad de gastos inasumibles para la mayoría y en un sector donde mi labor habitual es la última en cobrar (si lo hace) es todo muy duro. Por suerte bajo a menudo y la disfruto más ahora.

 

Tienes estudio propio, haces labores de productor con otros artistas?

Sí, hace años que ayudo a otras personas a orientar su trabajo y ahora también lo hago desde mi propio estudio o en colaboración con otros. Desde que empecé siempre tuve un rol en las bandas a la hora de detectar pequeños problemas y confusiones que pueden bloquear el desarrollo de una idea. Me siento muy cómodo en ese papel porque equilibra ciertas dinámicas guiadas más por egos (que todas las personas tenemos) que por lógica aplicada. No todo suena bien en cualquier equipo y para eso se mezcla con un enfoque técnico, no sólo artístico; y por eso mismo es un trabajo que se delega en expertos. Lo que ocurre es que en los procesos creativos también se puede avanzar para conseguir comunicar mejor lo que un artista tiene en mente o para que comprenda mejor lo que quiere transmitir.

Y luego está El Rayo Verde, tu sello y oficina de management. ¿Crees que la autoedición es una vía que deberían plantearse más artistas? ¿Cuántos muros te vas encontrando por el camino y cuántas veces te han dado ganas de…. ?

No creo que deba ser una vía que deban plantearse más artistas, creo que antes hay que aprender y ver cómo funcionan de verdad las cosas incluso desde dentro si es posible, no sólo suponer. Quizá si ya se tiene cierta experiencia y eres el último mono de un roster de 20 nombres, pues igual te sale mejor, pero autoeditar es pasar a hacer el mismo trabajo que un sello y eso es, en general, inabarcable para quien toca. Todo esto dicho si la intención de editar pasa por entrar en los circuitos profesionales, que es igualmente válido sacar un disco para colegas y tocar en salones de casas.

Mucho antes de Tuya trabajé en diferentes funciones para varios sellos y agencias, además había estudiado cómo funciona nuestro mercado en el grado por el que vine a Madrid. Cuando vi cómo funcionaban muchas de las más reconocidas oficinas no me interesó el modelo de negocio y preferí fijarme en pequeños pero grandes ejemplos de oficina que llevan sólo dos o tres proyectos con los ojos en el largo plazo. Y es algo que cualquiera puede intentar, a eso sí que animo.

Pero vamos, mantengo buena relación con personas que trabajan en muchas de estas empresas; es más, este disco lo iba a editar uno de esos grandes sellos y yo estaba totalmente dispuesto a hacerlo. Esto no es ninguna guerra, son sólo conflictos de interés y hay que saber dónde están los límites de cada cual.

«Pensar que la producción artística global está sobre-escalada antes que pensar si quien lo está eres tú, debería hacernos parar y darle otra vuelta»

Tienes ya anunciadas unas cuantas fechas de conciertos. Cuéntanos cómo tienes pensado llevar Proxy al directo.

Sí, no es difícil encontrar las anticipadas en los enlaces de mis redes.

Por ahora lo he presentado en Gijón, ahora en octubre voy a Alicante el 26 y a Valencia el 27. Después tengo bastante carretera por delante, unos 14 conciertos ya cerrados hasta marzo, cuando me toque volver por Catalunya. Repetiré en muchas salas donde he tocado varias veces y en las que siempre me tratan muy bien.

El de Madrid -el 23 de noviembre- va a ser algo especial junto a buenos amigos y en la sala El Sol, donde es imposible que algo vaya mal (para quien no lo sepa, su técnico Jose Lanot es, por muchos motivos, una de esas personas que merece tanto reconocimiento como quien está tocando).

El directo de Tuya soy yo frente a una mesa llena de máquinas, teclado y guitarra. Tengo las visuales y una escenografía relacionada con el disco que para esta gira de salas resulta desproporcionado, así que será algo más recogido y familiar. Y habrá mucho micro en mano, tenía muchas ganas de poder concentrarme en la voz y no estar tocando 4 cosas al mismo tiempo.

¿Dónde crees que tu directo sería muy especial? Ese lugar especial que sueñas y sabes que no será posible…

Lo que considero especial no es para nada imposible. Los conciertos comienzan a ser incómodos para una parte del público a partir de cierta cantidad de gente, y el enfoque desde el escenario se tiene también que adaptar. Me he ganado la vida tocando en escenarios gigantes y eso está bien pero yo prefiero tocar para una cantidad limitada de personas, no para una sola masa. Me gustan las salas, los espacios bien acondicionados y con buen equipo y espero que eso siga siendo posible.

 

Hace bien poco, la agencia de promoción La Trinchera ha abierto un debate muy necesario. Demasiados lanzamientos y poco espacio para todo ello. Los medios no pueden dar cabida a todo y además son posiblemente uno de los eslabones más débiles de la cadena. Y hablamos de medios especializados, digitales en su mayoría, que malviven y se dejan la salud en ello. ¿Qué opinas de todo esto?

No estoy del todo de acuerdo con lo que expones. Y resulta paradójico que sólo faltan los camareros en quejarse de las condiciones laborales en la música cuando quien toca “vale lo que vende” pero absolutamente todos los demás quieren cobrar por su trabajo dignamente.

Ahora salta la alarma porque las oficinas de promo se quedan sin trabajo porque nadie va a pagar mil euros al mes a cambio de dos entrevistas (porque no hay medios, porque hay mucha propuesta o porque sencillamente no hay resultados). Igual es que hinchamos demasiado los globos y ahora empiezan a explotar, quizá deberíamos mirar esto desde más lejos.

El trabajo de promo es imprescindible y resulta tremendamente sacrificado, requiere muchísimas horas y sé lo que es; tiene un valor importantísimo pero, si vamos a hacer piña como industria, ¿por qué no preguntáis primero a los que generamos todo el contenido desde abajo, a ver si se equilibra la balanza y desde ahí construimos lo demás? Ah, que nos hemos convertido en clientes y ahora aquí también hay conflictos de interés. O reformulamos nuestra relación o seguimos cuesta abajo.

Es verdad que hay una crisis con los medios. Pero también es verdad que muchos de ellos han funcionado precariamente desde hace 30 años y la gente termina por cansarse, exactamente igual que en la música. Hay quien mantiene su fórmula (centrados en un estilo, por ejemplo) y si flaquean económicamente sigue teniendo más que ver con el paso a digital, del que se espera que equilibre la balanza algún día que nunca llega. El verdadero melón para abrir está en las vías de financiación, pero eso para otro día.

Creo que si algún medio piensa que se encuentra en estas circunstancias por culpa de esta supuesta sobreproducción no sólo se equivoca. Pienso que, si realmente se siente ahí, la causa es en parte resultado de intentar abarcarlo todo y no poder; porque oferta abrumadora siempre ha habido.

No confundamos el debate actual sobre la avalancha de subidas de música de biblioteca a plataformas de streaming frente a las circunstancias económicas actuales de los medios. Son temas diferentes, no confundamos.

Hay que tender puentes para avanzar pero estamos dando por hechos falacias y confiando demasiado en quien tiene mucho que ganar o perder con todo esto mientras no se expone y nos dicta el discurso a todas las partes cuando presenta sus números.

Pensar que la producción artística global está sobre-escalada antes que pensar si quien lo está eres tú, debería hacernos parar y darle otra vuelta.

También hace unas semanas, el músico Jonston contaba en X que su distribuidora (Altafonte) le había comunicado que iban a retirar de las plataformas a los artistas que tuvieran menos de 1.000 reproducciones mensuales. Me interesa tu opinión sobre cómo consumimos la música desde hace al menos diez años. Parece claro que la actual forma de consumir música ha hecho que pierda valor un acto que hace veinticinco años era bien distinto. ¿Tienes muy en cuenta los datos de streaming en relación a tu música?

La música se ha escuchado y se seguirá escuchando. Pero lo que comentas no trata de quien escucha, más bien trata de estar alerta de quién y por qué hace dinero con ello. Pero hay que pensar con mucha cautela todo esto porque si nos posicionamos en extremos vamos a acabar negando la validez de las bibliotecas públicas sin darnos cuenta (lo digo por la mayoría de conclusiones que leo estos días a gente de la industria a raíz de esto), cuando igual son justo las que deberían guiarnos.

En cuanto a los datos, se tratan como resultado y eso es algo tremendamente sesgado. Hace tiempo que me lo tomo como un chiste.

Es como mirar el número de seguidores en redes. Si alguien toma esos datos por encima de mi trabajo, que se lo haga mirar.

Lo que puedo tener en cuenta es a quién le importa y, sobre todo, a quién no. Hay gente que trabaja increíblemente bien en nuestro sector y no le prestamos suficiente atención. Tanto querer hablar de industria con lo digital y nos olvidamos de la comunidad imprescindible para su desarrollo.

Hay gente que debería ser patrimonio protegido. ¿Para cuando un monográfico en portada sobre lo imprescindible que son o han sido La Faena o el Liceo Mutante en un medio estatal? ¿Se continuará considerando minoritario después de tantos años de trabajo? ¿Van a tener que hacer un documental a toro pasado y luego todo el mundo diga “yo estuve allí”?

Pequeños sellos, salas, promotores, asociaciones… hay gente (algunos proyectos con décadas a sus espaldas) dando luz a la escena cultural de su ámbito más próximo mientras las portadas hablan del proyecto ecofriendly del famoso de turno. Cuando se dice que las cosas han mejorado con los años estaría bien revisar esto.

Escucha ‘Proxi’ de Tuya

 

 

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