Entrevistamos a José González, que estrena documental

Con la misma fascinación que la biología molecular ha ido escribiendo páginas fundamentales en el conocimiento del código genético universal, la carrera musical del artista sueco José González ha ido avanzando sin prisa, pero sin pausa, descubriendo un universo de placidez sonora que, partiendo de una estructura aparentemente sencilla, se va desplegando en múltiples capas de irresistible encanto e hipnótico desarrollo. Después de dedicar sus estudios a esta rama de las ciencias, nos ha regalado una trayectoria plagada de acogedoras y sutiles postales otoñales hechas canción, dominadas por una belleza extática que podría llegar a desarrollar sorprendentes paralelismos con la observación paciente y detenida de largas cadenas de macromoléculas formando enlaces. En su fórmula maestra combina un incuestionable  talento en el manejo de las seis cuerdas con un olfato fino y exquisito para dar con melodías de las que se clavan en la memoria. Afable y rezumando calma por cada poro, nos atiende desde su hogar en un momento de frenética actualidad para él. Su palpable humildad le lleva a centrar, sin embargo, la atención en el inicio de nuestra conversación en la similitud de nuestro descontrolado cuero cabelludo. “Tenés los mismos rulos que yo”, comienza afirmando con su cálido acento argentino. A partir de ahí, la conversación solo podía arrojar un saldo positivo.

«En Suecia, se lleva el no hablar demasiado de uno mismo, mantener las distancias… En ese sentido, tengo un carácter más latinoamericano, soy un poco más punk»

Tu nueva incursión en el mundo audiovisual, el documental “A Tiger In Paradise”, coincide con el vigésimo aniversario de tu celebrado álbum Veneer (Imperial Recordings, 2003). ¿Cómo vives este momento tan especial de tu carrera?

Además de estos dos acontecimientos tan importantes que señalas, la película comienza hablando de que hace también unos veinte años que desarrollé mi primera enfermedad mental, que ha sido algo muy disruptivo en mi vida, y esto sucedió antes de publicar mi primer disco. Es un viaje volviendo al José González de hace veinte/veinticinco años. La película no se queda ahí, sino que sigue adelante. El director, Mikel Cee Karlsson, empieza enlazando con mi último disco, Local Valley (2021, City Slang / Mute Records), y va desarrollando todos estos temas. Lo que tiene de interesante para los fans es que canciones tan destacadas como “Crosses” o “Heartbeats”, pueden quedar enmarcadas en el proceso vital que yo estaba viviendo en esa época.

Lo interesante de todo ese proceso fue que sentí psicosis, pero no con alucinaciones, sino de un modo paranoico, y veía conspiraciones, ahora que ha pasado una década sin problemas, más o menos. Como diría la consejera de Donald Trump, Kellyanne Conway, “alternative facts” o hechos alternativos, para referirse a una falsedad sin nombrarla. Por ello me ha resultado muy importante enlazar las canciones de Local Valley, casi todas presentes en el documental, en todo el proceso que he experimentado, ahora que estoy cerrando el ciclo de ese disco.

Hablando del aniversario de Veneer, ahora que estoy ensayando de nuevo esas canciones, me doy cuenta de que era mejor guitarrista a los veinte años que ahora (risas). Eso se debe a que en aquella época estudiaba mucha guitarra clásica y española, canciones como “Asturias”, “Canarios”. Es difícil redimensionar esas canciones, escuchar un concierto de Gothenburg de 2003, ya que hay algo ahí que necesito recuperar.

 

Veinte años, cuatro discos, para el oyente medio pueden ser pocos en ese espacio de tiempo. ¿Puede deberse a una necesidad de no saturar al público, y dejar que cada disco tenga una vida larga?

Son cuatro discos como solista, dos con el proyecto Junip, y otro con orquesta en directo. Suelo decir que son siete los que he hecho, que siguen siendo pocos (risas). Al ser un artista semiglobal, que puedo tocar por Europa, Latinoamérica, USA, Asia…el mundo se hace grande y tres años se hacen pocos para rodar cada disco. No es ni tiempo suficiente para todos los lugares donde podría girar. Para mí ha sido algo positivo no sacar más discos. Hay gente que piensa más en lo estratégico que yo. Al final se trata de sacar disco, promoción, giras…Yo hago lo mío, y trato de escribir lo más rápido que puedo, y lo más rápido, es muy lento.

En tu último disco, incluyes un tema en español y otro en sueco, además se detecta mayor riqueza instrumental, haciendo el sonido más grande. ¿Es esta la línea que quieres seguir, o es circunstancial para Local Valley?

Local Valley muestra muy bien por donde van mis pensamientos, por donde busco mis inspiraciones musicales, de un modo que otros discos no hacían tanto, por lo tanto mi idea es seguir con lo mío: sonido de guitarra sobre todo, pero con espacio abierto para otros instrumentos y pensando en textos. En este momento va a seguir difícil escribir sobre otros temas, porque he encontrado el nicho en el que me siento cómodo. El tema del ser humano en este mundo, que va cambiando tanto. El estilo a la hora de escribir ha ido cambiando: en el primero, tenía un tono más introvertido, sobre lucha interna, para progresivamente ir abriéndome a temas globales. Ese tipo de mezcla que he encontrado en este disco me está gustando mucho. Aunque la entrevista es sobre Veneer, cada disco es como un documento de ese momento vital. Hay algo interesante cuando haces un show basado en un tema, y el tema de este disco es el tema de sólo una guitarra, una voz. El propio significado del título sería el de “chapa” en español: darle una capa a algo para que parezca otra cosa. Ese era el tema principal, el eje del disco, y me gusta mucho. Todas las canciones de ese trabajo tienen una línea que me gusta y con la que me siento yo.

Identifico tu música muy en contacto con la naturaleza. Por ejemplo, los colores de la portada de Local Valley me parecen muy orgánicos y de impacto inmediato. Al mismo tiempo, hay algo de visual en tu creación, no en vano tu música ha aparecido en películas, anuncios, series… ¿Cómo explicarías esa fuerza que emana de una música aparentemente tranquila como la que haces, que conecta con un mundo tranquilo y a la vez con uno bullicioso y ruidoso?

Supongo que es el contraste que funciona. Para mí el mundo de guitarra y canto, que tiene tanto éxito por todo el mundo, un instrumento que te permite cantar al mismo tiempo, siendo un instrumento de madera, de origen natural. El contraste de nuestros tiempos, lo rápido con lo lento, se ve reflejado también en mi música, con un componente emocional bastante acentuado. Hay funciones que la música logra activar que son impredecibles para mí.

«El estilo a la hora de escribir ha ido cambiando: en el primero, tenía un tono más introvertido, sobre lucha interna, para progresivamente ir abriéndome a temas globales»

También se aprecia que componiendo estructuras de carácter bastante esquelético, con acordes y melodía llevando el peso, sin artificios, se adaptan al mismo tiempo a contextos como la String Band con la que grabaste el directo, o el reciente EP donde llevas tus canciones al terreno de la electrónica de manera puntual y brillante. ¿Cómo te sientes tocando canciones de Veneer, como esa poderosa “Crosses” con una sección tan brillante de cuerdas que la hace crecer al infinito, como se puede ver en el directo de la radio americana KEXP?

En este caso, la orquesta tiene gran mérito porque ha mencionado la esencia de la canción, y no se puede decir lo mismo de todas, ya que no es tan fácil adaptarlas a esa piel. El hecho de que funcionen las dos tiene que ver con los gustos personales. Los que hacen los arreglos en este caso, tenían claro que la voz y la guitarra debían llevar la pauta, y lo demás añadir y sumar. Si todo es miel, nosotros y todo el mundo se aburre, también hace falta algo de fuego.

Tu pareja es artista visual, hace unas ilustraciones y unas fotos admirables, contribuyendo contigo a crear un ambiente muy inspirador en vuestro hogar.

Mi mujer y yo tenemos la misión, entre comillas, de hacer arte que a los dos nos guste. Tenemos nuestros gustos, que no son los mismos, pero a veces coinciden. En este álbum hemos conectado de manera fantástica, y todo el artwork del merchandising se ha vendido en la gira a niveles récord. Nunca había vendido tanto en una gira. Somos una familia a la que le gusta el arte, pero si por ejemplo nos sentamos a ver la tele, muchas veces acabamos viendo cosas menos profundas que no tienen que ver con el arte (risas). A mí me interesan los libros de ciencias, de filosofía, podcasts… Y no necesariamente de música, que es a lo que me dedico. Pero cuando elijo, elijo por ejemplo esta entrevista. Muchas veces pienso que tiene que ver con la limitación de tiempo: quiero leer estos libros antes de que me muera, me digo a mí mismo. Veo la discografía de toda la música del mundo, cuando salgo a cafés o voy a discotecas o a conciertos, no siento tanto esa necesidad de conocer.

 

Personalmente, creo que en tu música cohabitan tu sangre familiar argentina, identificados en la calidez de tus cadencias cercanas a la bossa en ocasiones, con tu origen y vida familiar europea, en este caso, de la gélida Suecia, más presentes en tus ritmos deudores del metrónomo mejor calibrado. ¿Cuáles son las referencias más profundas para ti después de toda esta mezcla que atesoras?

Efectivamente, creo que tengo una mezcolanza de culturas. Está el elemento sueco, ya que siempre he vivido en Gothenburg, y el sueco es el lenguaje principal en el que he crecido, y también de ese modo, la cultura sueca es la que más me ha influenciado. Por supuesto, también tengo el lenguaje de casa, también presente en los hábitos, de cómo ver el mundo, en este caso de la izquierda en la Latinoamérica de los 70, una vez que empecé a encontrarme con amigos, también abrazo influencias de USA, Inglaterra, también de mis experiencias que recopilé en mis tiempos como DJ, o procedentes de la música africana: Congo, Ghana, Nigeria…Además, al leer tanto en inglés, sobre como las ideas surgen de tiempo en tiempo, de lugar a lugar, tengo esa ambición por conocer cómo funcionan los flujos culturales. En ese sentido, aquí soy un argentino que no bebe mate ni toma asado (risas), pero cuando voy para allá, hablo con un dialecto muy típico de San Luis Mendoza de los 70 (risas), soy una mezcla total. En Suecia, se lleva el no hablar demasiado de uno mismo, mantener las distancias y, por ejemplo, no sentarte muy cerca de la gente en el bus…Es una cultura donde gusta el orden. En ese sentido, tengo un carácter más latinoamericano, soy un poco más punk (risas).

¿Hay alguna opción de rescatar el proyecto paralelo, Junip, con el que firmaste dos notables discos y unos cuantos EP´s?

No, porque aunque conectamos mucho musicalmente, es muy difícil trabajar juntos. Me di cuenta con la pandemia de lo difícil que es administrarse bien el tiempo, algo que ya sabía antes de ser padre, y cuando lo he sido, aún más (risas).

¿Cómo experimentaste el éxito de la versión de The Knife, “Heartbeats”?

En mi carrera, en la que esa canción fue elemental, puedo decir que no me he cansado de ella. Después de años tocándola, empecé a reflexionar sobre las frases: “To call for hands of above / To lean on. Wouldn’t be good enough / For me, no.” porque me hacía pensar en seres humanos que no necesitamos a dioses o a un dios. Es una canción que me gusta musicalmente y además me interesa su texto. Juntando esto con la reacción del público, seguirá estando muy presente en mi carrera.

Me gustó mucho el anterior documental que hiciste, “The Extraordinary Ordinary Life of José González”, en el que se venía a demostrar que aunque seas una estrella mundialmente reconocida, también llevas a tus hijos al cole y tienes una vida normal y corriente lejos de los focos.

Ese documental demostraba lo difícil que era escribir y por dónde iban mis pensamientos sobre la ciencia. Es algo que se ha cristalizado ahora aún más con Local Valley. He encontrado cómo hablar sobre temas que me interesaban en ese momento pero que ahora, teniendo muchas más herramientas tras haber leído tanto sobre ello, me sale con más facilidad.

¿Se identifica José González con una escena tan ecléctica en lo musical como la sueca, pero sin tantos artistas de tu estilo?

Es un país interesante que siempre ha tenido música pop desde ABBA. Con esos éxitos, siempre ha habido en Suecia gente que hacía música pensando en un éxito global, con nicho en otros países, cantando en inglés. Ese abanico tan amplio de estilos que parte de esa idea de tener reconocimiento más allá de los límites del país. Cada uno haciendo lo suyo: ya sea electro-pop o death metal. Si quieres que pegue, tienes que buscar ser muy bueno y hacer algo único, y en ello los suecos, o los islandeses, son excelentes.

 

¿Cómo funciona tu proceso compositivo?

Siempre empiezo por la guitarra, buscando diez/doce composiciones casi listas, y empiezo a trabajarlas con improvisación vocal, a buscar palabras claves, temas… Es una búsqueda en la que teniendo unos temas preparados veo cómo se pueden complementar entre sí. Nunca me quedo con demasiadas canciones, y siempre me faltan una o dos para acabar los discos (risas).

¿Cómo te planteas los conciertos del aniversario de Veneer, ahora que lo vas a celebrar en el Festival Cala Mijas de este año aquí en España?

Soy yo solo con la guitarra, y este disco apenas dura treinta minutos, así que tocaré el disco al completo y las caras-b de esa época, con las covers de “Love Will Tear Us Apart” de Joy Division y “Hand On Your Heart” de Kylie Minogue, completando así una hora. Para festivales está bien, pero para conciertos, necesito más temas, dependiendo del ánimo de la gente, tocaré los temas más populares. Lo más común ahora mismo es que haga conciertos de noventa minutos. Lo que suelo hacer al final, es tocar las canciones que más le gustan a la gente.

¿Cuál es tu relación con el público español, sabiendo que por aquí te tenemos en muy alta estima?

Siempre es genial ir a España, y a todos los países de habla latina. He ido muchas veces a vuestro país, sobre todo a Barcelona, y me doy cuenta de que hay mucho amor, aunque sea por un sueco-argentino que canta en inglés (risas), y se nota que hay mucha conexión. Tengo mis raíces argentinas también, y yendo más atrás mis abuelos eran de Italia y España, así que por ahí también tenemos elementos que nos unen. Somos similares.

Al igual que en el caso de los noruegos Kings Of Convenience, que también son muy populares por estos lares, sentimos esa conexión especial por vuestra música, de sangre caliente, un poco al estilo de Caetano Veloso, tendiendo un puente entre lo tropical, la bossa, el folk-pop…

Claro, la guitarra española influye mucho en ello, de hecho yo traté en su momento de tocar flamenco (risas), y después el estilo de los 60-70 grabado con estilo retro, y creo que hay mucha nostalgia en todos esos elementos.

¿Crees que hay espacio en tu música para plasmar tu interés por la ciencia? ¿Está en tu cabeza mientras compones?

Diría que de un modo indirecto. Me interesan los temas sociales, las dinámicas entre los grupos cuando se enfrentan, psicología social, pero además hay distintos niveles, reduciendo a unidades de ideas muy pequeñas que se pueden interpretar como virus o también se puede hablar de temas de salud global, en términos de moléculas.

 

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