Lee Scratch´ Perry – Sala Bikini (Barcelona)

Cuando alguien lleva seis décadas consumiendo la cantidad de marihuana que Lee “Scratch” Perry ha filtrado en sus pulmones, lo menos que se le puede perdonar es que vista como un excéntrico homeless de Trench Town que vive en una alucinada realidad alternativa. Lo que ya es menos común es que ese alguien siga defendiendo el cinturón de campeón mundial del dub desde hace cuarenta años y que muy probablemente lo retendrá hasta que su alma inmortal sea llamada a reunirse con el gran Jah. Y es que tras más de cincuenta años de carrera, la mayor leyenda viva jamaicana continúa sacando nuevos discos, produciendo a nuevas generaciones de músicos de ambos lados del Atlántico y, como hemos visto en esta ocasión, ofreciendo conciertos donde la vitalidad de su música sigue brillando como siempre.

La única duda que había antes de empezar era ver qué tipo de espectáculo iba a ofrecer. Son conocidas sus actuaciones bizarras más cercanas a una performance de spoken word donde Perry se lanza a pintar en una sábana, a ofrecer sermones espirituales o a recitar sus canciones de siempre mientras deambula por el escenario como un espíritu perdido entre el más allá y el más acá. Pero en esta ocasión estuvo especialmente atinado, dando muestras de una energía envidiable y revisando sus propias canciones así como ofreciendo versiones de “Papa was a Rolling Stone” o “Exodus”. Una actuación notablemente sostenida en parte por una banda más que efectiva y que aportaba la dulzura justa que la voz y actitud de Perry estaban reclamando. Aunque el concierto no se prolongó mucho más de la hora y cuarto, la sensación que deja ver a este auténtico museo viviente siempre es satisfactoria. El reciente anuncio de su incorporación al cartel de la próxima edición del festival All Tomorrow Parties comisariado por los Animal Collective refuerza la sensación que su obra continúa influyendo constantemente a artistas de ideas muy variadas.

Cuando se ve al heptagenario de Perry reclamando al público: “Jump!, Jump!” mientras él hace lo propio, uno no puede dejar de ver ese espíritu infantil que aflora en tantas personas de edad avanzada y sana condición moral. Picasso decía que le llevó toda la vida aprender a pintar como un niño y parece que Perry persigue el mismo objetivo.

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