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Leonard Cohen – Thanks for the dance (Sony Music)

Cada vez que hablo de Leonard Cohen tengo que tener cuidado, porque le adoro pero en los últimos años he tardado mucho en conectar con sus discos nuevos. Lo habitual para mí era escuchar una de sus obras y sumergirme en ella con facilidad, y emocionarme, y disfrutarlas… Pero la cosa cambió hace muchos años. Corría 2001 cuando editó Ten new songs y no supe qué hacer de él. Las canciones eran buenas, supuraba poesía pero esa producción fría suponía una verdadera carnicería emocional. Dear Heather (2004) tres cuartos de lo mismo. Leonard Cohen había editado dos discos que los que desconectaba tras rondarlos. Su voz, más profunda que nunca, chocaba frontalmente con esas programaciones tan feas y esos arreglos tan poquito inspirados. Esto no era I’m your man, no.

Luego, con su gira de retorno me sentí feliz. Como tantos otros. Ahí estaba la leyenda desprendiendo Verdad (sí, con mayúscula) y Misterio (también con mayúscula) en el escenario. El sonido de su banda era tan limpio, tan aseadito, que en más de una ocasión me pregunté cómo habría sido un retorno de Cohen acompañado del grosor del 79. Pero me adapté al Cohen de senectud y a su pulcro grupo, y lo disfruté muchísimo. La verdad es que las interpretaciones podían pasarse de exquisitas pero, joder, eran un lujo y cómo sonaban. Ahí están los varios discos en directo que editó en esa época, todos fuente de gozo por igual. Old ideas (2012) me sorprendió para bien. Ahí había nivel, se cuidó el sonido y el drama resultaba más real. Pero, como decía, tardé en entrar. Igual que en Popular problems (2014). Otro muy buen disco para el que también tuve que reflexionar, rodeándolo, merodeándolo y para, por fin, abrazarlo. ¿Por qué? No lo sé. Pero me exigieron tiempo. Era raro que Cohen hubiera acabado trabajando con Patrick Leonard (¡el productor de Madonna!), pero el resultado fue buenísimo. Tanto que dio lástima que para You want it darker (2016) Patrick Leonard diera un paso atrás y empezara a dirigir la producción Adam Cohen. Porque su enfoque iba a ser mucho más tradicional, ya nos podíamos ir olvidando de otro Nevermind. Y así fue, pero no estuvo mal, porque llevó a su padre de vuelta al pasado, a sus raíces más cálidas, de nailon y madera. Patrick Leonard siguió ahí también como co autor, lo cual estuvo muy bien porque había aportado mucho al universo Cohen. Thanks for the dance (2019) es un disco póstumo pero no de descartes, sino que concluye las últimas horas de trabajo de Leonard en media hora de canciones que, con él ya desaparecido, resuenan con más tristeza que nunca. Y hay que saber saborearlo. Evidentemente se trata de un trabajo sin concluir que su hijo se ha encargado de rematar, pero que nadie dude de que es este es un disco de Leonard Cohen en toda regla, uno que él jamás pudo escuchar pero que deseaba que se finalizase. Es absolutamente válido además de hermoso.

No se puede dudar de que “Happens to the heart” y “The nights of Santiago” son dos nuevos clásicos de su repertorio y que Adam Cohen y el músico e ingeniero Michael Chaves han sabido cerrar el círculo creativo del que es uno de los grandes nombres de la música popular mundial. Sí, le han llevado de vuelta a casa, a la casilla de salida, nos hacen recordar sus inicios pero la captación de sonidos es muy contemporánea. El nivel compositivo es alto, las letras son magníficas (no podría ser de otro modo) y por el disco, sin ser un homenaje, se pasean nombres que aportan su granito de arena. Daniel Lanois toca en una canción, Javier Mas (habitual de las últimas giras) también, Silvia Pérez Cruz deja su voz, Beck ejerce de instrumentista, Patrick Leonard igualmente… Es bonito que todos estos músicos hayan arropado a Adam, Chaves y al propio Leonard.

Escucha Leonard Cohen – Thanks for the dance

Un comentario en «Leonard Cohen – Thanks for the dance (Sony Music)»

  • Una bonita despedida para un autor inmortal. Me emociona mucho escuchar este disco y pensar que ya no está con nosotros

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